Читать книгу La construcción social del patrimonio a través de los espacios urbanos en Zacoalco de Torres, Jalisco - Lorena Anaya Ortega - Страница 8
ОглавлениеTERRITORIO E IDENTIDAD
Para su entendimiento en el territorio y espacio, en el patrimonio cultural se reconoce a un territorio no solo como el espacio en donde se realiza la vida social, y como el creador de esa realidad del territorio que fue construido a partir de la historia, que originan procesos sociales y culturales que intervienen en la experiencia de vida de sus habitantes, que puede ser revalorado por proyectos urbanos que revalore sus espacios urbanos y públicos, en beneficio de la población y en defensa de la fragmentación de las sociedades (González, 2010).
El valor de la construcción social del patrimonio en el espacio urbano es el de convertir el territorio donde se habita en el lugar donde se vive, y después el lugar de donde se es, generando el sentido de pertenencia, que se arraiga en la reproducción de las prácticas culturales anteriores que los pobladores reconocen como parte de su historia, y en la creación de nuevas prácticas culturales que se reconocerán como propias. Todo este largo proceso creará una relación de la gente con el territorio, que se convertirá en el espacio donde esté representado, sobre lugares con carga simbólica, el patrimonio creado por la sociedad, creándose el sentido de pertenencia a un espacio y a una cultura.
La apropiación-valoración se convierte en un proceso en el que se vincula al individuo con el espacio, donde se valora la estética afectiva y simbólica de un territorio por un individuo o grupo (Zapiain, 2011, p.4). Por lo que la configuración socioespacial de un espacio urbano permanentemente está cambiando, los espacios con carga simbólica tienden a permanecer sin cambio durante mucho tiempo, porque representan la imagen que la población tiene de sí misma.
Este «nosotros para nosotros» se enriquece cuando las prácticas culturales de un lugar son compartidas y observadas por visitantes, es decir, se crea un «nosotros para otros». De esta forma, la identidad toma un sentido importante en la imagen de los espacios para el turista cultural, donde esta misma va más allá de la imagen en el espejo, que es percibida principalmente por quien se refleja en él; la identidad, en un sentido más amplio, implica la diferencia con todos los demás, y esta diferencia no puede ser claramente marcada si no se refleja en los ojos de alguien que no soy yo, y si la imagen en el espejo no tiene al resto del mundo detrás, para hacer un contraste más fuerte entre lo que se es y todo lo que no se es. El contacto de diversas culturas en un espacio urbano con carga simbólica y patrimonializado para recibir a los propios y a los visitantes refuerza la identidad de los unos y el reconocimiento por parte de los otros.
La ausencia de planeación turística a partir de los espacios vincula la falta de reconocimiento del patrimonio cultural por parte de organismos internacionales, ignorando la importancia que tiene esa construcción social del patrimonio para sus habitantes, para una identidad clara y definida, así como para el reconocimiento de su propia población. Zacoalco de Torres muestra una gran capacidad de sus recursos culturales materiales e inmateriales que al ser tratados a partir de una planeación turística pueden llegar a formar parte de un producto turístico.
El patrimonio y el turismo cultural son dos realidades íntimamente ligadas, aunque no siempre con intereses comunes. Si bien el patrimonio es, desde un punto de vista cultural, una construcción social con una importante función en la representación simbólica de la identidad; desde el punto de vista utilitario ha pasado a ser considerado un motor de desarrollo económico y social, al ser capitalizado como recurso turístico; visiones ambas ciertas y válidas, pero no siempre coordinadas entre sí, ya que en muchos casos una promoción económica basada en el turismo, pero no planeada para la conservación de los bienes patrimoniales, puede destruir o afectar lo que busca promover (Grande 2001, pp. 15-40).
El patrimonio cultural forma parte de una sociedad, localizada en un territorio geográfico que identifica a un lugar de otro a partir de una identidad, reflejo de sus costumbres, tradiciones, formas de vida y característica únicas del lugar. El conjunto de bienes tangibles e intangibles de un lugar forman el atractivo principal para que un turista visite un sitio. Cuando por vez primera una persona quiere conocer un lugar, una de las primeras formas de informarse, de acuerdo con la modernidad, que nos ha acostumbrado a las respuestas preseleccionadas proveídas de manera inmediata, es a través de los medios de comunicación, principalmente a través de las diferentes imágenes que proyecta la consulta de internet, que presenta folletos y guías turísticas, páginas de agencias de viajes, planes de vuelo, hoteles de gran turismo, así como la recomendación de boca a oído.