Читать книгу Desconocida Buenos Aires. Escapadas soñadas - Leandro Vesco - Страница 11
Ángeles Lynch, la artista que pinta el corazón rural de la argentina
ОглавлениеSan Antonio de Areco
Areco es sentir gaucho y es tierra de tradición. Pueblo que abraza un tiempo de recados, palenques, pulpería y caña. Su paisaje es el boliche, el mostrador y la charla entre amigos. La música, las esquinas comprometidas con la tierra y sus trabajos, y también el camino real, las aguadas y las cosechas. El pequeño detalle de un tero protegiendo sus crías entre el pastizal, la mirada de una vaca, el trote de un caballo, el encantador brillo de una gota de rocío.
Ángeles Lynch es quien pinta todo esto. En su pincel está el alma del campo, la vida y las costumbres rurales. Eso que nos hace soñar con la paz y la tranquilidad lo hallamos en sus lienzos. Inmensa artista. El puente entre lo que imagina, esa pintura que se crean los pintores en la cabeza y luego se traslada en la obra, es claro, sólido, tiene el encanto que flota en el aire con la suave brisa.
“Desde chica andaba con un cuaderno y lápices en mano. Siempre me gustó pintar y mi casa era una casa de artistas. Mi madre pinta y nunca faltaron pinceles ni bastidores para crear arte”, afirma.
Nacida en 1990, a los 8 años vino a vivir a San Antonio de Areco. Nada de todo lo bello que pasa en este pueblo iba a pasar desapercibido para ella. Cuando los niños se dedicaban a planear sus juegos clásicos, Ángeles retenía en su mirada la esquina del boliche. El gaucho entrando con decisión a buscar su caña, la tibieza de la primera ginebra del día. Retenía esas charlas, se fijaba en los detalles de las miradas, el resplandor del alma en el ladrillo de las paredes pulperas.
“Siempre me gustaron los paisajes de campo, las construcciones de ladrillo y barro, los almacenes de campo, las pulperías y ranchos”, afirma. “Un camino rural me transmite vida, sus colores, sus huellas; me llaman mucho la atención. Mis obras casi siempre van acompañadas de estos caminos de tierra”, refiere Ángeles. Esas venas de polvo y barro, el cielo desnudo de nubes, cubierto de colores, el manso y poderoso despertar del sol. La cigüeña, el jilguero, el cuis curioso a un costado del camino, ese mundo que habita en estas huellas solitarias, bajo la mirada de Lynch.
“Es importante pintar la ruralidad porque muchos de esos paisajes se están perdiendo. Por eso me gustan tanto los ranchos, las pulperías y los almacenes que el día de mañana pueden desaparecer”, comenta. Ahí la importancia de su arte, de aquello que puede no estar y que queda, inmortal, en sus telas. Lo que ya es difícil de hallar en las ciudades: una mirada, el ladrillo y el cielo puro, todo esto –que es pequeño y grande a la vez– se ve en su obra que rescata el silencio.
“Un mostrador de almacén me hace volar en el tiempo. Ese aire de campo, el olor a madera vieja que le da calidez al lugar. Me dan ganas de llevármelo a mi casa. Las esquinas pulperas son mi perdición, cada vez que me encuentro con alguna no puedo dejar de mirarla, retengo la imagen en mi cabeza para llevarla a mis telas”, describe sus obsesiones.
“Los silencios del campo, nada más lindo. Crecí allí y siempre me gustó ese silencio para escuchar la naturaleza, el viento, los animales, los grillos a la noche”, completa.
Ángeles pinta su aldea y el mundo quiere verla. Ese encanto de nuestros caminos y la soledad de una tranquera, el trigo dorado, el brillo de las botellas en una estantería. Nuestra magia atrae. En Areco hay un portal al corazón de Argentina. Las obras de esta artista increíble, con una mirada que vuelve la esperanza al arte más criollo, tuvo una invitación que marcó su vida: desde el Museo del Louvre (Francia) la convocaron para que llevara nuestro corazón en las pulperías, las esquinas de campo, las huellas de tierra y la belleza de nuestra naturaleza. Expuso allí, a la vista del mundo entero.
“Mi arte transmite calma, paz. Me hace feliz mirar mis cuadros y sentir que me genera eso a mí y también a los demás”, concluye la joven y talentosa artista de Areco. + info: para ver su obra y comprarla comunicarse con angeles_lynch@hotmail.com
Areco tiene la mejor oferta de estancias abiertas al turismo rural. La experiencia de vivir la dinámica del campo con sus tradiciones y costumbres es posible y recomendable. Es un lugar único en el país. Muchos turistas vienen a Argentina solo para visitar estas estancias. Dentro del pueblo se halla el alma del sentir criollo. Sus casas con fachadas antiguas, la plaza, la iglesia y las veredas angostas. El pueblo tiene movida y está bueno ser parte de ella. La mejor manera de vivir algunos días en Areco es cerca de sus bares y restaurantes. Un hotel clásico es el Dragui. Tiene 9 habitaciones amplias y cómodas, alojamiento práctico y elegante dentro del casco antiguo de San Antonio de Areco. Los detalles están cuidados. Son esos hoteles de pueblo donde la pulcritud es ley, el hecho de que la familia esté al frente del emprendimiento genera amabilidad y seguridad. Las habitaciones dan a un coqueto jardín que “invita al huésped al descanso en un ambiente de tranquilidad, disfrutando de su piscina y fuente de agua”. Un detalle curioso que alegra es una rutina temporal que deseamos que no termine: todas las mañanas se sirve un desayuno continental, verdadero. Se destacan las variedades de pan recién horneado, budines, fiambres, quesos de los pagos arequenses, mermeladas caseras y una lista interminable y deliciosa de pequeños logros pasteleros que provocan felicidad al comienzo del día. “Un hotel ideal para conocer e impregnarse de la cultura local”, aseguran los Dragui. + info: www.hoteldraghi.com / Instagram: hotel_draghi_