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Necesitas medir tus capacidades e ir limpiando
tu almacén y límites de la memoria
·“Si cierras las puertas y ventanas de tu pasado, estás abriendo al mismo tiempo las de tu futuro”
“Para recibir lo que se quiere, antes hay que desprenderse de lo que no se quiere” Alejandro Jodorowsky
En la actualidad el mundo tecnológico que nos ha tocado vivir, queda limitado por la capacidad de almacenamiento de los registros generados. Los conocimientos, el desarrollo, las máquinas día a día nos sorprenden multiplicando exponencialmente sus límites y capacidades. Aumentan los datos, la necesidad de información y esta carrera, no tiene techo en su crecimiento; sin darnos cuenta de que es el propio hombre el que no puede asimilar para sí, en su vida todo lo que se le viene encima, tanto, que corre el peligro de estallar como un globo al que se le está hinchando demasiado por encima de sus propios límites.
Debo seguir, y de los mayores el consejo, pues ya conocemos el dicho “más sabe el diablo por viejo, que por diablo”. Recuerdo esas palabras que me dijo Madre:” Hijo, en la vida uno debe ir abriendo y cerrando de forma constante puertas y ventanas en su casa” y yo de mi propia cosecha he añadido a esta frase “porque si no existiría mucha corriente o podríamos morir asfixiados por falta de aire”. Esto trasladado de forma pragmática a nuestra vida nos supone mantenernos alerta y no aferrarnos a nada material de forma absoluta y tener que ir renovando de forma continua nuestras preocupaciones, problemas y frentes abiertos. No tengo ni dispongo del espacio necesario y mis límites no son infinitos. Además no debo detenerme, ya que si me quedo mirando fijamente la puerta que se cierra, eso me impedirá ver todas las que se están abriendo. Cuando tenga la decisión de cerrar algunas, tendré la capacidad de descubrir otras nuevas que están entreabiertas. Y pensar que cuando cierro la puerta de mi mente a los pensamientos negativos, se me está abriendo la puerta de la oportunidad, ya que la puerta del corazón humano, solo se puede abrir desde el interior.
Es preciso ir limpiando y ordenando de forma permanente, es una verdadera labor de mantenimiento, compilando y eliminando lo superfluo. No debo convertirme en un Diógenes en mi cabeza y pensar que no tienes que hacer nada. Las guerras se ganan batalla a batalla, no se pueden ni deben tener todos los frentes abiertos, pues corres el peligro de perder la guerra, y si pierdes la guerra, la pierdes tú, no los demás, no hay que arriesgarse a perder tu rumbo y coherencia. Es un error considerar que puedo con todo, no es cierto y además peligroso.
De forma gráfica y para dar una explicación un tanto divertida os voy a contar una anécdota que me sucedió en mi trabajo, y que ilustra esta situación, y que después me ha ayudado como aprendizaje, y la he utilizado para poner freno a determinadas situaciones de autocontrol que puedan conducirte a posiciones límite, y el no resolverlas, te perjudicaran y terminarán por hacerte mucho daño.
Acababa de entrar en un nuevo puesto en el que el nivel de exigencia era máximo, y yo como siempre queriendo responder adecuadamente me dejaba la vida en ello. No tenía tiempo ni descanso, y todo eran preocupaciones y disgustos, tanto que ya empezaba a hablar y pasear sólo en casa, Como no podía ser de otra manera estallé, y le comenté a un compañero de trabajo un día que no podía más. Esta persona, queriendo darme un consejo y ayuda me comentó que buscara una solución rápida, pues tenía que tener claro que el día que se me estropeara mi maquinaria, al que se le iba a estropear para siempre era a mí, no a la empresa. Enfadado le contesté, no sé qué hacer y añadí es que….si sigo así voy a terminar pegándome un tiro; él me respondió sonriendo; entonces tus compañeros de trabajo te mandarían una corona que pondría “tus compañeros no te olvidan”, indignado por el comentario y respuesta me solivianté más y le contesté: sí, pero antes, me cargo al jefe. Mi amigo manteniendo su flema y su sonrisa añadió: no te preocupes, no habría problema, entonces te mandaríamos una segunda corona que pondría “tus compañeros agradecidos, no te olvidan”.
Debo tener la nitidez de ideas necesaria para dinamizar y poner límite a los problemas en mi vida e ir eliminando dificultades y piedras en mi camino, y no acumularlas como cargas no útiles. No soy un personaje de ficción con capacidades ilimitadas, soy real, y puedo lo que puedo. No debo erigirme en adalid o salvador del mundo, y es preciso jugar sólo tu papel no el de los demás, ya tienes bastante con lo tuyo. Necesito para ello aplicar limpieza en mi comportamiento y valoraciones, renovar mi aire y no añadir peso innecesario en mi mochila, abriendo y cerrando puertas y ventanas, pues no soy infinito y puedo reventar un día, y eso no me lo puedo permitir.
“Cierra algunas puertas. No por orgullo, ni por soberbia, sino porque ya no te llevan a ninguna parte” Paulo Coelho.