Читать книгу Viaje al centro de ti - Los 12 mandamientos del siglo XXI - Luis Fernando arean Alvarez - Страница 9
¿QUÉ SE SIENTE?
ОглавлениеSe siente que entiendes lo incomprensible, que ves la simpleza de las cosas, que ves lo que antes no veías con los ojos de la certeza. Entonces empieza el despertar que te va a acompañar el resto de tu vida. Es un viaje al centro de ti que nunca terminará y que, una vez lo empieces, jamás lo podrás dejar.
Sentir la verdad de tu ser y de tu existencia, sentir la paz es tan gratificante que después de conocerla no querrás abandonarla. Es posible que en ocasiones te salgas del camino, ya sabes que el mundo de lo físico tiene suficientes distracciones para desviarte, pero de algún modo, por mucho que te alejes, terminarás regresando a él, el que va a tu interior. No hay viaje más gratificante y duradero que este.
Por eso, cuando me preguntan que cuándo fue mi despertar, me río, sonrío, porque es cada mañana, a cada momento, pues mi despertar no ha terminado. Cada día la vida me ofrece ocasiones para despertar más, para hacerme regresar a mi camino.
Por la profesión que tengo te confieso que muchas veces me he distraído, he abandonado mi viaje al interior de mi ser para perderme en trayectos llenos de muchas cosas y a la vez de tanto vacío. Me he perdido, pero siempre he sabido regresar. ¿La razón? Como te decía antes, una vez que inicias el viaje a tu interior, es complicado dejarlo a medias.
Cuando sabes lo que es la paz, es difícil vivir en la guerra. Cuando sabes lo que es estar despierto, es difícil quedarse dormido. Cuando disfrutas de la verdad, es difícil vivir en la mentira. Cuando consigues ver, no tiene sentido estar a oscuras.
Tuve la suerte de recibir, hace años, mi golpe de varita mágica, de vivir ese chasquido que me hizo ver que la vida es otra cosa, que detrás de las maravillas que nos han enseñado, el tener propiedades, una familia, dinero, fiestas, etc., que detrás de todo eso hay algo mucho mejor y muy desconocido para la mayoría de las personas, y en ese golpe de varita me di cuenta de que algo me estaba perdiendo, y ese algo era yo mismo.