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3.2. Abandono de los secanos asistidos y desorganización de los riegos de boquera

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El abandono y desorganización se produce en la segunda mitad del siglo XX, por el éxodo rural y la despoblación del medio rural y, por la competencia de otros usos. Entre ellos, la de nuevos regadíos permanentes e intensivos. En el momento en que disponen de agua (por elevaciones de las acequias y ríos, de bombeos de aguas subterráneas, de trasvases, o más tarde, de aguas residuales una vez depuradas y regeneradas, de desalinización, etc.), los secanos se transformaron en áreas de regadío. Eran el lugar ideal para ese cambio en las tierras de secano situadas en las áreas de menores pendientes, que se caracterizaban por grandes parcelas separadas unas de otras por pequeñas motas, que se eliminaron con la maquinaria disponible, en aras de una mayor productividad al reducir el tiempo del labrado, y facilitado por la implantación del riego localizado frente al de inundación. Este cambio de uso del suelo, para que los turbiones de las boqueras no arrastren las gomas del riego localizado, no entarquinen la nueva ordenación de la parcela, lleva a que los cultivadores lleven esas aguas fuera del área de cultivo. Para ello realizan todo tipo de actuaciones sin respuesta por parte de ningún interesado u organismo. Destruyen las presas de derivación, desvían boqueras, las destruyen para que el agua vuelva a la rambla, etc. En la Región de Murcia más de cien mil hectáreas de secanos asistidos se han abandonado o sustituido por otros usos.

Por ejemplo, en los piedemontes de las sierras de Ascoy, Benis y La Pila (términos de Cieza, Jumilla, Abarán, Blanca, Ulea, Molina de Segura y Fortuna) más de 10 000 hectáreas de secanos asistidos se han abandonado. Casi las tres cuartas partes de ellos se han transformado en el último tercio del siglo XX en regadíos permanentes de cultivos hortofrutícolas con aguas del acuífero Ascoy-Sopalmo y del trasvase Tajo-Segura. En ellos se practica riego localizado que no exige grandes transformaciones del terreno y los regantes, además de no aprovechar las turbias, a pesar de contar con magníficos ejemplos de presas y redes de boqueras (Gil, Bernabé-Crespo y Gómez, 2020b, 19) han destruido parte de esa infraestructura (Fig. 3).

Figura 3. Presas de derivación de avenidas en barrancos y ramblas del corredor de la Vega Alta al Altiplano en la depresión entre las sierras de Benis y La Pila.


Fuente: autores (2020).

En los bordes de la Depresión Prelitoral murciana (tramo de Murcia, Alcantarilla, Beniel y Santomera) más de 10 000 hectáreas de secanos asistidos se han abandonado o transformado, no sólo como regadíos permanentes sino para desarrollos urbanísticos e infraestructuras como las nuevas vías de transporte y comunicación. Un ejemplo de ello eran los riegos de turbias, a través de la llamada “Boquera General de Tiñosa”, situados en el cono de deyección de la rambla del Garruchal. El sistema cuenta con una presa que deriva las aguas de avenida hacia la margen izquierda a la toma abierta de la boquera general. Esta recorre un trecho paralelo al cauce de la rambla, pero a superior altura, hasta “el partidor” en el que se subdividía en varias boqueras menores que se abrían para abarcar el abanico del primitivo cono de deyección de esa rambla, delimitado en su final por el trazado de la acequia de Beniaján y el regadío de aguas vivas del Segura. Todo ese espacio estaba cultivado en secano y en regadío con agua de pozos, pero mantenía el riego tradicional de las boqueras (Morales, 1968/69; Gil, 2014). El abandono actual es por el crecimiento urbano de los núcleos inmediatos y sobre él mismo (Fig.4)

Figura 4. Boquera General de Tiñosa y red de turbias en el cono de deyección de la Rambla del Garruchal (Murcia). Ocupación del territorio por el crecimiento urbano.


Fuente: autores (2018).

En algunos perímetros regables como el de la Comunidad de Regantes de Lorca, se decidió mantener las antiguas redes de boqueras de aguas turbias (Fig. 5), con la posibilidad de aprovecharlas para entarquinar algunos terrazgos y recuperar la fertilidad del suelo, a pesar de haber llevado a cabo casi la total modernización de su área regada, con riego localizado y automatizado.

Figura 5. Boquera de aguas turbias en Lorca.


Fuente: autores (25-10-2018).

Sin embargo, al no detenerse y penetrar en el terreno esas aguas que antes lo regaban, está creando un problema de aumento de las escorrentías superficiales libres que causan inundaciones de efectos catastróficos. Se impone la necesidad de recoger las aguas de esas boqueras en un gran colector que las concentre y vehicule para alejar el problema de la inundación.

Planificación regional: paisaje y patrimonio

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