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El escape de Pablo

Hechos 9:25, RVR1960

« Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta».

Introducción

Cuando Jesucristo se propone hacer algo contigo y conmigo, nada le detendrá. Él cumplirá su propósito en nosotros. Así oró el salmista: «Dios mío, tú cumplirás en mí todo lo que has pensado hacer. Tu amor por mí no cambia, pues tú mismo me hiciste. ¡No me abandones!» (Salmo 138:8, TLA).

1. El consejo contra Pablo

«Pasados muchos días, los judíos resolvieron en consejo matarle» (Hch. 9:23).

El cambio. Aquel que buscaba a los cristianos para darles muerte, ahora su propia gente, los judíos fariseos los buscaban a él para darle muerte. El depredador se transformó en la presa. El perseguidor se transformó en el perseguido. El fariseo fanático se transformó en el cristiano fanático. El cambio en Saulo de Tarso había sido completo, fue un giro de 180 grados. Miraba en dirección contraria con su nueva vida a la de su pasada vida.

«Pasados muchos días…» (Hch. 9:23). En Hechos 9:19 se lee: «... Saulo pasó varios días con los discípulos que estaban en Damasco» (NVI). La expresión «varios días» habla del tiempo inicial de la conversión de Saulo de Tarso en Damasco. La expresión «pasados muchos días», alude a un largo periodo. En Damasco permaneció un tiempo y de ahí fue a la parte norte de Arabia, que era más cercana a Damasco a donde luego regresó. Ese tiempo en ambos lugares fue de unos tres años. Desde Damasco escapó a Jerusalén de manera vergonzosa e ignominiosa.

En Gálatas 1:17-18 se aclara: «Ni subí a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días».

«... los judíos resolvieron en consejo matarle». El que consintió en la muerte de Esteban, ahora los judíos consienten en su propia muerte. Es decir, se reunieron y planificaron una conspiración para dar muerte al embajador del cristianismo. El enemigo de las almas siempre tramará un plan contra el plan que Jesucristo tiene para con tu vida.

Contra Lázaro se había planificado un complot después de haber este sido resucitado y ese plan también incluía a Jesús de Nazaret: «Gran multitud de los judíos supieron entonces que él estaba allí, y vinieron, no solamente por causa de Jesús, sino también para ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. Pero los principales sacerdotes acordaron dar muerte también a Lázaro, porque a causa de él muchos de los judíos se apartaban y creían en Jesús» (Jn. 12:9-11).

El llamado. En la iglesia primitiva la conversión podía implicar el abandono de la familia, el rechazo de las amistades, la pérdida de bienes y muy comúnmente la muerte por haber abrazado la nueva fe cristiana. Todavía para un judío que profesa a Jesús el Cristo, su conversión lo puede separar de su familia judía. El judío religioso rechaza al Jesús Mesiánico. Aun en algo tan sencillo como la expresión «antes de Cristo» (a.C.) y «después de Cristo» (d.C.), por causa de los judíos, los humanistas y los ateos lo han cambiado por «antes de la Era Cristiana» (a.E.C.) y «después de la Era Cristiana» (d.E.C.). Lo cual es una demostración de ese rechazo mesiánico.

Convertirse a Jesucristo era una sentencia de muerte, un llamado a la muerte, a morir a uno mismo, para vivir para con Jesucristo. Todavía en muchos países la conversión a Jesucristo es un rechazo social. Pero en países donde es fácil la conversión, muchos la toman muy ‘lite’, la toman muy suave. Para ellos y ellas es cruz sin crucifixión; es discipulado sin negación; es cristianismo sin Cristo; es fe sin obras; es religión sin relación; es salvación sin compromiso; es llamamiento sin servicio.

El griego utiliza palabras para describir los estados del ser humano: psuchikos (persona natural), sarkikos (persona carnal) y pneumatikos (persona espiritual). Vivimos en una cultura de cristianos que podemos llamar «muy asmáticos» que sufren de «asma espiritual», «parálisis espiritual» y «falta de compromiso espiritual». Es decir, son muy frágiles espiritualmente. Somos dichosos de vivir un cristianismo en un tiempo y un lugar de seguridad. A los católicos se les acusaba de solo ir a misa los domingos, muchos cristianos evangélicos son de congregarse solo el domingo.

La llamada «Semana Santa» sufrió históricamente una campaña de que no era santa por los evangélicos, quienes decían que todas las semanas eran santas. Los evangélicos la renombramos «Semana Mayor». Y ahora para muchos evangélicos no es ni ‘santa’, ni ‘mayor’. Esa semana es trabajo, es vacaciones, es faltar a los cultos. El mensaje de «Las Siete Palabras» compartidas entre semana y resumidas en el «Viernes Mayor», se recibe con los santuarios vacíos. Cada vez somos menos evangélicos y más cristianos ‘Lite’ como la Coca-Cola o la Pepsi-Cola.

