Читать книгу Tratado general de fútbol - Jorge Castelo - Страница 60
NATURALEZA
ОглавлениеEn función del concepto formulado, la naturaleza de los principios del juego pone en evidencia dos cuestiones recurrentes y esenciales:
1. La primera se refiere a la importancia del establecimiento de un lenguaje común en el seno de la organización dinámica del equipo, con el objetivo de que todos sus componentes utilicen el mismo «dialecto» pero puedan expresarlo con un estilo diferente. En este ámbito, ya Tessie (1970) refirió que «para jugar correctamente es necesario comprender, y para comprender es necesario saber, y para comprender y saber es necesario definir los principios del juego». Para una mejor clarificación de este problema, tomemos por ejemplo a dos personas que están hablando: para que los mensajes emitidos sean comprendidos, el cuadro referencial tiene que ser común e idéntico tanto para el emisor como para el receptor. Sólo así se permitirá no sólo mantener en el tiempo el significado de los términos utilizados, sino también el sentido de las frases gracias a las reglas que fijan la disposición de esos mismos términos. En otras palabras: para que las personas se comuniquen, se requiere que utilicen un lenguaje común. Análogamente, la naturaleza de los principios del juego, en un primer nivel de análisis, establece un marco a partir del cual los jugadores interpretan todas las acciones del juego, como los desplazamientos, las palabras, los posicionamientos, los marcajes, etc., de los compañeros y de los adversarios percibiendo el sentido y el significado de las señales, que transportan en sí una dimensión de carácter estratégico y táctico imponiendo simultáneamente sus propios significados. Por ello, en cada contexto situacional cada jugador debe ser capaz de realizar el conjunto de relaciones implicadas en la situación reduciendo anticipadamente la acción planificada por los compañeros, adversarios y fundamentalmente por el poseedor del balón. Para asegurar una secuencia lógica de la acción del juego, cada jugador ha de hacerse comprender entre sus compañeros mediante actitudes, comportamientos que él mismo puede planificar y ejecutar y gestos (se incluyen algunos casos de comunicación verbal); simultáneamente busca que resulten imperceptibles a los ojos de sus adversarios. Resumiendo, cada jugador, ante un contexto situacional concreto de juego, busca saber intervenir teniendo en consideración:
A. Lo que está ocurriendo a su alrededor, detectando los indicadores más pertinentes para tomar una decisión.
B. Qué hacer ante esas circunstancias, es decir, dentro de un abanico más o menos grande de opciones tácticas en la solución que mejor se adapta a esa situación.
C. Establecer el proyecto de acción considerando la estrategia preestablecida y los objetivos tácticos momentáneos del equipo.
D. Ejecutar la acción motriz de respuesta a la situación-problema.
E. Verificar qué alteraciones ocurren en el nuevo contexto situacional.
F. Continuar influyendo y siendo influido por la nueva situación y el contexto.
2. La segunda (que se desprende de la primera) expresa la esencia de la elaboración de las reglas racionales de decisión (heurísticas) que soportan el pensamiento táctico de los jugadores para solucionar las diferentes situaciones del juego. Estas reglas se pueden considerar la referencia en que se apoyan las relaciones comunes de todos, la comprensión y la eficacia de las acciones técnico-tácticas potenciadas por la creatividad y la improvisación, que determinan, en último extremo, la elevación del nivel de juego del equipo. Si comparamos a jugadores con diferentes niveles de experiencia, sus distinciones se establecen en estos tres niveles:
A. En la repetibilidad y similitud en que los contextos situacionales se suceden ante el jugador y en la variabilidad decisional inherente que éste va asumiendo.
B. En la cantidad de veces en las que varias situaciones son vividas y crean una serie de rutinas en el ámbito de la percepción/análisis y de la solución mental, permitiendo la utilización de más alternativas que faciliten la decisión y una solución motriz cada vez más adaptada a las circunstancias contextuales de las situaciones.
C. En la selección de las informaciones más pertinentes y que desencadenarán patrones familiares de respuesta motriz, que ya están controlados automáticamente. El éxito deportivo se halla esencialmente condicionado por la actitud del jugador para asimilar la variabilidad del entorno y transformar la información disponible para realizar la acción.
Partiendo de esta perspectiva, los factores que diferencian a los jugadores de elevado nivel de los que no tienen experiencia consisten en la capacidad que presentan los primeros para reproducir las actitudes y los comportamientos de índole técnica, táctica y estratégica en función del contexto situacional. En este sentido, se crea un conjunto de hábitos y rutinas de la percepción y el análisis de la situación, del tratamiento de la información y de la toma de decisiones que ponen en juego los mecanismos de evocación de la memoria, donde se encuadra un conjunto de experiencias pasadas y un mayor número de alternativas, que optimizan y facilitan la selección de la decisión (solución mental) establecida. Los jugadores de elevado nivel, además de la capacidad de seleccionar los indicadores más pertinentes de la situación, recurrirán a patrones familiares o similares de respuesta motriz y, consecuentemente, con un elevado nivel de automatismo.