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V

El Chaman


La estabilidad del 4 es irrumpida por una fuerza interna que golpea el lado superior del cuadrado y le genera un nuevo vértice apuntando hacia Arriba: así nace el 5, el pentágono. El cinco es el número que define al Hombre, en tanto que sus 4 extremidades y la cabeza definen el símbolo llamado Pentagrama. Son cinco los dedos de las manos y los pies, las heridas de Jesús en la Cruz, y los pilares sagrados del Islam. Si ordenamos los nueve dígitos en tres filas de a tres, observamos claramente que el 5 está en el centro y dialoga con todos los demás; por eso también representa el Centro y la Unión Armónica entre el Yin y el Yang.


El Pentagrama en el Tetragrammaton

En las Barajas convencionales actuales de Tarot, a esta carta la denominan “El Sumo Sacerdote”, o incluso “El Papa”. En Barajas más antiguas, su nombre es “El Hierofante”, proveniente del título que recibían los sacerdotes de máximo rango que presidían los Misterios de Eleusis en el Ática, Grecia. Ellos interpretaban los misterios sagrados e instruían en esas artes a sus Iniciados. Es significativo que se denomine hierofante también a ciertas férulas o báculos papales terminados en una cruz de tres brazos, que se usan hoy día solamente en ceremonias muy particulares y solemnes. Sin embargo, ya entonces existía una condición humana para poder ser Hierofante: debía pertenecer a una antigua familia fundadora de Eleusis, que era la auténtica propietaria de este culto.

Este fue el principal motivo por el cual decidí renombrar la carta con un título tan honorable como esos, pero libre de ataduras a cultos, religiones o familias humanas: El Chamán.

El Chamán es el vínculo entre los Hombres y el Mundo de los Espíritus, el Mundo de lo Sutil. Él es la Máxima Autoridad cuando se trata de resolver una Dialéctica del Orden de lo Espiritual manifestada en la tribu.

El tocado de cornamentas y plumas es su Corona, la cual no sólo le distingue como Aquél que gobierna los corazones de la gente, sino que como toda corona, protege y enfatiza su séptimo chakra, a través del cual él se comunica con el Reino de los Espíritus. Sus ojos parecen ciegos, pero sólo lo están a las falsas necesidades humanas; él observa e interpreta perfectamente las Señales que ocurren en el mundo. Sin embargo, no olvida que él también es un Hombre, y eso es lo que le permite comprender a quienes recurren a él en busca de guía y consejo, recibiéndoles en su morada y compartiendo con ellos su fuego y sabiduría.

La Ley que imparte el Chamán no es una ley humana, sino una Ley Sagrada. Nos habla de nuestros Derechos como Seres Divinos, así como las Responsabilidades que ellos conllevan. Esa Ley proviene y se transmite a través de las mismas Aguas de las que surge la Sacerdotisa, puesto que El Chamán es la verdadera pareja simbólica de esa Carta, su contraparte masculina.

El Arquetipo evocado por el Chamán es el del Viejo Sabio, aunque aún no es Sénex (expandiremos esto más adelante). El Viejo Sabio, en este contexto, es esa figura que aparece en nuestras vidas en momentos muy particulares, y cuya Autoridad emana de él no por un título o linaje, sino por la experiencia vivida. Específicamente, esas situaciones suele ser una de las siguientes dos: o bien son etapas en las cuales nos encontramos conscientemente perdidos, en las cuales creemos hacer y haber hecho todo bien, todo según lo que había que hacer, pero el problema que deseábamos solucionar sigue manifiesto; o bien, estamos ‘perdidos en nuestra consciencia’, es decir: todo en nuestra vida parece bien, todo está donde tiene que estar, y la rutina es la que escribe la minuta de cada uno de nuestros días. Si esta situación te resuena: ¡Atento! No vinimos a esta Vida para solamente transitarla!

Un excelente ejemplo literario y cinematográfico de la energía de este Arquetipo es el personaje de Gandalf el Gris en la novela El Hobbit, de J. R. R. Tolkien (o las películas en base a estos libros, en las cuales este personaje es encarnado excelentemente por Sir Ian McKellen). En dicha historia observamos cómo un hobbit (un ser muy parecido a un humano pero de muy baja estatura y con enormes pies peludos, y que viven en cómodas casas en forma de túneles en la tierra), llamado Bilbo Bolsón, es visitado inesperadamente por un anciano “mago” y se involucra -sin ninguna intención de su parte- en una peligrosa aventura que lo arranca de la disciplinada y cultivada rutina que gobernaba la vida de cada uno de los de su especie. Cuando finaliza la historia, Bilbo regresa a su hogar, pero descubre que ya nunca más será el de antes, puesto que ha descubierto dentro suyo que su destino no es el que su sociedad desea inscribirle para aceptarlo, sino que es mucho Más que eso, aunque aún no sabe cuál. Todo este aprendizaje no hubiera sido factible sin la aparición en primera instancia de Gandalf el Gris, sin su socorro en algunos tramos… y su ausencia en otros.