2. La información a Pablo

«Pero sus acechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle» (Hch. 9:24).

El conocimiento. A Pablo de Tarso lo acechaban, lo vigilaban, le contaban sus pasos. La Nueva Versión Internacional dice: «Pero Saulo se enteró de sus maquinaciones». ¡Pero él lo sabía! No hay nada que haga el enemigo que no sea revelado a los siervos de Jesucristo. Todo mal que se trame contra tu vida, el Espíritu Santo te lo revelará.

El cuidado. Se nos declara: «... Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle». Para Pablo de Tarso, hablando humanamente, no había escape posible. El enemigo lo vigilaba de día y de noche. Pero Dios de igual manera lo cuidaba de día y de noche. El enemigo de toda justicia y de toda verdad nos vigila día y noche, no nos da tregua.

Este cuidado divino lo expresó el salmista: «Jehová es tu guardador; Jehová es tu sombra a tu mano derecha. El sol no te fatigará de día, ni la luna de noche. Jehová te guardará de todo mal; Él guardará tu alma. Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre» (Sal. 121:5-8).

3. La ayuda a Pablo

«Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta» (Hch. 9:25).

Este relato de Hechos 9:25 encuentra su contexto paralelo en 2 Corintios 11, donde leemos: «En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme; y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos» (2 Corintios 11:32-33).

Aquí se nos añaden dos nuevos detalles. Primero: el rey damasceno Aretas estaba involucrado en el arresto de Pablo de Tarso, saliendo de él, una orden de arresto por toda la ciudad. Segundo, el apóstol fue descolgado por una ventana de una casa que estaba en el muro y debió ser de algún converso cristiano.

Los ayudantes. Para Pablo de Tarso, «los discípulos» se convirtieron en ángeles de ayuda sin alas, en ángeles de socorro sin alas, en ángeles de liberación sin alas. Tú y yo también podemos convertirnos en ángeles sin alas, protectores de otras personas. Oremos por esos ángeles de consolación, ángeles de ayuda, ángeles de carne y de hueso sin alas, no que vuelen, pero sí que lleguen cuando se les necesita.

Muchos se convierten en demonios de aflicciones, demonios de tribulaciones, demonios de discordias. Nosotros podemos convertirnos en ángeles sin alas trayendo alegría a los entristecidos y ángeles sin alas de esperanza para muchos seres humanos sin esperanza. Necesitamos ángeles de amor sin alas; ángeles de provisión sin alas; ángeles de cuidado sin alas; ángeles que den sin alas; ángeles de aviso sin alas; ángeles de trabajo sin alas.

El medio. Con la ayuda de una canasta, el Apóstol de Tarso fue descolgado de noche por una muralla, y así fue liberado de la muerte. Todavía no era el tiempo de la muerte para él. Mientras Jesucristo no haya cumplido su propósito contigo y conmigo, la muerte no podrá reclamarnos. Tu vida y mi vida está guardada en las manos de Jesucristo.

Puede que Damasco haya sido el punto de partida al desierto de Arabia y el regreso de Arabia. Cuando un discípulo del Señor Jesucristo es llamado para una misión, debe ir al desierto para ser quebrantado. El Espíritu Santo usa más fácilmente a creyentes que se han dejado quebrantar.

De los dos testigos apocalípticos, que podrían ser Moisés y Elías, leemos: «Cuando estos dos profetas hayan terminado de anunciar mi verdadero mensaje, el monstruo que sube desde el Abismo profundo peleará contra ellos, y los vencerá y los matará» (Apoc. 11:7, TLA). La muerte de ellos o quien quiera que ellos puedan ser, no será un minuto antes, ni un minuto después. ¡Dios sabe la hora con los minutos para cada uno de nosotros!

A Saulo de Tarso lo bajaron por aquella muralla metido dentro de una canasta, que por su tamaño pudo ser de cargar pescados. Quizá no olía bien, pero era su salvación. El Señor Jesucristo tiene muchas canastas para nosotros que no son muy de nuestro gusto, pero nos ayudan.

El Saulo de antes, todo auto-suficiente, ahora necesitó de la ayuda de personas anónimas. Muchos anónimos aparecieron en la vida de Saulo. Y son muchos los anónimos que han dado su contribución a nuestras vidas y ministerios. Cuando puedas piensa en esas ocasiones en las que algún anónimo asignado por el cielo, te ayudó a ti. Aunque nosotros también hemos sido un anónimo para alguien. El cielo de la Biblia está tachonado por muchas estrellas anónimas.

Conclusión

Déjate ayudar por aquellos que el Espíritu Santo mueve para ayudarte y darte la mano. Solo no puedes hacer las cosas. Con otros se te hará más fácil.

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