Читать книгу Solo tengo un plan A - Laia Andía Adroher - Страница 11

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Capítulo 4

Después del comentario de Samuel se sumaron el resto a la mesa y pudimos tomar una cerveza todos juntos. No estaba con mi mejor humor, pero necesitaba distraerme y, después de tanto tiempo sin ellos, no podía estar de morros. No se lo merecían, y como son mis amigos, supieron hacerlo de la mejor manera posible para que la noche acabara bien. Hicieron que me distrajera y no pensara en Álvaro en ningún momento, aunque confesaron que era la segunda noche que se lo encontraban en ese estado, y, sin ser muy astuta, justo son las dos que yo llevo en el pueblo. ¿Por qué? Esa es una pregunta que busca respuesta, pero la cual me aterra conocer. La ilusa de mí quiere pensar que es porque se ha dado cuenta de que soy la mujer de su vida y no sabe cómo afrontar la situación, o que no quiere hacerme daño por todo el cariño que nos teníamos. Sea lo que sea, solo el tiempo lo dirá, y como me he prometido, he venido a estar con la familia y a desconectar. Para marrones, los que me esperan con mi agente a la vuelta.

Estar con los chicos me ayudó. No nos vemos tanto como me gustaría, y, a pesar de que intentamos hablar muy a menudo, no es lo mismo. Tengo que admitir que, no sé si por toda la situación, Alejo me pareció más atractivo que de costumbre, que parece difícil, puesto que guapo es un rato. Me embobé varias veces mientras lo tenía delante. Quizás pensando en Álvaro, quién sabe. Además, estuvo más callado de lo que suele estar, debo preguntar a qué se debe esta actitud, puesto que siempre es el primero en acaparar la atención. No sé, creo que todo me está afectando de más y por eso me emparanoio con el primer cambio que encuentro.

El sábado ya hemos quedado en que me van a enseñar cómo han cambiado las fiestas en el hotel, así que me quedan dos días de tranquilidad antes de volverme a cruzar con el impresentable. Por lo visto, no solo se llena de huéspedes, también van la mayoría de los jóvenes que quedan por aquí. Incluso a veces se suman los que vienen a pasar el fin de semana. Así que será divertido poder estar todos juntos para rememorar viejos tiempos.

Para darle descanso a Vanesa, hoy he decidido quedar con Alejo, así voy a desconectar un poco de las locuras de mi amiga y voy a poder comprobar si la actitud de ayer era impresión mía o realidad. Alejo es nuestro soltero de oro por excelencia, y no tiene intención de cambiar eso. Samuel y Gorka salen con Tania y Raquel desde que yo los recuerdo; ya dije que aquí te conformas un poco con lo que tienes y aprendes a querer a una persona de una manera incondicional, aunque tengo que admitir que lo suyo es más real que cualquier película romántica que haya visto. Empezaron prácticamente a la vez y ahí siguen. Y yo me alegraré siempre por ellos. No creo que tarden en dar pasos de más. Lo que es extraño es que Álvaro los haya dado antes. Bueno, lo raro es que no haya sido conmigo. En fin…

Cuando llego al restaurante de Alejo, este ya me está esperando en la entrada. No sé por qué me detengo más de la cuenta a observarlo. Conozco perfectamente su atractivo, pero diría que se le ilumina la cara de una manera distinta y su sonrisa me transmite mucho más. También me detengo por los recuerdos que tengo del lugar, hemos compartido millones de momentos ahí dentro y no recuerdo ni un solo día en que no me haya provocado una sonrisa. Va vestido con unos tejanos oscuros, una camiseta blanca y una camisa abierta, es decir, como siempre, solo que nunca me había fijado en lo bien que le sientan estas pintas. Yo creo que estoy perdiendo un poco el norte, quizás tantos cosmopolitan no me están sentando como deberían.

—¿Ya sabes vivir sin paparazzis? — Alejo se burla de mí cuando nos sentamos en la terraza de su restaurante.

—Yo soy una don nadie en este mundo. —Hay modelos y modelos, y aunque me gano muy bien la vida, paso más desapercibida que muchas.

—¿En serio? Tendré que sacar todos los pósteres de mi habitación; yo, que fardaba con los clientes de tener una amiga como tú… —sigue cachondeándose.

—Deja de reírte de mí. —Hago ver que me ofende.

—Contigo, Lara, siempre contigo. —Si no fuera mi amigo, le habría dado más de una colleja—. Entonces, ¿vamos a tener una conversación interesante? ¿Voy a poder decir de una vez por todas que me he enrollado con la mejor modelo del planeta?

—Definitivamente no sé qué vamos a hacer contigo, aunque visto lo visto, no descarto esa opción. —Es mucho mejor seguirle el rollo.

—Si tengo que ser tu última opción, prefiero no serlo, ¿eh? Sigo teniendo unos mínimos. Aunque ahora, de verdad, ¿cómo te ha sentado?

¿Sabéis? A lo largo de tu vida puedes conocer a mucha gente. Algunos de ellos solo pasarán de largo; de hecho, la gran mayoría compartirá contigo una sola etapa en tu camino. Y en mi mundo, esto lo veo a diario, sobre todo porque hay mucha gente que se te acerca por interés, y más cuando te han relacionado con algún que otro famoso. Sin embargo, hay amigos de verdad, los que siempre estarán a tu lado pase lo que pase, y con los que puedes encontrarte una sola vez al año, pero que las cosas siguen siendo igual que cuando los veías cada día. Y estos son los que realmente valen la pena. Estos son los que estarán ahí cuando los necesites, son los que te demuestran que te conocen terriblemente bien. Por eso, con ellos no es necesario fingir.

