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Sobre la cobertura mediática de la corrupción

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Diversos artículos académicos han abierto una línea de investigación sobre la cobertura mediática de la corrupción. Estos han establecido las bases metodológicas para el análisis de contenido. Los trabajos que se exponen a continuación han resuelto algunas dudas metodológicas sobre la mejor forma de analizar la cobertura mediática de la corrupción, tales como: la pertinencia de realizar análisis de contenido en vez de contabilizar el número de notas que mencionan la palabra corrupción; sobre el tipo de actos que se codifican; definir en qué momento una nota no es adecuada; qué tipo de fuentes utilizar; cómo construir ventanas de tiempo; y la pertinencia de clasificar a los escándalos de corrupción en función de su magnitud.

En un estudio sobre la cobertura mediática de actos de corrupción a nivel subnacional en México, Stanig (2014) analizó las notas periodísticas que cumplían dos condiciones: que hicieran referencia a un acto concreto de corrupción y que mencionaran un actor identificable. Por tanto, las notas que denunciaron la corrupción generalizada en algún estado, pero que no referían a individuos o instancias gubernamentales específicas como responsables, no fueron tomadas en cuenta para el análisis.[3]

Por otro lado, Balán (2011) realizó un estudio sobre las dinámicas de los escándalos de corrupción en Argentina y Chile. El autor utilizó el Latin American Weekly Report (lawr) (Reporte Latinoamericano Semanal) para identificar los escándalos de corrupción de 1989 a 2007. La utilización de esta fuente pone sobre la mesa la necesidad de buscar fuentes alternativas cuando los periódicos nacionales o locales son de difícil acceso. En este trabajo se identificó el número de actos de corrupción, así como el número de semanas que aparecía referenciado. A partir del número de semanas en las que aparece el escándalo, se realizó una distinción de escándalos por niveles (alto, bajo, medio).

En otro estudio, Di Tella y Franceschelli (2009) relacionaron la cobertura mediática de actos de corrupción con el dinero otorgado a los periódicos para publicidad oficial. Los autores tomaron en cuenta las noticias en primera plana que evidencian explícitamente un acto de corrupción e historias que realizan una crítica a la administración pública.[4]

Puglisi y Snyder (2011) analizaron la cobertura mediática de escánda­los de corrupción en Estados Unidos utilizando una lista de los escándalos que se encontraban bajo investigación. Los autores analizaron cuál fue la cobertura que recibió cada uno de estos escándalos en distintos periódicos. Es importante destacar que en este estudio el periódico no es la fuente para identificar el escándalo, sino la lista de escándalos que se encuentran bajo investigación.[5]

Análisis realizados en México (Salazar Rebolledo, 2016, 2018, 2019) han contribuido a mejorar la metodología de codificación de notas de prensa a pesar de las deficiencias de los sitios de periódicos locales y de las bases de datos que contienen periódicos a nivel subnacional. Normalmente los periódicos estatales no tienen una vía de acceso a publicaciones previas y los sitios de internet no funcionan de forma adecuada.

Salazar Rebolledo (2016) elaboró una Base de Titulares de Medios Impresos Estatales (Base TiMIE), la cual está conformada por el contenido de los dos periódicos de mayor circulación diaria para cada una de las 31 entidades federativas; por tanto, incluye un total de 62 periódicos estatales. La base TiMIE incluye el contenido que corresponde al periodo de 2011 a 2013. Para cada año se reconstruyó una semana de manera aleatoria; es decir, se seleccionó al azar un ejemplar correspondiente al día lunes, uno al día martes, uno al día jueves, y así sucesivamente.

En total se extrajeron 21 fechas para cada uno de los 62 diarios. La autora seleccionó los titulares como unidades de análisis de estos ejemplares, entre otras razones, porque esta sección del contenido “supone un elemento estratégico de actuación de los medios impreso, pues exhibe una línea editorial determinada” (Salazar Rebolledo, 2016). Cabe destacar que solamente se codificaron los titulares que fuesen críticos contra el gobierno estatal del periódico en cuestión.

Los estudios mencionados anteriormente han dictado una pauta metodológica para el estudio de las notas de corrupción y del desempeño del gobierno. Con base en las propuestas metodológicas de esta literatura, se concluye que para analizar la cobertura mediática de corrupción se podrían seguir distintos caminos. Una alternativa es contar con un listado de actos de corrupción perseguidos por instancias correspondientes y posteriormente, mediante una búsqueda de palabras clave, rastrear la cobertura recibida para dimensionar la magnitud. Sin embargo, en México no es posible contar con un reporte confiable de actos de corrupción proporcionada por una instancia oficial. Otra alternativa es analizar periódicos a nivel local, pero esto es complicado porque su disponibilidad es a menudo limitada. La tercera alternativa para documentar eventos de corrupción a partir de la prensa mexicana es utilizar bases de datos que concentran cantidades importantes de periódicos locales. El presente estudio opta por esta última opción.

Crisis de estatalidad y violaciones a derechos humanos

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