Читать книгу El único e incomparable Bob - Katherine Applegate - Страница 42

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Coleteo total

—¿Estás lista para ir al parque? —pregunta George cuando pasa por la sala. Lleva consigo dos linternas y un rollo de cinta adhesiva.

—Sí —dice Julia, y hago una inclinación de cabeza para mostrar que estoy intrigado por la conversación.

El lugar donde viven Iván y Ruby se llama Parque Zoológico y Santuario Mundo Salvaje. Pero todo el mundo lo llama “el parque”.

George trabaja en el parque como jefe de jardineros, lo que significa que disfruto de cierta influencia. Y todos los que trabajan allí adoran a Julia.

—Dame un minuto. Sólo necesito coger mi abrigo —dice George.

—Pero después de eso directo a casa, Julia —dice Sara—. Por si el clima empeora. Hay momentos en los que el meteorólogo dice que sólo se tratará de una ligera ducha. Y otros en los que asegura que será la tormenta del siglo.

Julia se rasca la cabeza.

—Pensé que el huracán Gus no llegaría hasta mañana.

—A veces cambian de rumbo —dice Sara—. Pueden ser impredecibles.

—¿Sabes? —dice George con un guiño—. En los viejos tiempos, los huracanes sólo tenían nombres de mujeres.

Julia se queja.

—¡Eso es totalmente sexista!

—No es sólo el viento lo que me preocupa en este caso —dice George—. Es el oleaje causado por la tormenta lo que podría ser un problema. Una inundación.

Julia intenta ponerme la última creación de su madre: un suéter tejido para perros con la palabra SEGURIDAD escrito en él.

Supongo que se trata de una referencia irónica a mi pequeño tamaño.

Yo lo rechazo con toda cortesía.

—Está bien, tú ganas —suspira Julia—. ¿Listo para tu paseo, Bob?

Con la sola mención de la palabra “paseo” me pongo como loco, así que está claro que estoy de acuerdo con la idea.

A los humanos les encanta cuando nos comportamos como tontos. Creo que están tan agobiados por sus problemas de personas que a veces necesitan que se les recuerde el aspecto de la felicidad.

Julia me ata la correa. Intento un poco de tira y afloja, pero ella se niega a seguirme el juego.

—Vamos a ver a Iván y Ruby —dice.

Sólo escuchar esos nombres hace que comience el coleteo total.

El único e incomparable Bob

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