Pues bien, este es uno de los aspectos del Chamán: sorprendernos un día y lanzarnos -a veces en contra de nuestro gusto personal- a una aventura inesperada que requiere que extraigamos de nosotros mismos un material que ni siquiera sospechábamos que estuviese allí. Por eso es normal que cada tanto deba apartarse y ausentarse de nuestro lado, pero es que si no lo hiciera, no necesitaríamos valernos de nosotros mismos para tomar nuestras propias decisiones y comprobar en definitiva de qué madera estamos hechos. Lo que sin embargo debemos destacar, es que no es una figura que nos lanza al abismo y ya; aparecerá precisamente en nuestros momentos de desesperación, de más profunda angustia, para hacernos comprender que no es el fin del viaje, y que en lugar de pensar en el equipaje del que debimos desprendernos para cruzar el río, debemos Valorar que ya lo hemos cruzado, que hemos llegado a un lugar en el cual nunca jamás antes habíamos logrado estar. Así, la Comprensión y la Guía en los asuntos del Espíritu son los otros dos aspectos del Chamán.

Cuando la Energía de esta carta se presenta invertida, podría estar hablándonos de un espíritu débil, dominado por la rutina y las obligaciones que los demás depositan sobre él; o una etapa de absoluta confusión, demandando la ausencia de este Gran Guía. En ciertos casos, podría hacer referencia a una derivación del arquetipo del Viejo Sabio, que nos habla de una persona mayor que no se acepta como tal y que cree mantener su juventud a través de la compañía de personas más jóvenes que él o ella. Este es un tema muy complejo que no implica necesariamente una perversión ni un carácter sexual (aunque no los excluye), sino que puede remitirse simplemente a compartir reuniones, deportes y actividades con personas mucho más jóvenes para sentir dentro suyo que él (o ella) también lo es. El problema en este caso no está en lo que hace en lo real (claramente tener una vida activa, saludable y divertida no está vedada a una persona mayor!), sino Desde Dónde Hace lo que hace; muy distinto sería, por ejemplo, una persona que tiene este comportamiento pero lo que la motiva es verse bien en el espejo, o una forma de declararle la guerra a los prejuicios sobre cómo debe ser la vida de una persona mayor, o que participa de determinadas reuniones con jóvenes porque le interesa el tema y la cuestión de los co-participantes es totalmente secundaria. Cada uno de estos ejemplos tiene sus bemoles y sus sostenidos, pero en definitiva, sirven para ejemplificar cómo sería hacer lo mismo en lo Real sin estar Haciendo lo mismo desde lo Simbólico: en ninguno de estos ejemplos recientes aplicaría esta variante del Viejo Sabio, ya que en ellos la compañía joven es un derivado asociado al verdadero Qué que lo motiva, mientras que para el Falso Joven Eterno, el Qué es precisamente el verse rodeado de personas de menor edad.

Otro ejemplo del Chamán en oposición podría estar ejemplificado doblemente en la mitología griega tanto a través del mito de Urano (dios del Cielo) como por el mito de Cronos, dios del Tiempo e hijo de Urano. Tanto el padre como el hijo muestran el pánico a la descendencia, pues ven a ésta como amenaza a su autoridad y por ello intentan evadirla por todos los medios. En el caso de Urano, negó a sus hijos que salgan del vientre de su madre (Gea, la Tierra), y en el de Cronos… bueno…, él se los comía. Lo que también queda demostrado en estos mitos es la futilidad de estas artimañas, ya que ninguno de los dos logró sostener su ‘trono’ más allá de lo que era natural que lo haga… con el adimento de un final traumático en ambos ejemplos: en el caso de Urano, fue castrado por su propio hijo Cronos desde dentro del vientre de su esposa -en el momento en que tenía relaciones con ella-; y en el de este último, fue engañado por su esposa Rea (con ayuda de su propia madre, Gea) y luego derrotado por sus hijos Zeus, Poseidón y Hades, hasta ser desterrado al Tártaro por ellos, quienes asumieron respectivamente el poder sobre los Cielos, las Aguas y el Inframundo.

El entendimiento de que existe una Ley que rige sobre las cuestiones del Espíritu y el Universo Sutil, y la cual no está ni por encima ni por debajo de la Ley Simbólica que nos enseña el Emperador, es la Gran Lección que aprendemos del Chamán. El Mundo de los Espíritus está al alcance de la mano, ¡sólo hay que dejar de buscarlo Afuera!

Tarot en PHI: Paradigma Hermético Iniciático

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