Читать книгу Planificación regional: paisaje y patrimonio - José Castro Serrano - Страница 58

I. Introducción

Оглавление

En el Sureste Ibérico, como espacio semiárido, siempre ha sido de vital importancia la ordenación territorial para el control de las disponibilidades de agua. Los grupos humanos han desarrollado unos sistemas de aprovechamientos de pluviales para hacer frente a la escasez, y hoy se ven útiles para mitigar, además, las consecuencias de los excesos que se producen tras fuertes aguaceros (inundaciones).

Se delimita el SE como el territorio comprendido entre el litoral mediterráneo que se extiende al sur del cabo de La Nao (Alicante) hasta el norte de cabo de Gata (Almería), y el límite interior marcado por la isoyeta de 400 mm de precipitación y la isoterma de 16°C de temperatura media anual (Fig. 1). Presenta unas escasas e irregulares precipitaciones como consecuencia de su situación a sotavento de la circulación general del oeste por la disposición de los relieves Béticos, que generan abrigo orográfico y efecto foehn. Por su latitud se alcanzan temperaturas e insolación elevadas (medias por encima de los 16°C y más de 3000 horas de sol en algunos lugares), lo que ocasiona una evapotranspiración potencial alta (más de 900 mm al año). Esta situación de sequía climática se produce en todos los observatorios en verano, por la presencia de la subsidencia subtropical, y en algunos de ellos se extiende a más de siete meses (propio de las regiones semiáridas).

Figura 1. Delimitación del área de estudio (el Sureste Ibérico).


Fuente: elaboración propia.

Tradicionalmente, los sistemas de acumular aguas de lluvia en depósitos construidos al efecto (aljibes, balsas) o, en los bancales (aterrazamientos de laderas y abancalamientos de cauces), y de distribución de turbias (boqueras de vertiente, presas de derivación de turbias y riegos de boquera) eran las prácticas que permitieron mantener el poblamiento en estos lugares sin acceso al agua superficial y, mejorar los secanos de este territorio. Desde su origen, su función era aprovechar las aguas de escorrentía superficial para dotar de mayor aporte hídrico a las tierras de cultivo o, acumular agua en depósitos para el abastecimiento de personas y ganados. En la actualidad se proyectan con nuevas funcionalidades de ordenación territorial, como medidas de adaptación y mitigación al cambio climático.

Planificación regional: paisaje y patrimonio

Подняться наверх