Читать книгу El síndrome de Falcón - Leonardo Valencia - Страница 5
ОглавлениеTres partes tiene este libro que no nació como libro.
En la primera, Sobre autores, doy cuenta de algunos escritores que me han resultado relevantes. Algunos me parecieron diáfanos en un primer momento. Otros, en cambio, estaban caracterizados por un grafismo críptico que no pretendo haber descifrado. Me alegra pensar que un futuro lector —más afortunado, más distante, más riguroso que yo— lo consiga. Quizá mi único propósito fue tensar una cuerda entre la transparencia y el enigma, el norte y el sur en el mapa de un lector.
En la segunda parte, Sobre literatura ecuatoriana, he realizado esa ecuación que, a veces, cada escritor hace entre su búsqueda y la tradición del país natal. El resultado es una provocación que libera o ata a nuestros propios fantasmas. En cualquier caso, lo que le importa a un escritor es su familia de afinidades y no una cuestión de sangre o de territorio, porque no siempre coinciden. E incluso la no coincidencia resulta ser más provechosa. Así las palabras no se duermen en la indulgencia o en la demagogia, sino que despiertan a lo impredecible. Contrastar el laboratorio de la literatura ecuatoriana con otras tradiciones es convertirlo en parte del laboratorio del mundo.
En la parte final, Sobre la escritura, apunto algunas reflexiones sobre mi propia experiencia al escribir. Sospecho que no siempre interpretamos con claridad lo que hemos escrito o, mejor dicho, lo comprendemos gradualmente, y quizá esta sea una de las mayores gratificaciones de escribir: comprobar que nuestro mundo imaginario es un retrato en marcha. Un retrato que podría incluir un gesto que olvidamos o que no supimos ver. De esto sabía Clarice Lispector, para quien la palabra sólo es carnada para pescar algo que no es palabra.
Hay alguna leve modificación en los textos frente a sus primeras publicaciones: comas al acecho que brotaron para dar relieve o se esfumaron para no interrumpir el aliento, algún adjetivo menos o uno más acerado, y, finalmente, varios títulos modificados por el filtro de una relectura. Al final del libro dejo constancia de la fecha y lugar en que estos escritos fueron publicados o leídos, porque permiten entenderlos en su contexto.
Es probable que el título de este libro —tomado de una conferencia que di en 1998 —necesite un matiz, por las implicaciones que ha tenido en mi reflexión sobre la literatura ecuatoriana y porque sólo una parte de estos ensayos están dedicados a ella. Los escritores incluidos en esta recopilación no sufren de este síndrome, ni cargan el peso agotador de la representación, menos aún de lo representativo. Más bien es lo contrario. Los escritores que comento han sido para mí ejemplos estimulantes de búsquedas creativas y liberadoras. La resistencia de Kazuo Ishiguro al encasillamiento realista con el gran sabotaje de su novela Los inconsolables; el sesgo a la forma narrativa total en los cuentos y fragmentos apátridas de Ribeyro; la ética de la escritura y su paciencia constructora en Juarroz; el sentido abierto de la tradición en Borges, Adonis o Lampedusa; y el sentido para Pablo Palacio de que el lenguaje es la realidad, son algunos de mis momentos de aprendizaje para subsanar el síndrome de Falcón. Los libros de estos escritores, para recordar el verso de René Char, ouvrent des bals, abren bailes. De ellos es la música. Estas páginas apenas son una invitación para abrir puertas por las que se liberan sueños e imágenes. A estos no siempre los podemos controlar ni manipular. Esa dimensión indomable, ese carácter creativo, en resumen, esa fuga de una racionalidad estrecha y de un propósito, convierten el arte de la ficción en una aventura.
Barcelona, mayo de 2008