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EN EL MAR EL MOVIMIENTO ES CONSTANTE

En las aguas marinas que rodean al planeta Tierra, el movimiento ocasionado por las vibraciones de las corrientes energéticas, es perenne y se renuevan permanentemente, es decir, con el movimiento que acarrean las corrientes energéticas, las aguas saladas revuelven sus componentes al darse la mezcla de éstos con el perpetuo movimiento, creando nuevos componentes, por esta razón, jamás se podrá determinar con precisión los componentes que integran estas aguas, que se diluyen en su renovación continua, lo que hace que estas aguas contengan diversidad de componentes.

Estos componentes marinos con el movimiento que producen las vibraciones de las corrientes energéticas, generan mayores combinaciones físicoquímicas, que se convierten en ilimitados elementos difíciles de precisar, ya que van surgiendo nuevos componentes, que constantemente son reemplazados por otras combinaciones muy susceptibles en su percepción.

Las corrientes energéticas que vibran en el planeta Tierra, ocasionan sismos que por su movimiento crean nuevas formas de vidas y destruyen las ya existentes, y así se dan perennemente formas no conocidas aún, pues, se mantienen ocultas a los ojos de los hombres, por ello, se dificulta el conocimiento de estas nuevas formas de vidas.

Cuando los mares se alzan en oleajes gigantescos, son energizados por las corrientes energéticas, que impulsan sus aguas para renovar sus componentes y de esta manera, crear nuevas aguas saladas con nuevos componentes, enriqueciéndolas, con sus propiedades físico-químicas.

Los mares que circundan la tierra, además, de ser renovados sus componentes, por las vibraciones de las corrientes energéticas, también, aumentan la cantidad de agua en sus profundidades, lo cual, no permite medir su irregular profundidad ya que ésta varía en su interior.

Estos fenómenos que se presentan en los mares del planeta Tierra, tienen su incidencia en la vida de sus moradores llevándolos a vivir en apacibles emociones y relajación espiritual, alejándolos de las cosas y asuntos del alma y acercándolos cada vez más a una vida disipada y de placeres carnales.

Cuando esto sucede, las formas de vidas impulsadas por el movimiento de las vibraciones de las corrientes energéticas, que se encuentran en las aguas del mar, entran también, en una somnolencia espiritual, que se hace necesaria una sacudida fuerte, para volver a reestablecer el equilibrio de los componentes de las aguas saladas.

Jesús de Nazaret

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