Читать книгу La guerra cristera - Lourdes Celina Vázquez Parada - Страница 34
Héctor, de Jorge Gram
ОглавлениеBajo este seudónimo se publicó la que es considerada la primera novela cristera, en 1930,3 por el sacerdote David G. Ramírez, obra frecuentemente reeditada. Se trata de un texto panfletario que difunde los intereses de la derecha católica, sin que su autor se preocupe mucho por la forma literaria. Desde la crítica, se considera que “El canónico y doctor en teología describió la acción de los buenos contra los malos; los primeros son los cristeros y los segundos, los partidarios del gobierno… [Sin embargo] a no ser porque Héctor fue una de las novelas mexicanas de mayor difusión durante las tres décadas posteriores a la guerra cristera, tal vez sería conveniente no mencionarla”.4
Se trata de una novela donde las escenas sangrientas de la guerra y los conflictos de conciencia son resueltos de una manera muy esquemática, en la que se justifican siempre las acciones de “los buenos”, los cristeros, en contra de “los malos”, el gobierno. Esta escena en un confesionario así lo demuestra:
—Padre, yo me alegro en extremo cuando sé que éstos son derrotados, cuando sé que caen muchos heridos y muchos muertos… yo siento grande gozo cuando los hacen añicos… ¿Es esto pecado?
—¡No, hija mía; no es pecado! No es el odio al prójimo lo que te mueve, es el odio al mal lo que te anima.
Afirmaciones como éstas, fueron un lugar común durante la época de la guerra para justificar la lucha armada y alentar la participación de los campesinos. Se difundían en los boletines parroquiales, panfletos y volantes, y circulaban profusamente entre las familias católicas. Aunque la Liga Nacional Defensora de la Libertad Religiosa siempre deslindó de responsabilidades al clero en las decisiones militares que tomó, no cabe duda que detrás había teólogos que intentaban justificar estas acciones por encima de los preceptos evangélicos. Héctor, del doctor en Teología David Ramírez, es un interesante ejemplo del discurso católico de la época.