Читать книгу Más allá del dolor - Magdalena Ierino - Страница 8
ОглавлениеPresentación
Hace unos años, siendo hospedera en el Monasterio, recibí a Graciela, la señora que inspiró estas cartas, con su carga de dolor y desconcierto.
El dolor es ese límite contra el que todos, alguna vez en la vida, chocamos. Ante él, muchos llegan a cuestionarse el sentido de la vida y la misma existencia de Dios. Algunos lo han definido, justamente por eso, como: la roca del ateísmo. Una roca, un peñasco, una pared de piedra, contra la que se estrellan todos los razonamientos y que puede hacer zozobrar la propia vida.
Pero una roca puede ser también el punto de apoyo para un trampolín que permita saltar más alto. Hay muchos que se asustan, se inmovilizan, se sienten destruidos, fracasados en sus más queridos proyectos de vida. Porque el dolor siempre cuestiona, siempre desafía, siempre impone una toma de posición. No se puede permanecer imparcial ante él. Se lo niega o se asume su reto.
Al mismo tiempo, nadie puede interpretar el dolor de otro, se puede acompañar, ofrecer ayuda, sobre todo la insustituible de la escucha paciente y empática, pero el camino es personal. Para los creyentes no es un camino en solitario, Dios está indisolublemente unido a la historia de cada persona y nadie más próximo al que sufre que Él.
Estas cartas surgieron como una propuesta, una búsqueda de sentido, un desafío para encontrar, en la Palabra de Dios leída y meditada de forma simple y un poco informal, relacionada con otras lecturas y experiencias, una luz de esperanza para atravesar el desafío del dolor y proseguir con creatividad, dignidad y entereza la propia vida.
Mi aproximación al tema no es teórica, sino vivencial y la ofrezco en la certeza de que hoy, y quizás más que nunca en la historia, el mundo necesita mucho más testigos que maestros. Eso soy, eso quiero ser cada día más; alguien que testimonia que es posible hallar a Dios más allá del dolor.
En la esperanza de que llegue a ser de utilidad a cuantos sufren y a quienes los acompañan.
Agradezco al padre Agustín Roberts por su ayuda en las correcciones finales y a la hermana Liliana Scoponi por la revisión del texto y sus sugerencias.
Hermana Magdalena
Monasterio Trapense Madre de Cristo
2015