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¿CUÁNDO CONECTÉ CON LA «DIVINIDAD»?

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Conecté con lo que yo llamo divinidad en 2004. Este fue el año que tuvo lugar mi golpe de varita, en un momento en el que todo se vino abajo, en un momento en el que pasé de tenerlo todo a no tener nada, en un momento en el que me sentí hundido, en el que no veía salida.

Siempre he sido un luchador incansable, siempre he sido muy trabajador, muy tenaz, y siempre me había ido bien. Digamos que ir bien es cuando las cosas, a pesar de lo que cuestan, salen como tú quieres que salgan, y así era yo. Hasta entonces todo había ido rodado. Tenía lo que quería, no sin esfuerzo, pero lo había conseguido todo. A mis treinta años podría decirse que era lo que la sociedad conoce como un triunfador.

Tenía una empresa, pareja, casa, coches, una vida social envidiable, era popular en mi profesión. En mi trabajo todo iba como la seda, pasé de hacer infantiles en colegios con mi familia a grandes musicales como 101 dálmatas, con una actriz de primera que se convirtió en mi pareja, conseguí grandes patrocinadores, hacer exitosas giras, lo que siempre había deseado. Después vino El Zorro, otra gran producción, y aún faltaba por venir lo mejor: el musical de Queen, We Will Rock You. Me codeaba con los componentes del grupo, la obra fue la estrella de la temporada y su estreno, de los mayores acontecimientos de entonces. Creí, algo que tú también habrás pensado muchas veces cuando las cosas te van bien, que nada podía cambiar y que ese éxito era para siempre. Me sentía imparable.

Había trabajado duro, me había sacrificado para conseguir todo aquello, había perdido cosas por el camino para obtener mis metas y por fin las había logrado. Estaba en la cima.

No nos preguntamos por el despertar cuando la vida nos sonríe porque pensamos que son cosas místicas de gente que tiene tiempo que perder.

Estaba on fire y sin saber que la vida me había preparado algunos interrogantes para los que no tenía respuesta y cerrojos para los que no tenía salida. ¿Para qué desperdiciar momentos reflexionando sobre quién era yo en realidad si me encantaba el Luis en el que me había convertido? No me interesaba nada la persona porque disfrutaba con el personaje. Las preguntas llegan cuando la vida te golpea y te sientes tan hundido o perdido que buscas dónde agarrarte.

Viaje al centro de ti - Los 12 mandamientos del siglo XXI

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