Читать книгу Fuego Clemente - José Julio Valdez Robles - Страница 11

3

Оглавление

Despertaste en lo tibio, pero los pedazos de sábana ubicados más allá de ti estaban fríos. Moviste los dedos izquierdos como si estuvieras manipulando un títere, después abrías y cerrabas la mano sin ritmo, y cualquiera que la hubiera visto habría pensado en un cangrejo flotante, lanzando señales de alboroto. La idea de que era una mano fantasma acabó por zafarte de esas hilachas que se vienen con el sueño. El humo estaba como quieto, pero se movía a escondidas; el olor recordaba a metales deshaciéndose; el estallido fue como de cohete reconcentrado. Respiró la desgracia, aunque sin dimensionarla con precisión. Su mano izquierda estaba destrozada debido a los químicos que mezcló en ese laboratorio gris-blanco. La derecha quedó muy lastimada. Los ojos y el oído derecho se afectaron. De nuevo brazos cargándolo, brazos de personas cuyos rostros no podía ver. El olor a alcohol y a enfermedad cuando llegó al Hospital de San Lázaro. La iluminación como de pasillo pre-celestial donde transcurren los muertos (o los que están a poco de morir). Los ojos de la enfermera al mirar la terminación de su brazo, con esa expresión de haber visto tantas veces la desgracia y aun así poderse conmover. Cómo no conmoverse, si eras un muchacho de preparatoria, del tercer año. Además no hacía mucho que tu padre había fallecido. Pero eso ella no lo sabía, tampoco estaba enterada que en la escuela te decían “El Abrojo” —a partir de lo ocurrido ya no lo dirían tanto ni en voz tan alta.

Le dio por pensar, días después, que el fantasma de la mano destruida anidaría en la derecha, y que juntas iban a multiplicar puños y manos que se venían gestando en las entrañas del país que iba a pintar, y que se volverían fundamento de su obra.

Con los años llegaron también los mancos a sus frescos. De su boca no salió un relato de la tragedia dicho sin prisas. Te lo dijiste a ti mismo, repetidas veces, con frases que acá fuera no se escucharon.

Fuego Clemente

Подняться наверх