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Presentación

Siempre he admirado a quienes tienen la disciplina de escribir todos los días sin importar si están ocupados con tareas cotidianas o con entusiasmos recién descubiertos. Esas personas son coleccionistas de ideas y las anotan con paciencia esperando el momento preciso para desarrollarlas y construir un texto. Son quienes con dedicación artesanal arman el rompecabezas de sus filias y fobias, de sus anhelos y pasiones. Esas personas suelen ser mis amigos porque siempre tienen algo qué contar y mucho qué compartir. Son dedicadas, generosas y propician la conversación a través de sus palabras.

Tengo la gran fortuna de ser colega y amiga de Jorge Gutierréz de Velasco desde hace más de quince años. Lo conocí probablemente en 2005 en medio de nuestros afanes cotidianos: él desde la Secretaría de Educación Pública y yo desde la Secretaría de Economía. Tratábamos de que se concretara en México un proyecto importante para el sector aeronáutico. El proyecto llegó y Jorge tuvo la oportunidad de hacer mucho de lo necesario para que no se malograra. Hoy mi amigo es el responsable de que uno de los pilares en los que descansa la industria aeronáutica de México se mantenga firme y en ascenso. Jorge, actualmente,es el rector de la Universidad Aeronáutica en Querétaro, la unaq, y creo que compartimos el orgullo de que una institución como ésta exista en y para nuestra comunidad.

Pero Jorge, además de ser un buen rector y promotor de la industria, también escribe todos los días. Hace varios años descubrí, con mucho gusto, que su columna “Desde cabina” en el períodico El Universal de Querétaro era el espacio desde el que se asomaban los temas que a mí, y a muchos de mis colegas, nos interesaban, preocupaban y afanaban: la educación, la industria, la economía y sus efectos en la sociedad, entre algunos otros asuntos. Desde ese momento, quizá 2018, espero con expectación el artículo semanal de Jorge, a veces para descubrir algún detalle de la industria o la academia, otras para confirmar las tareas pendientes que este país tiene con el desarrollo económico y humano. De esta manera, desde la cabina de mando, Jorge ha creado una comunidad de lectores entusiastas por los asuntos que trata: la sensibilidad social, el esfuerzo, la gratitud, el desarrollo, la empresa o la conformación de la persona.

En otra ruta, en 2018, Vos Ediciones vio la luz. Francisco Vásquez y yo queríamos un espacio donde fuera posible publicar lo que nuestros talentosos colegas y amigos sabían y escribían; con esto daríamos voz a la comunidad de profesionistas que han dedicado muchos años a la tarea de estudiar y crear pensamiento propio en diferentes campos: literatura y arte, tecnología y ciencia. Sabíamos que el camino sería arduo, pero satisfactorio. La presente edición de Desde cabina es un proyecto que conversamos con Jorge desde 2019. Entendimos que organizar algunos de los textos de la columna periodística daría como resultado un libro necesario: interesante para muchos, con voz propia y, sobre todo, que provocara conversaciones.

Nuestro amigo aceptó la propuesta y durante varios meses recopilamos, seleccionamos y leímos más de un centenar de sus colaboraciones periódicas. Francisco, el editor, propuso que el libro debía ser organizado de manera temática, ya que los intereses de Jorge son diversos. Estaba seguro de que más que respetar la cronología de publicación se debían construir piezas de un caleidoscopio, es decir secciones semejantes, pero con su propio color y tono para así obtener un mejor enfoque para cada texto.

Desde cabina, el libro que ahora nuestros amables lectores tienen en la palma de su mano, nos ayuda a entender, por ejemplo, el origen de algunos temas de la política pública reciente que han afectado a las industrias de manufactura en México: la apremiante necesidad de incrementar el nivel de la formación de quienes participan tanto en la manufactura en general como en la industria aeronáutica en particular; otro tema es la vinculación, esa “mágica relación” entre la industria, la academia y el gobierno (la triple hélice, como él la llama), que permite construir redes de confianza para el desarrollo tecnológico y para crear negocios de mayor valor para la economía; y, uno más, la sociedad que buscamos y merecemos, ese “círculo virtuoso” basado en el esfuerzo personal y el estudio que puede desembocar en el emprendimiento y en una sociedad materialmente próspera que permita la movilidad social. Pero Jorge no se detiene ahí. Dado que sus colaboraciones periódicas siguen hasta el día de hoy, se dio a la tarea de escribir durante varios meses un relato por entregas sobre los efectos de la pandemia por covid-19 en su entorno, vista desde casi todos los lados del prisma.

Otros asuntos de Desde cabina se relacionan con algunos tópicos que me han gustado mucho, particularmente, el de la “sensación de logro”. Esa experiencia narrada en el libro, por ejemplo, vivida por un grupo de jóvenes estudiantes de la unaq que, en competencia universitaria, debieron producir un cansat (prototipo de nanosatélite) y que, al obtener una calificación impecable, lo más importante para ellos fue compartirla con sus compañeros. Otro artículo relacionado es el que da cuenta del orgullo que experimentan los padres de familia al asistir a la ceremonia de graduación de los jóvenes, dejando en claro que para muchas familias el esfuerzo de varios años será recompensado en diversas dimensiones: la social, la económica y la personal.

También comparto con Jorge el gusto por pensar y hablar de política industrial, ya que es parte de mis intereses profesionales. Imaginar que desde una situación presente es posible, con las medidas adecuadas, modificar el futuro no sólo de un grupo de personas, sino de toda industria, región o país. En varias ocasiones tuvimos la oportunidad de trabajar juntos y debo decir que su entusiasmo es contagioso. Durante todo este tiempo ha existido un tema esencial: la preocupación de estar haciendo lo necesario y lo suficiente por nuestras comunidades. Ambos sabemos que la autocomplacencia es un peligro permanente que nos engaña con la sensación de metas cumplidas; por eso me atrevo a decir que Desde Cabina plantea una pregunta abierta: ¿estamos haciendo todo cuanto es necesario? Creo que no tenemos la respuesta, pero eso es justo lo que necesitamos: una gran incomodidad con la realidad y un entusiasmo proporcional para seguir creando.

Sólo me resta decir que en Desde cabina Jorge narra historias personales y de grupo, reflexiones motivantes y preocupaciones que debemos atender. Confío en que la lectura de estas páginas será tan amena y enriquecedora como la que he ejercido estos años con sus artículos publicados en el periódico. La presente edición de Desde cabina de Vos Ediciones espera ofrecer al lector una panorámica más amplia de la realidad de nuestro país desde un lugar privilegiado, desde el centro de mando de la aeronave en la que viajamos todos los días. Deseo que disfruten la lectura.

Verónica Orendain

Desde cabina

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