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El futuro que te espera

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La mayoría de los profesionales especializados en el campo del trabajo coincide en que dentro de diez o quince años trabajaremos en profesiones muy diferentes a las actuales. Eso no significa que vayan a desaparecer todos los puestos de trabajo existentes, ni mucho menos, porque seguiremos necesitando ingenieros, personas que hayan estudiado Administración de Empresas, Economía, Derecho o Medicina; aunque otras sí desaparecerán, algo que iremos viendo con el discurrir de los años.

Vamos a seguir teniendo una gran demanda de psicólogos, en ocasiones en entornos de trabajo diferentes a los actuales, y también profesionales dedicados al cuidado de la tercera edad, porque cada año tenemos mayor expectativa de vida y ahí habrá negocio para los más avispados. No obstante, algunas de las profesiones que van a permanecer van a transformarse. Estarán mucho más vinculadas al mundo de la tecnología y los nuevos modelos de trabajo virtual, como es el caso del mundo de la abogacía, la economía y la medicina.

Para la mayoría de las nuevas profesiones no existen en la actualidad formaciones específicas por parte de nuestro sistema educativo. Lo habitual es partir de una carrera tradicional, que luego es complementada con másteres o posgrados específicos de las nuevas áreas.

Ante todos estos cambios que se avecinan lo mejor que puedes hacer para que no te coja el toro es intentar visualizar tu futuro profesional, tratando de adivinar cómo va a ser la sociedad en ese momento. Esto te servirá para hacerte una idea. Una vez que has empezado el proceso, el siguiente paso sería analizar las profesiones emergentes y las tendencias del mercado. Con esto será mucho más fácil intuir hacia dónde se dirige ese mercado y cómo adaptarte a él.

Podrías intentar conocerte mejor profesional y personalmente para aprovechar tus virtudes y defectos, que todo se puede aprovechar, y marcarte un plan de carrera.

El profesional digital se enfrenta a un nuevo reto, el de adquirir nuevas competencias, ser multidisciplinar y multiplataforma, trabajar de forma más flexible y dinámica y tener predisposición para adaptarse a los cambios.

Tu primera acción podría ser plantearte si la profesión que has elegido tiene futuro o no lo tiene. Está bien que estudiemos lo que nos gusta, pero tampoco está de más que estudiemos algo que nos vaya a permitir vivir con holgura. La decisión es tuya. Piensa que los empleos que corren más peligro son los predecibles, rutinarios y repetitivos.

La digitalización va a suponer, entre otras cosas, un aumento de la competencia. Al introducirse innovaciones tecnológicas constantemente, la carrera por estar en la cabeza del entramado empresarial cada vez será más difícil, por lo que va a ser muy importante la especialización: los profesionales se verán obligados a especializarse y las empresas deberán buscar perfiles expertos en áreas digitales concretas, que aporten un valor añadido al negocio y que proporcionen más valor del que ya ofrecen todos los demás.

Que se van a perder puestos de trabajo es algo innegable, igual que se van a crear otros. Para ti la diferencia estará en función del tipo de profesión que hayas elegido. No olvides que siempre que se ha producido una revolución industrial (estamos en la cuarta) lo primero que ha surgido ha sido el miedo a perder el trabajo. En este sentido nada ha cambiado. Es cierto que los robots nos van a quitar algunos empleos, pero se van a crear otros.

No te queda más remedio que pensar a largo plazo, porque la revolución digital ha llegado y evoluciona constantemente. Esto significa que si ya tienes empleo quizá lo mejor sea no centrarte solo en ese sector, sino levantar el periscopio en busca de otras oportunidades. Puedes hacerlo sin prisa, pero sin pausa.

Y en cuanto a la diferencia de género, probablemente los más perjudicados serán los hombres con respecto a las mujeres. La cantidad de trabajos típicamente masculinos que corren el riesgo de ser automatizados es mayor que en el caso de los empleos donde las mujeres son mayoría. Esto se produce, en parte, porque muchos de esos trabajos de los hombres demandan un menor nivel educativo.

Ya te habrás dado cuenta de que el trabajo para toda la vida en la misma empresa se ha acabado, es cosa del pasado. Algunos estudiosos del tema consideran que en diez años cualquier sector estará controlado por cinco o diez superempresas, dejando el resto a freelances, autónomos o pequeños empresarios. Si esto fuese así, implicaría que cada profesional no solo tendrá que trabajar para recibir una remuneración económica, sino que deberá ocuparse de crear y alimentar su propia marca para que le contraten.

Se habla de dos tipos de trabajadores en el futuro: los que están dentro de la empresa y los que están fuera y hacen trabajos puntuales o continuados. El primero es el que forma el núcleo duro de la compañía, es indispensable para la organización y dedica todo su tiempo a la firma. El segundo grupo trabaja en otras empresas o por su cuenta y estos trabajadores son subcontratados para realizar determinadas tareas. Los primeros, que son indispensables, serán los mejor remunerados económicamente, mientras que los otros tendrán remuneraciones menores, aunque por encima de la media. Los que no estén suficientemente cualificados lo van a pasar bastante mal.

Lidera tu empresa en la cuarta revolución

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