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NATURALEZA

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La naturaleza de la estructura del juego se consustancia básicamente con dos dimensiones: «estática» como denominación de sistema de juego o dispositivo táctico, que representa la colocación de los jugadores sobre el terreno de juego (que se traduce por diagramas, por ejemplo: 4-4-2; 4-5-1; 4-3-3, etc.), que establece el orden y los equilibrios en las diferentes zonas del campo, y sirve de punto de partida (como referencia) a los diferentes desplazamientos de los jugadores y a la coordinación de las acciones individuales y colectivas cuando el balón entra en movimiento; y «dinámica», que se establece por las diferentes tareas y misiones tácticas atribuidas a los jugadores que componen el equipo y que, en última instancia, siguen las reglas y respetan los límites orientadores de sus comportamientos técnico-tácticos.

Bajo esta línea de pensamiento, la naturaleza de la estructura del juego tiene una doble dimensión del mismo fenómeno, es decir, dos caras de una misma moneda, envolviendo en el mismo nivel de importancia el posicionamiento de base del jugador en el espacio de juego y las funciones tácticas generales y específicas desarrolladas a partir de ese posicionamiento. Concluimos que la naturaleza de la estructura del juego de un equipo de fútbol evidencia fundamentalmente dos elementos de base constituidos por:

El sistema de juego o dispositivo táctico, que representa el modo de colocación de los jugadores sobre el terreno de juego y para el que la racionalización del espacio representa la orientación fundamental.

Las diferentes funciones distribuidas entre los distintos jugadores que componen el equipo, para el que la objetivización del comportamiento técnico-táctico representa su orientación fundamental.

Estos dos elementos de base desarrollan un sistema de relaciones que se establecen entre compañeros, adversarios, balón, espacio de juego, etc., y que se condicionan mutuamente provocando una articulación interna, pero manteniendo una interdependencia funcional. Con el objetivo de comprender mejor esta dimensión estructural del problema, F. Sausurre presenta un claro ejemplo de esta cuestión: «Una pieza de ajedrez no se define por su color, sus dimensiones, el material del que está hecha ni sus atributos físicos o su “forma”, sino por las reglas del juego y por las relaciones que esa reglas le permiten para intervenir con otras en el conjunto de los casos. Por ello, el delantero o el portero tienen un valor estructural que no sólo se define por las características físicas de su apariencia y de sus desplazamientos, sino por un sistema de relaciones que se establecen entre los diferentes jugadores».

Tratado general de fútbol

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