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Ñürrümapu, nombre original del pueblo mapuche

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En un país lejano, un gran inca y su mujer tuvieron mellizos: un varón y una niña, tan grandes que la gente se asombraba. Crecían muy rápido y constantemente pedían de comer.

Como para el inca era una vergüenza y una desgracia tener más de un hijo en un solo parto, igual que los animales, consultó a una adivina qué debía hacer.

—Lo que yo preveo —contestó la mujer— es lo siguiente: estos dos mellizos son conquistadores de tierras y se parecerán a los zorros rojos en su astucia y en su fuerza. Sin embargo, solo te traerán desgracia a ti y a nuestro pueblo, porque el Huecuve los ha tomado bajo su protección. Tú perderás tu riqueza y también la vida si no los abandonas en tierras despobladas, donde deben estar. Si no son devorados por los animales salvajes, buscarán un lugar donde vivir, pero tendrá que ser allí donde tú no estés.

Así entonces, los niños fueron abandonados en un paraje desolado y lejano, y lloraban de hambre. Como el sol ardía, su piel se tiñó de rojo. Viendo ese color, una zorra roja se acercó a ellos y les ofreció su leche. Bebieron y se saciaron. Luego, esa zorra kulpeu arrastró a los niños a su guarida, donde estaban sus pequeños zorritos.

La zorra los crio a todos, y crecieron juntos. Los niños jugaban con los zorritos que pronto comenzaron a comer carne, cosa que los niños no querían hacer. Buscaban frutas dulces que abundaban en aquellas tierras silvestres.

Un día se dieron cuenta de que eran diferentes a los animales, comenzaron a llorar y ya no quisieron comer nada. Entonces se les apareció Nguenechén, porque fue él quien creó a las personas. Les dijo:

—Deben seguir caminando hacia el sur, por el sendero de tierra que ven ahí. Se encuentra entre esas vías de agua. Si lo siguen, llegarán a un país lejano donde todavía no hay ningún ser que se parezca a ustedes. Allí solo hay tierra, piedras, manantiales y arcilla. Las montañas están cubiertas de plumas blancas y a veces vomitan y escupen fuego, pero eso no les hará daño. Tomen esta vara de coligüe y caminen siempre, constantemente, sin detenerse. Allá donde la vara permanezca clavada en el suelo, allí deben quedarse. Esa tierra les pertenecerá a ustedes y a sus descendientes.

Y caminaron y caminaron junto a la zorra que llevaba a sus cachorros. Pero la vara no se atascaba en el suelo, aunque ya se encontraban en un territorio huraño y frío, desde donde se podía ver “el agua grande” que generalmente estaba enfurecida. Allí no había frutas dulces y la altura de las montañas era de hielo. Entonces volvieron a lamentarse y emprendieron el camino de regreso. Querían volver al país cálido donde había frutas que se podían comer.

Siempre caminando interminablemente, buscaron en la orilla del “agua grande” el sendero de tierra por el que habían venido. Pero no lo encontraron: donde debía de estar el rumbo de regreso a su casa, únicamente había agua y más agua. Por último, nuevamente volvieron atrás, siguieron avanzando hacia el sur y entraron a esos paisajes fríos.

Y allí, de pronto, la vara de coligüe se quedó clavada en la tierra y la niña dijo: “Aquí debemos quedarnos. Esta tierra nuestra la llamaremos Arauco, porque tiene agua barrosa”. Pero el niño contestó: “¡No! La llamaremos Ñürrümapu, por la buena zorra que nos alimentó y nos acompañó hasta acá con sus cachorros. Para ella será la tierra igual que para nosotros. Fue buena con nosotros la madre kulpeu”.

Y así ocurrió que el primer nombre de aquella tierra no fue Arauco, sino Ñürrümapu, que significa El País de los Zorros Rojos.

La autodenominación de mapuche (mapu=tierra, che=gente) es relativamente nueva y sirve para designar a distintos pueblos que vivieron (viven) desde la zona central de Chile hasta la isla de Chiloé. Originalmente, estas comunidades tenían su propio nombre, algunas de las cuales se mantienen: picunche (gente del norte); huilliche (gente del sur); lafquenche (gente del mar); pehuenche (gente del árbol pehuén), entre otras. Actualmente, el nombre mapuche ha reemplazado al de araucanos, que ellos jamás utilizaron para sí mismos. No hay acuerdo respecto del origen de este último apelativo. Algunos sostienen que la palabra auca es proveniente del quechua (awqa), que significa “salvaje” o “rebelde”. Otros, que araucano podría provenir del gentilicio Arauco, nombre que los españoles daban a las tierras del sur, y que sería una castellanización del término mapuche ragko, cuyo significado es “agua gredosa”. Hasta hoy, la zona próxima a Temuco, al sur del Biobío, se llama oficialmente Región de la Araucanía (IX región).

Mitos y Leyendas del pueblo mapuche

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