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ATARDECER Y CORRIENTES ENERGÉTICAS

Al declinar el día, como llamáis, cuando se oculta el sol, las corrientes energéticas que han mantenido el fluido constantemente, se manifiestan en la diversidad de colorido, con que han pintado el zenit planetario; este colorido varía según, las vibraciones, que, durante la exposición del sol, se hallan emitido en el planeta.

Cuando las vibraciones energéticas han sido perturbadas difícilmente se exhiben los colores en su esplendente belleza, ya que su colorido debido a las vibraciones de baja frecuencia vibratoria, opacan el esplendor del colorido de las vibraciones emitidas por las corrientes energéticas, que disminuyen su frecuencia. También, sucede lo contrario cuando las vibraciones de estas corrientes, son aumentadas por su frecuencia de alta vibración.

Cada atardecer es distinto, porque depende de las vibraciones que emiten la diversidad de formas de vidas que habitan en la tierra, razón por la cual, se dan atardeceres opacos y otros de coloridos luminosos.

La energía de las corrientes energéticas, sostiene la luminosidad permanentemente, aunque a veces no se hace visible, pero siempre está vibrando y adecuándose a la emisión de las vibraciones de la tierra.

En la exposición física del sol, las corrientes energéticas reciben de éste su alta vibración de la cual se abastecen, en concordancia con el suministro que les permiten proveerse las Inteligencias Superiores, que van en armonía con el fulgor del sol radiante.

Siempre y a cada momento, estas corrientes energéticas actúan en las formas de vidas, de acuerdo a sus vibraciones, que se hacen afines con las que éstas irradian, por consiguiente, la estabilidad de estas vibraciones es oscilante en los atardeceres del planeta.

La energía en los atardeceres, permanentemente, permanecen en acción, por el movimiento que las corrientes energéticas transmiten, a través, de las vibraciones y su acción es imperceptible por la velocidad con que éstas se manifiesta en el nivel evolutivo, en que se encuentre la tierra.

Los atardeceres se forman por grandes masas de energía acumulada, por la actividad constante de las corrientes energéticas, que se precipitan en el espacio en filigranas de inmensurable colorido.

Estos atardeceres envuelven la tierra, con la energía que emiten las corrientes energéticas, rodeándola de esplendente luz. Éstos varían su colorido, en cada lugar donde se oculta el sol, según las vibraciones emitidas por los habitantes que moran en ese espacio terrestre.

Jesús de Nazaret

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