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EL BACHILLER DE LA TORRE.

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nota IV


El triste que más morir

Querria que la partida,

Enoiado de vivir,

Se te envia despedir,

Pero non que se despida;

Ya dale liçencia, da,

Maguer que grave te sea,

Pero ¿quién la tomará?

Pues que creo que verá

Morir cuando la possea.

La pluma tiene mi mano,

La otra tiene el cuchillo,

La carta yase en el plano,

No basta poder humano

Á lo que siento desillo;

El dolor que me guerrea

Da victoria á la pluma,

Porque tu discrecion vea

Mis graves males, y lea

Algunos dellos en suma.

Sennora, por te amar

Yo me vi tanto penado

Que pensé desesperar,

Non entendiendo alcançar

Que de tí yo fuesse amado;

Et despues tu sennoría

Sabe el gran bien que me diste,

Seyendo la dicha mia

Que fuesse alegre un dia,

Et toda mi vida triste.

¡Oh vida desesperada!

Meior me fuera la muerte

Quando fuesse reparada

Parecer luégo doblada

La mi pena tanto fuerte;

Mas la mi triste ventura,

Por maior pena me dar,

Ordenó desta figura

Que cessasse mi tristura

Por luengo tiempo doblar.

Ca mi desastrado signo

Iamas se fuera mudado,

Nin veniera lo que vino,

Nin me viera yo mesquino

Tan sin remedio penado;

Que si yo siempre quisiera,

Et nunca fuera querido,

Un grave mal padesciera,

Pero non me despidiera

Como triste me despido.

É pudiera non querer

La que de grado me quiso

Non me viera padesçer

Más pena que Luçifer

Privado del paraíso;

Nin me dixiera ven

La muerte desesperada,

Nin me fuera mal el bien,

Nin me matarla por quien

La vida me fué dexada.

Mas non puede la mi pena

Cresçer en tan alto grado

Á bastar la su cadena

Para serme tanto buena

Que muriera desamado;

Ca venció mi libertad

La pena desordenada,

Porque su grand crueldat

Mostrasse en la piedat

Con grand trabaio ganada.

Piadosa se mostró

En me querer otorgar

Que fuesse querido yo

Más que quantos Dios crió

Nin iamas ha de criar;

Por me faser cognoscer

Que quanto más es la cosa

Defíçile de haber,

Tanto más por la perder

Es la vida trabaiosa.

É fiso que mis passiones

Bastassen para alcançar

Dama de tales faciones,

Virtudes et condiciones

Que iamas fuessen sin par;

Por me dar atal dolor

Que fuesse más conoscido

Que tanto es el honor

É gloria del vencedor

Quanta es la del vencido.

Amor mostró su cruesa

Syn punto de humanidat,

De mostrar su grand firmesa

Ser tan bien en la tristesa

Como en la prosperidat;

Las ledas consolationes

Todos las saben tomar,

Pero en las persecutiones

Se mostran los coraçones

Constantes en bien amar.

Ya mis penas descrecer

Non pueden synon creciendo,

Nin mis males ménos ser

Syn su tormento poder

Darme la fin que atiendo;

Que es non ver despedirme,

Ó visto luégo morir,

Que non cesso maldesirme

Quando entiendo partirme

Donde non puedo partir.

Esfuérçasse mi passion,

Mas non consiente que muera,

Et mata sin redencion

La piedat et compassion

Que mi coraçon espera;

Veo morir mi alegría

Et vive mi pensamiento,

Mas nunca la muerte mia,

Rogada de cada dia,

Más amigable la siento.

Ny mi pensamiento muere

Nin á mí quiere matar,

Mas quiere que desespere

De quanta fiança oviere

Ni yo poderia alcançar;

La fe que fué principal

De la mi grave tristura,

Ó dará fin á mi mal,

Ó me tragará leal

La temprana sepultura.

