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CAPÍTULO 5

Sistema fascial orbitario

Es un conjunto de tejidos conjuntivos mesequimales, muy denso y rico, formado por tres partes esenciales continuas entre sí, derivadas del sistema membranoso intracraneal (duramadre) y prolongadas por el sistema fascial cefálico extracraneal (fig. 23).

1) En el centro: la cápsula de Tenon (vaina del globo ocular).

Es una membrana fibroelástica, en forma de bóveda esférica, que engloba en su concavidad la parte posterior del globo, del que está separada por una delgada capa de tejido celuloso, muy laxa. Esta cápsula, que puede compararse a la cúpula de una glándula, es una verdadera articulación que permite los movimientos de rotación del ojo.

Derivada de la vaina dural del nervio óptico, nace en la cisura escleroóptica y separa la vaina del nervio de la esclerótica del ojo.

Por delante, la cápsula de Tenon es atravesada por los músculos del ojo y sus vainas aponeuróticas, con las que se confunde, participando a continuación en la formación de los tendones musculares que se insertan en la esclerótica y de los alerones musculares que se reflejan hasta el reborde orbitario.

La cara externa de esta cápsula está unida a los tejidos adiposos de la cavidad posterior de la órbita por numerosos tramos conjuntivos.

2) Por detrás de la órbita se sitúan las vainas musculares, que, como hemos visto anteriormente, acompañan los músculos desde su origen en la periórbita y el tendón de Zinn hasta su [78] terminación en la esclerótica, y se fusionan, después de haberla atravesado, con la cápsula de Tenon.

El cuerpo adiposo de la órbita, que ocupa la parte posterior de la cavidad, pertenece al sistema fascial, porque también es de origen mesodérmico y tiene caracteres estructurales de base equivalentes. Este paquete adiposo, que cala el ojo, está dividido en lóbulos reunidos con frecuencia por puentes y delimitados por los músculos rectos. Dichos lóbulos se insertan en la pared orbitaria por medio de la periórbita y están subdivididos en lóbulos por tabiques derivados de la cara externa de la cápsula de Tenon. Éstos desbordan por delante del globo mediante prolongaciones que se sitúan entre el ojo y el septo orbitario; como uno, al nivel superior, que constituye un verdadero lóbulo independiente.

La grasa blanca que forma este cojín adiposo es sensible a las influencias hormonales, en particular de la TSH (tireostimulina hipofisaria). Por consiguiente, en los hipertiroidismos tóxicos, con una tasa elevada de TSH, veremos aparecer una exoftalmía bilateral por proliferación de la grasa orbitaria, asociada a edema.

3) Por delante de la cavidad orbitaria se encuentran los alerones musculares. Están constituidos por la cápsula y las vainas confundidas, que forman expansiones aponeuróticas orbitarias y crean un diafragma adiposo abierto por delante y que se engrosa en algunas partes. Aseguran la posición y estabilidad del ojo.

Relaciones osteopáticas

Este conjunto fascial al que se añaden las túnicas propias del globo, la esclerótica en particular, se continúa directamente con la duramadre craneal, que, por lo tanto, va a estar relativamente sometida a sus movimientos y tensiones.

En efecto:

– La hoja parietal de la duramadre, una vez ha pasado por el agujero óptico y la hendidura esfenoidal, se extiende sobre la órbita, se adhiere a las suturas y constituye la periórbita. Ésta se engrosa en determinados niveles para dar nacimiento a las vainas de los músculos motores del ojo.

– La hoja visceral constituye, a partir del conducto óptico, la vaina del nervio óptico, que se continúa sin demarcación con la esclerótica del ojo, después de haber dado nacimiento a la cápsula de Tenon al nivel de la cisura escleroóptica.

– Las prolongaciones de esas dos hojas van a fusionarse en la parte anterior de la cápsula de Tenon y a participar en la constitución de los alerones musculares, que a su vez se insertarán en el reborde óseo y se continuarán por el periostio de la cara.A continuación, el periostio dará nacimiento a las aponeurosis maseterinas, temporales, buccinadoras, etc.;

– Por delante de la órbita, este sistema fascial está unido a la conjuntiva ocular, mucosa blanda perteneciente también a las fascias.

Así pues, la cavidad orbitaria es un lugar privilegiado debido a que en su seno se organiza:

– una emergencia de la duramadre;


Figura 23: Sistema fascial orbitario y ocular.

– una gran reunión de fascias de diferentes tipos y niveles,

– una importante relación fluídica (que será descrita en el capítulo 7) entre la sangre, la linfa, el humor acuoso y el líquido cefalorraquídeo.

Así pues, el mecanismo de respiración primaria será especialmente importante al nivel de la órbita y de su contenido, donde las tensiones membranosas se reflejarán de inmediato y podrán afectar más o menos la visión.

Osteopatía y oftalmología

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