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Jacob y José (Génesis 27 a 50)
ОглавлениеEl segundo patriarca fue Isaac, el hijo de la promesa, a quien Dios bendijo después de la muerte de Abraham. No tenemos muchos relatos respecto a Isaac; es más bien el nexo entre Abraham y Jacob. La narración sobre la historia patriarcal de Israel termina con Jacob, cuyos hijos llegaron a ser las “tribus” de Israel, y con José, que trajo a Jacob y a su familia a Egipto.
• Jacob. Isaac se casó con Rebeca y tuvieron dos hijos jemelos, Esaú y Jacob. Jacob, el menor, engañó a su padre y recibió la primogenitura (los privilegios que correspondían al primogénito). Huyó a Jarán (al este de Canaán) para escapar de Esaú, se casó con dos hijas de Labán (Lea y Raquel) y por medio de ellas y de sus dos siervas tuvo doce hijos. Más tarde, en Peniel (que significa “rostro de Dios”), Jacob luchó con un ángel de Dios, y este cambió el nombre de Jacob por el de Israel, “el que ha luchado con Dios” para obtener su bendición (Gn. 32.28). En Betel, Jacob recibió la bendición de Dios (Gn. 35.9).
Los doce hijos de Jacob (en realidad diez hijos de Jacob y dos hijos de José, Manasés y Efraín; ver Gn. 48.1–5) llegaron a ser los padres de las doce tribus de Israel. Los descendientes del cuarto hijo de Jacob, Judá, fueron luego la tribu remanente: la tribu a la que se le confió la misión de llegar a ser “luz para las naciones” de parte de Dios; de esa tribu nacieron más adelante José y María, padres de Jesús.
• José. El Génesis termina con la historia de José, el undécimo hijo de Jacob y también su favorito, que fue vendido como esclavo por sus hermanos envidiosos. José fue llevado a Egipto y con el tiempo llegó a ser el segundo después de faraón, el funcionario que le seguía en la jerarquía del gobierno. Los hermanos de José fueron a Egipto a comprar granos porque había una hambruna en Canaán. Se reencontraron y reconciliaron con José, y luego se instalaron, con Jacob, en Gosen, al norte de Egipto. José dijo a sus hermanos: “Es verdad que ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios transformó ese mal en bien” (Gn. 50.20) para continuar llevando a cabo las promesas que había hecho a Abraham, a Isaac y a Jacob.