Nin mis tormentos vencieron

Para poder que muriesse,

Nin los mis bienes podieron

Ser vencedores, nin fueron

Para que ledo viviesse;

Mas fué vencido el dolor,

Lo que non quesiera ya,

Por mostrarsse vencedor

Et vencer en lo mayor

Donde más pena me da.

Penaré por tu deseo,

Pero non que tú me penes

Quando viere, que non veo,

Tu lindo rostro et asseo,

Principio et fin de mis bienes;

Eres tú la penadora,

Syn entencion de penar,

É serás, buena sennora,

Dicha cruel matadora

Syn voluntad de matar.

É serás non meresciente

Iniustamente culpada,

Que muchos non sabiamente

Dampnarán á ty, ynocente,

Por mi vida mal fadada;

Maldigan la mi fortuna,

Causa de mis pensamientos,

Que me maldixo en la cuna,

Dexen á tí sola una,

Reparo de mis tormentos.

Maldigan los maldisientes

É falsos disfamadores,

Ca mostraron ser valientes

Las sus lenguas de serpientes

Contra tales amadores;

Tú eres la quien robó

Á quien nunca fué robado,

Tú eres la que venció,

É por virtud captivó

Á quien non fué captivado.

Tú eras por quien me plugo

Vivir en poder estranno,

Y eras á quien desplugo

Mi danno sabido lugo

En mi tormento tamanno;

Y eres cuyo pesar

Me pesa más que del mio,

Pero tu considerar

Non puedo gualardonar

El mi poco poderío.

Tú eres por quien yo muero,

É das causa que non muera,

Y eres de quien espero

El galardon postrimero

Que iamas de otra espero;

Más quiero morir por tuyo

Que por otra guarescer

Aunque me quiera por suyo,

Que yo siempre seré tuyo,

Lealtad me mandó ser.

Non puede dar á mis males

Persona viva reposo,

Nin mis penas desiguales

Ménos ser sy tú non vales

En caso tan peligroso;

Mas puedes darme la vida

É non quitarme la muerte,

Nin pena más dolorida,

De lo flaco eres vençida,

Y vençes á lo más fuerte.

La tu presentia me fase

Vivir por larga sason,

É á la mi fortuna plase

Plaser de lo que desplase

Á mi triste coraçon;

Que le plase que me aparta

Como de sentido loco,

É con sólo escrebir me farta,

Mas ¿qué aprovecha la carta

Donde la vida es poco?

Ya mis penas racontar

Sobreseen mis querellas,

Pero non debeis dubdar

Que me esfuerço á lo callar

Por ser tú la causa dellas;

Mis dannos fallo menores

Quando pienso que tú eres

Causa de tantos dolores,

Et las mis penas mayores

Se me tornan en plaseres.

Mi coraçon se despide,

Mas non de pensar en ty,

Et ántes su muerte pide

Que iamas nunca te olvide

Syn despedirse de mí;

¡Ó con quánta mansedumbre

De tí se parten mis oios,

Perdida toda su lumbre,

Trocada por certidumbre

De siempre sofrir enoios!

Sennora, merced te pido

Que por tí sola se acabe

Y se vea fenescido

Mi dolor tan dolorido,

Ménos sabido que grave;

Y que çesse mi fortuna

Et mis dannos de consuno,

Sin otra mudança alguna,

Mas pues so uno de una,

Que seas tú una de uno.

Las quexas que se contaron

Contempla mi bien, sy goses

Mis lágrimas las causaron,

É sospiros ordenaron,

Que tienen fuerça de voses;

Rogando sy á Dios pluguiere

Quien buscó nuestra partida

Sienta el dolor que fiere,

Et quanto más ledo fuere

Le aborresca la vida.

Fyn.

Tu merced non desespere,

Ó tanto de mi querida,

Que iamas, mientra viviere,

Tuyo seré do estoviere

Y sola de mí servida.

Cancionero de Lope de Stúñiga: Códice del siglo XV.

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