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OBJETIVOS

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En cada momento del juego sólo un jugador puede tener el balón; además, la coordinación y el rendimiento del equipo dependen ampliamente de los comportamientos técnico-tácticos de los restantes 10 compañeros. El fútbol actual correlaciona el aumento de la movilidad (radio de acción) de todos los jugadores, lo que determina claramente la necesidad de una correcta correlación y complementación de sus movimientos, obligándoles en este contexto a tener un conocimiento lo más profundo posible de los principios (presentados como las normas para ayudar a formular un pensamiento y determinar el sentido de la acción), basados en hechos prácticos y teóricos básicos del juego para permitir el cumplimiento del propósito de la creación, ocupación y exploración eficaz de los espacios de juego (cuando el equipo tiene el balón) o de la vigilancia y la restricción (cuando el equipo no lo tiene).

Los principios del juego tiene como objetivo fundamental el establecimiento de un conjunto de reglas básicas de orientación táctica que coordinan las actitudes y los comportamientos técnico-tácticos individuales y colectivos de los jugadores, tanto en el proceso ofensivo como en el defensivo. En otras palabras, los principios del juego aseguran, en último término, las líneas orientadoras de los comportamientos de los jugadores (lenguaje común) permitiendo una mejor selección y articulación dentro de la realización del equipo; a partir de ellos se desarrolla y evoluciona su expresión táctica al reflejar en su interior una solidaridad orgánica y reguladora de esos mismos comportamientos. Así, la interacción técnico-táctica de los jugadores observada en el terreno en cualquier contexto situacional del juego pasa indudablemente (y cada situación es única, pues contiene siempre una parte de casualidad de improvisación) por el sentido táctico dado a las diferentes señales que la tarea en sí comporta, las cuales deberán estar reunidas y descifradas durante el transcurso de la situación en la búsqueda de hallar una solución eficaz al problema. Los jugadores de alto nivel consiguen comprender las acciones de sus compañeros, creándose una red de comunicación que coordina y sincroniza los movimientos de cada jugador. De esta forma tenemos que aceptar que existe una base de red, un lenguaje común que permite la transmisión y comprensión de las respectivas intenciones de los jugadores.

En este ámbito, la estructura del juego ha de establecer simultáneamente las líneas de fuerza unitarias y homogéneas (que constituyen el cuadro referencial de las redes de comunicación o de interceptación de las uniones de los adversarios) y correlacionarse con un conjunto de normas básicas de orientación que coordinan las actitudes y los comportamientos técnico-tácticos individuales y colectivos de los jugadores, tanto en el proceso ofensivo como en el defensivo. En otras palabras, los principios del juego aseguran las líneas orientadoras de los comportamientos de los jugadores (lenguaje común), permitiendo una mejor selección y articulación dentro de la organización del equipo, y es a partir de ellos como desarrolla y evoluciona la expresión táctica, reflejando en su interior una solidaridad orgánica y reguladora de esos mismos comportamientos. Al asegurarse el constante lenguaje común, es decir, un «código de lectura», se contribuye claramente a que los jugadores, al leer y valorar las situaciones de juego, puedan imputarles un significado más o menos relevante y homogéneo en función de las necesidades para su solución táctica. Si todos los jugadores comprenden, se conciencian y valoran constantemente su contribución y la de sus compañeros al desarrollo eficaz tanto del proceso ofensivo como del defensivo, establecen automáticamente un cuadro referencial de participación consciente y activa en la coherencia dinámica del movimiento del equipo, cooperando y racionalizando sus comportamientos técnico-tácticos con el objetivo de concretar los objetivos definidos para cada uno de los referidos procesos. Esta visión de ninguna manera restringe la libertad de acción de los jugadores; todo lo contrario, de esta forma, y en cada situación de juego, el jugador está en condiciones de percibir, analizar y decidir un comportamiento lo más adaptado posible a las condiciones de las situaciones del juego.

Tratado general de fútbol

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