Читать книгу Si tuviera que volver a empezar... - Juan Marín García - Страница 15
LA FUE DE VALENCIA Y SU PARTICIPACIÓN EN LA DEFENSA DE LA REPÚBLICA
ОглавлениеYa en valencia mi actividad se centró en la UFEH, estando de comisario general de la misma Ricardo Muñoz Suay, que hacía pocos días había sucedido al comandante Carrasco. Ricardo fue nombrado por unanimidad, propuesto por el propio Carrasco, que ya desde julio de 1936 organizó en Madrid el Batallón Joven Guardia de la JSU y después de actuar en varios sectores próximos a Madrid ascendió a comandante, y ya inserto en su responsabilidad militar, se hacía obligada su sustitución. Vino a valencia, propuso a Ricardo, regresó a su unidad y a los pocos días Rafael Carrasco murió heroicamente en el frente, perdiendo la FUE uno de sus mejores dirigentes. En la calle de la Concordia3 estuve colaborando con Isabel picazo, Tuñón de Lara, Luis Galán, vicente Marco y otros compañeros. En la UFEH estuve poco tiempo ya que mi estancia en la retaguardia, después de la experiencia de Madrid, no me llegaba a satisfacer, con más motivo cuando la incorporación de compañeros de la FUE se iba intensificando a la vista del giro que tomaban los acontecimientos bélicos.
Se puede hacer una pequeña explicación de la influencia que la organización estudiantil tenía sobre sus afiliados y nada mejor para ello que conocer, aunque sea someramente y de momento, la historia de la FUE desde sus orígenes.
La FUE inicia sus actividades inspirada por los ideales de la Institución Libre de Enseñanza en defensa de la libertad de pensamiento y humanismo. Sale a la luz pública en la dictadura de primo de Rivera con marcado protagonismo, aunque su militancia es minoritaria tanto en la caída del dictador, como posteriormente en el derrocamiento de la monarquía. Sus esencias se basan en reivindicaciones estudiantiles en todos los centros de enseñanza oficial, así como una fuerte dedicación a la difusión del deporte, la cultura y poder lograr una total autonomía académica. Organización estudiantil abierta a todos los estudiantes asumiendo estos principios y como consecuencia, su militancia fue amplia, combativa, profesional, apolítica y aconfesional, entendiendo apolítico como independencia de los partidos políticos y organizaciones sindicales.
Fue a partir de la proclamación de la Segunda República cuando la FUE se va incrementando en simpatizantes, llegando con el tiempo al setenta por ciento del estudiantado oficial –los que estudiaban en institutos y facultades–. Puede parecer exagerado este porcentaje, pero quizás no tanto si existe la constancia periodística de que la FUE consiguió dominar el deporte en general y, en los años treinta, el practicarlo era uno de los sanos alicientes de la juventud estudiantil.
Cada FUE de un distrito universitario estaba integrada por el conjunto de las diversas Asociaciones profesionales de Estudiantes (APE), de Medicina, Bellas Artes, Comercio, Magisterio, Derecho, Filosofía y Ciencias, Escuelas Industriales, Bachillerato. Ya queda mencionado anteriormente que todas las FUE de España constituían la Unión Federal de Estudiantes Hispanos, centralizada en Madrid y que era la encargada de convocar los congresos correspondientes, cada vez en una ciudad distinta.
El dar la denominación de Federación Universitaria Escolar se debió a que al organizarse se contó con los estudiantes de bachillerato, o sea, de segunda enseñanza. Fue un gran acierto ya que por su juventud, en muchas ocasiones sus iniciativas, que se escapaban a los universitarios, eran muy acertadas y de otro lado sus voceríos juveniles, en la vía pública y ante las fuerzas de orden público, eran impresionantes.
Con la República los estudiantes estaban a la expectativa de que se iniciasen cuanto antes las concesiones a sus exigencias más perentorias que, a nivel universitario, eran de tanto interés que significaban un avance de progreso, pasando por una Universidad con selección de profesorado, más abierta a eliminar el elitismo, creación de bibliotecas para una mayor culturalización y lo fundamental en este primer momento era la representación de los estudiantes en los claustros universitarios.
