Читать книгу Antología de Martín Lutero - Leopoldo Cervantes-Ortiz - Страница 7
Оглавление¡Gloria a Lutero! ¡Gloria eterna al hombre caro al que debemos la salvación de nuestros más nobles bienes y de cuyos beneficios vivimos aún hoy! Es poco digno de nosotros quejarnos de la limitación de sus ideas. El enano sentado a hombros del gigante puede sin duda ver más lejos que el gigante mismo, especialmente si se pone gafas; pero a la más alta visión del enano le falta el alto sentimiento, el corazón de gigante que no podemos apropiarnos. Aún menos lícito nos es dictar una sentencia dura sobre sus defectos y faltas; estas faltas nos han sido más útiles que las puras virtudes de otros miles. Ni la finura de Erasmo ni la suavidad de Melanchton nos habrían llevado jamás tan lejos como nos lleva a veces la divina brutalidad del hermano Martín. Sí, incluso el error esencial sobre su misma empresa […] nos ha dado los más deliciosos frutos de que hoy goza la humanidad entera.
HEINRICH HEINE (Alemania, 1797-1856), Sobre lahistoria de la religión y la filosofía en Alemania (1835)
Al joven meditador José Ortega y Gasset
A ti laurel y yedra
corónente, dilecto
de Sofía, arquitecto.
Cincel, martillo y piedra
y masones te sirvan; las montañas
de Guadarrama frío
te brinden el azul de sus entrañas,
meditador de otro Escorial sombrío,
y que Felipe austero,
al borde de su regia sepultura,
asome a ver la nueva arquitectura
y bendiga la prole de Lutero.
ANTONIO MACHADO (España, 1875-1939)
Lutero
Arde entera Alemania en fuego vivo,
Suena el clarín marcial en la llanura,
Los templos quema la canalla impura,
Y vaga el sacerdote fugitivo.
Llega la guerra al Támesis altivo,
Y llora la doncella en su clausura;
Corre la sangre en la prisión oscura,
Y no se halla la rama de un olivo.
Junto al Báltico el Sueco se alborota,
Grita insensato y cíñese el acero,
Y coge el casco y la robusta cota.
Triunfa Gustavo en fin, y al golpe fiero
La túnica de Cristo queda rota.
¡Ay de tus glorias, infeliz Lutero!
MANUEL CARPIO (México, 1791-1860)