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El fuego nació de un juego

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Una leyenda cuenta que antiguamente los mapuches no conocían el fuego, ni siquiera sabían que existía. Por ello, sufrían mucho en las épocas de las fuertes lluvias, del frío, de los grandes vientos y de la nieve.

Y conocieron el fuego gracias a los niños. Más exactamente, que lo aprendieron de dos hermanitos que se desafiaron para ver cuál hacía girar más rápidamente un palito sobre un trozo de madera dura. Al poco rato, cientos de chispas se levantaron por el aire y surgió un fuego devorador que quemó la piel de la niña. Afortunadamente pudo apagarlo antes de que le hiciera más daño.

Sin embargo, al poco rato las chispas que habían volado encendieron una hoguera que se convirtió en un gran incendio que progresivamente devoró muchos bosques y espantó a los animales: la mayoría de ellos terminaron atrapados por el fuego y quemados. De este modo, los mapuches se quedaron casi sin animales para cazar.

Pero los ancianos del pueblo dijeron que la carne de esos animales quemados no podía ser impura y que podía comerse, porque el fuego venía desde arriba, de un espíritu poderoso. Y probaron la carne asada y la hallaron muy sabrosa. A partir de ese momento, nunca la volvieron a comer cruda.

Entonces, imitando a los niños, los mapuches hicieron su propio fuego y lo conservaron para siempre, porque les permitía cocinar sus alimentos de otras formas (que ahora tenían un mejor sabor) y disfrutar de su luz y de su calor, todos reunidos alrededor de su llama, que era como tener un generoso pedazo de Sol al alcance de la mano.

Las comidas de la zona sur de Chile recibieron una fuerte influencia de la cultura gastronómica mapuche, la que entregó el aporte de muchas especies comestibles. La alimentación tradicional se prepara con los productos agrícolas cultivados, tales como trigo, papa, arveja, ajo, cebolla, ají, maíz, nalca, nabo y una gran variedad de hongos, como los digüeñes, que se consumen cocidos o en caldo de sopas. Adicionalmente, con el fruto del pehuén, el piñón, se elaboran distintas comidas y bebidas. Igualmente, es fuerte la presencia de comida hecha sobre la base de pescados y mariscos. Un producto característico es la tortilla de rescoldo: un pan de harina de trigo cocido en las cenizas calientes de un fogón, dándole un sabor muy característico. Todos los productos y muchas de sus preparaciones, desde hace mucho tiempo forman parte de la dieta de los chilenos.

Mitos y Leyendas del pueblo mapuche

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