Este último extremo fue viable en valencia en junio de 1931, cuando por primera vez aparecen en las actas de la Universidad los nombres de los estudiantes de la FUE representantes de distintas facultades: Manuel Usano por Medicina; Francisco Bañón por Derecho y Martínez Esparza por Ciencias.
Dentro del distrito universitario de valencia, la mayor fuerza de la FUE, entre las distintas facultades, era la de Medicina y ya el 18 de abril de 1931, cuatro días después del advenimiento de la República, en Acta de la Junta de esta Facultad figura que asisten en representación de esa profesional su presidente Manuel Usano y el vocal del primer curso José Bonet Sanjuan. Una nueva etapa se presenta, con grandes perspectivas, si se cumplía lo deseado por los estudiantes y lo prometido por las autoridades académicas. Éstas se irían consiguiendo a medida que la FUE incrementaba su militancia y por tanto una mayor participación de los estudiantes en su problemática.
Es así cómo en el transcurso de los años se irán conociendo uno a uno los logros espectaculares de la FUE: Colonias Escolares; Deportes; Universidad popular; Teatro «El Búho», intento de seguir los pasos, a nivel provincial, del Teatro Universitario «La Barraca», fundado por la FUE de Madrid y posteriormente controlado por la UFEH siempre bajo la dirección de Federico García Lorca. También la FUE de valencia organizó, con éxito, verbenas populares en las barriadas y múltiples actividades culturales.
Es necesario hacer rememoración de algunos detalles significativos de la singladura de «El Búho». Abarcó un periodo pequeño, ya que duró desde principios de 1934 hasta finales de 1938. Nace, lo mismo que «La Barraca», como una de tantas propuestas culturales para eliminar el concepto burgués de elitismo estudiantil y bien que lo hicieron, pues orientaron sus actuaciones teatrales hacia el pueblo simple y llano. Recuerdo una de las primeras representaciones que se efectuó en el Conservatorio, con una obra de Calderón El gran teatro del mundo. También se representó una obra de Cervantes El juez de los divorcios. De la actuación que tengo mejor recuerdo fue la que se realizó en la plaza del patriarca, limitada con parte de la iglesia del patriarca, parte posterior de la Universidad y calles de la Nave y Salvá. Con fondo de la Universidad se instaló el escenario en lo que colaboré colocando bastantes tablones y bambalinas. Los vecinos fueron espectadores desde los balcones de sus casas de esta representación nocturna y la plaza se llenó de personas que acudían con sus asientos, bien taburetes, sillas de esparto o butacas. Se representó Fuenteovejuna, de Lope de vega, y si se recurría a las obras de nuestros clásicos era debido a que se consideraban estas obras, por su contenido social y su fácil dialéctica, más accesibles a la sensibilidad del pueblo.
A principios de la guerra civil se hizo cargo de la dirección de «El Búho», el dramaturgo Max Aub. Estuvo muy poco tiempo y le sustituyó Francisco Canet, que también tuvo que dejarlo pues se incorporó voluntario, como ya tengo escrito, en el Batallón de la FUE. En este momento pierdo de vista la actividad de «El Búho» y más tarde y por los propios componentes del elenco de actores conocí las andanzas de este teatro experimental. Actuaron durante la guerra con estudiantes más jóvenes y tuvieron el aliciente de poder llevar la cultura de este teatro hasta los propios frentes de batalla. Fueron actores femeninos y masculinos de este periodo 1937-1938: María Nebot, Elsa Barceló, Carmen Agut, Concha Cervera, Juanita Reynes, Amparo pérez Montañana, Isabel picazo, Félix Marco, Tulio Marco, vicente Muñoz Suay y Ricardo Morales.
No puedo dejar de citar a los actores que participaron en este teatro y que se encontraban en el frente de batalla. Recuerdo a: Eduardo Bartrina Castejón, vicente Marco Orts, Tomás Figuerola, Manolo Figuerola, Turégano, Manuel Solís, Gabriel Julve, vicente Soto, Francisco Blasco y Juan Nebot Molada.
