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Las tensiones al interior de un campo y entre los campos

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En los procesos de intercambio social se hallan tensiones que tienen su origen en los movimientos que se suceden en los campos. La tensión se expresa cuando al interior del sistema establecido de intercambio social tiene lugar una forma o una práctica no esperada dentro de los roles sociales establecidos, y con esa práctica se está produciendo un modo de apropiación de algún bien del capital simbólico presente.

De esta manera, la tensión puede adquirir varias formas: una es la tensión producida por el alejamiento de uno de los componentes de la estructura del sistema y por la acción del sistema en el intento por recuperar esa parte que se aleja o que toma otra forma. Otra es la tensión entre los sistemas; cada sistema hace un esfuerzo por incorporar o recuperar una parte que se aleja o que no está en uno ni en otro y que gravita entre ambos. Y la última, se puede presentar cuando se dan diferentes acciones con la finalidad de mantener un lugar en el campo o mejorar el que se tiene. Este último caso hace parte de las tensiones entre subcampos:

El principio del movimiento perpetuo que agita el campo no reside en algún primer motor inmóvil –en este caso el Rey Sol– sino en las tensiones que produce la estructura constitutiva del campo (las diferencias de rango entre príncipes, duques, marqueses, etcétera) y tienden a su vez a reproducirla. Hay en las acciones y reacciones ciertos agentes que, a menos de excluirse del juego, no tienen más remedio que luchar por mantener a mejorar su posición en el campo, con lo cual contribuyen a imponer sobre todos los demás presiones a menudo percibidas como algo insoportable que nacen de la coexistencia antagonista (Bourdieu, 1990, p. 55).

Además, el campo se puede considerar como el lugar de las tensiones, porque al constituirse en un sistema que funciona a partir de sus propias leyes (Bourdieu, 1990), está conformado por unas posiciones sociales definidas. Esto implica que la lucha por la obtención o apropiación de esas posiciones es cuna para las tensiones. Es posible entender las tensiones como el encuentro de fuerzas en la lucha por la apropiación del capital cultural (Bourdieu, 1990), el que está representando como ese bien por el que se lucha. Ese bien está referido a una posición social, que va a hacer posible un ejercicio de poder. Esto puede suceder al interior de un campo o entre ellos.

El campo de la psicología educativa se configura como si fuera un orden independiente de los otros campos de la psicología. Esta condición hace posible que se presenten intereses por apropiarse de lugares sociales para su ejercicio. Esta práctica da lugar a las tensiones con otros campos de saber, cuyos objetos se convierten en lugares de intereses comunes, en objetos de la lucha.

Como ya se dijo, las tensiones también tienen lugar al interior de los campos, ya sea por las interacciones entre los subcampos o por los esfuerzos por conservar o conseguir los lugares dentro de él, algo muy común entre las ciencias. Por esto, en una mirada a su institución, las tensiones son un insumo para estudiar las dinámicas que propiciaron su emergencia:

Como traté de demostrarlo empíricamente en mi investigación sobre el campo literario francés en la época de Flaubert (Bourdieu 1983d, 1987i, 1987j, 1988d), no podemos captar la dinámica de un campo si no es mediante un análisis sincrónico de su estructura y, simultáneamente, no podemos captar esta estructura sin un análisis histórico, esto es, genético de su constitución y de las tensiones que existen entre las posiciones en su seno, así como entre dicho campo y otros campos, y especialmente el campo del poder (Bourdieu y Wacquant, 2005, p. 142).

Las tensiones presentes en las dinámicas estructuradas y estructurantes trascienden lo individual. De hecho, donde se manifiesta una tensión, se da cuenta de una interacción. Esa relación tensa está contenida en una estructura armada para ser estable y la tensión la desestabiliza. Pero la estructura tiende a mantenerse en su forma, a perpetuarse, lo que no alivia la tensión. Por lo tanto, esta se alivia en la generación de movimientos que redistribuyen su fuerza en nuevas formas que se mantienen en conexión con las que dieron origen a la tensión. Esto permite la circulación, al interior del campo o entre ellos, del capital simbólico (roles, lugares de poder, reconocimiento, legitimidad), esto es, el intercambio de todo aquello por lo que se debaten los agentes en su interior o en otros campos.

El campo de la psicología educativa en Colombia: génesis y estructura

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