Y no hace falta que diga que Alejo es uno de ellos. Siempre fue un buen compañero de batallas que me apoyó en todos mis momentos de rebeldía contra la etiqueta de niña buena que parecía que tendía de mi cuello. Todo un seductor nato, con el que probablemente no me importaría compartir algo más mientras los dos sepamos lo que es. A ver, hablando claro, Alejo está de muy buen ver, y con su grandísimo historial, ambos disfrutaríamos mucho de ese encuentro. Aunque detrás de esa faceta que tiene, el corazón le sobrepasa y sabe cuándo es el momento exacto de arrimar el hombro y ayudar a desahogarte.

Le cuento un poco mis impresiones; no tengo que esconderme de nada, por lo que le digo que para mí es más un consuelo que otra cosa, pero que me duele igual o más. Me hago un poco la dramática diciendo que no voy a encontrar a otra persona y esas cosas. Con lo que me gusta exagerar, no me resulta complicado este papel de víctima.

—A ver, que Álvaro será mucho tu Álvaro, pero te has codeado con mejores por ahí, señorita. Y si no, sabes que aquí tienes un candidato que te puede dar todo el mambo que necesitas —me guiña un ojo—, así que serás sumamente capaz de sobreponerte a ello. El problema está en él. Ya te dijimos que hacía un par de días que lo veíamos en el pub… —No sé si estoy preparada para ciertas noticias—. El otro día Samuel fue a hablar con él y…

—¿Así que aquí vienes cuando no consigues tu copa en el hotel? — Alejo no ha podido terminar la frase por esta gran interrupción.

—Puedo ir a cualquier sitio en este pueblo para que me sirvan una copa. —Odio su prepotencia.

—¿Os conocéis? —pregunta Alejo sorprendido.

—No —casi contestamos a la vez.

—Ni ganas —añado yo.

—Entonces solo dejo la invitación de Alejo para el sábado —deja un sobre en la mesa y se marcha.

—¿Invitación? —pregunto.

—Últimamente el bar se les llena mucho porque hacen fiestas especiales cada fin de semana. Hasta hay que acudir con invitación. Los del pueblo la tenemos asegurada, así que no te preocupes, tendrás la tuya.

Creo que el tiempo pasa demasiado deprisa; tengo la sensación de que me marché ayer y han cambiado muchas cosas desde mi partida. Tantas que, a veces, tengo la impresión de que he regresado a un lugar distinto. Si no fuese porque los de siempre me hacen sentir como entonces, ya me habría marchado sintiéndome fuera de lugar. ¿Invitaciones para un hotel de un minipueblo? Eso sí que no tiene ningún sentido. De todas formas, me atrevo a robarle la suya y observar que realmente es un trabajo impecable en cuanto a diseño se refiere. El título: «Fiesta del semáforo». ¿En serio? No he visto nada más patético que esto. ¿Todavía se recurre a estos juegos? Personalmente, no me apetece entrar en una fiesta con todos los del pueblo y tener que ponerme una etiqueta que indique que ya no estoy con Álvaro.

—Tranquila, podemos ponernos la pegatina naranja y decir que estamos empezando —Alejo siempre ha sido muy próximo a leer mis pensamientos.

—No descarto el ofrecimiento, pero por el momento no voy a ir. —Si algo tengo claro es que lo último que necesito es una fiesta donde existan los prejuicios o se me lance la gente por llevar una pegatina de un color u otro.

Alejo intenta un poco convencerme, pero cuando nos damos cuenta de que se nos han hecho las dos de la madrugada, proponemos retirarnos. Yo no madrugo, pero él sí que trabaja. Con todo lo de la fiesta se nos ha olvidado retomar la conversación sobre Álvaro, así que antes de que me meta en la cama, le envío un mensaje para que sepa que no es un tema que voy a dejar a medias.

Lara: Bomboncito, no has acabado de contarme la conversación de Samu y Álvaro… Me debes otra copa.

Alejo: Mañana tómate el día para ti, el fin de semana seré todo tuyo para todo

Tiene razón en lo de tomarme el día para mí. Debo dejar de preocuparme y empezar a disfrutar de mi estancia aquí. He logrado hacerlo durante seis años sin que pareciese que tenía la cabeza en otra parte; ahora que sé lo que hay, que lo que he querido mantener vivo en mi interior tantos años ya no existe, debo intentar emprender otro rumbo en mi historia. Y todo empieza por hacer un reset, quererme a mí misma y dejar el pasado en un cajón. Y teniendo amigos como él, estoy convencida de que será mucho más fácil. Hoy ha vuelto a ser el mismo de siempre, así que nada que objetar.

Mañana será un día entero para mí, para salir a hacer surf por la mañana, revisar campañas y planear el viaje que quiero regalarles a mis padres este año. Sé que prometí no trabajar, pero esta soy yo ahora y escoger las fotos que más me gustan para algunas revistas es algo que me hace feliz. Sin embargo, el sueño tarda en aparecer, y más después del último mensaje que recibo.

Número oculto: Tu invitación la tienes en el buzón, he prometido no vender la exclusiva a ninguna revista.

Este hombre me desconcierta y me apunto averiguar quién es, ya que por lo visto ya sabe quién soy yo, o lo de la exclusiva no lo hubiese puesto. No me gustan sus bromas, pero, por otro lado, me está haciendo despertar algo que no logro descifrar.

Solo tengo un plan A

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