Existe algo confuso referido a Luis Llana, pero que debe de ser cierto, y es que con motivo de la Olimpiada popular de Barcelona «El Búho» se desplazó a esta ciudad, llegando el 17 de julio, y como la rebelión militar fue el 18 obligó a regresar a la mayoría de la expedición, aunque algunos ese mismo día ya se incorporaron a unidades militares. Como esta expedición la dirigió Luis Llana es previsible que en aquel entonces él fuera el responsable de «El Búho» y le sucediera Max Aub.
Colonias Escolares de Buñol: en el verano maestros y estudiantes de Magisterio se encargaban de la enseñanza, cuidados, ejercicios físicos, excursiones dirigidos a niños, hijos de obreros, en tandas de cuarenta y cincuenta niños. Siendo el presupuesto de alimentación, que se conseguía del Ayuntamiento y Diputación de valencia, muy exiguo, había que recurrir a donativos de los propios estudiantes, pudiendo resaltar la colaboración de muchos profesores de institutos y universidad. Las visitas que todos los años realizaba, con su familia, aportando víveres, el doctor don Juan peset Aleixandre, Rector de la Universidad, fueron muy emotivas para los que constituían el plantel de educadores, que todos los días salían por el pueblo para pedir ayuda. Hay que resaltar, el gran espíritu del pueblo de Buñol, que de muchas maneras se hizo partícipe solidariamente de estos niños. Dirigen esta labor José Cantó, víctor Agulló, Carmen Solero, Juan Hernandis…, por citar algunos compañeros.
Universidad popular: Los estudiantes de la FUE de Segunda enseñanza y de facultades daban clases nocturnas a trabajadores de ambos sexos en materias como: Alfabetización, Sociología, Anatomía, Fisiología, Sexología e Higiene, Historia Universal, Medicina deportiva, etc. Estas clases se impartían en las propias aulas de la Universidad y también en la Normal. La asistencia era de tal magnitud que hay que valorar tanto el sacrificio de los estudiantes dando las clases, como el interés de la clase obrera por adquirir conocimientos. La FUE por este medio quiso corregir y acercar el proletariado a la Universidad, en un momento en que existía un elitismo totalmente disociado de las masas populares. Se distinguen en esta labor Manuel Usano Martín, José Cano Marqués, José Bonet Sanjuan, Francisco Bañón, Esparza, Juan Hernandis… por citar algunos compañeros.
Deportes: Este fue uno de los aspectos también importantes de la FUE, interesada en la difusión y práctica de los deportes entre los estudiantes, como base para disponer de una mente lúcida, así como de un cuerpo sano. El atletismo, como soporte fundamental de los deportes, era el más practicado, pero también se consiguieron muy buenas marcas en natación, baloncesto, rugby, hockey, fútbol… Son conocidos por haber obtenido buenos resultados en atletismo, Antonio Collado, Rafael Talón, Gabriel Julve, J. Antonio Caparrós, y como marca nacional José Lacomba. En rugby destacaron Usano, hermanos Figuerola, Solís, Baltasar Bonet, Codoñer. En baloncesto destacaron Campillo, Alzaga, Fernando Cantó, Sebastián Collar, Juan Marín, Caparrós… Muchos de los citados en sus diferentes modalidades –junto a todo el elenco del teatro universitario «El Búho» que, aunque sea repetitivo, hay que citar a Bartrina Castejón, Marco Orts, Tomás y Manuel Figuerola, Turégano, Solís, Julve, Soto, Blasco y Nebot Molada–, fueron seleccionados para participar en la Olimpiada popular, que debía inaugurarse en Barcelona el 19 de julio de 1936, y es en esta ciudad que les alcanzó la sublevación militar contra la República. Alguno de ellos participó en las barricadas el primer día, junto a las fuerzas de orden público fieles a la República y milicianos improvisados en horas, como ellos, que pusieron su granito de arena para que la capital condal aplastase rápidamente a los sublevados. Conozco a dos que desde ese día se quedaron en Barcelona y al poco tiempo eran oficiales de milicias: Manuel Solís y Gaspar Codoñer.