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A. EL CONSUMO EN EL SERVICIO PÚBLICO DE ACUEDUCTO

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De acuerdo con los datos de la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios (SSPD), en 2017 alrededor de 33,7 millones de habitantes fueron abastecidos con agua “apta para consumo humano”. Durante el periodo 2014-2017 se apreció un incremento medio de 1,1 millón de suscriptores en acueducto, lo que indica, en términos de la entidad, que “la evolución de este indicador en la prestación del servicio de acueducto muestra que desde el 2014, cerca de 3,5 millones de habitantes adicionales se abastecieron de agua potable” (DNP y SSPD, 2018a).

En Colombia el consumo diario de agua (200 litros por persona) es relativamente alto en comparación con países como Suiza y España en donde se calcula en 140 litros, lo cual es más de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) para las necesidades vitales e higiene personal de 80 litros diarios (Conservemos, 2018). Sin embargo, en comparación con la media de consumo en los países desarrollados, que corresponde a 300 litros diarios aproximadamente, y en contraste con los 25 litros promedio que se consumen en países subdesarrollados, los 200 litros de Colombia no se aprecian como desproporcionados (Conservemos, 2018).

Con todo hay que tener en cuenta que según el Estudio Nacional de Agua (ENA), si bien Colombia es un país con una importante oferta del recurso hídrico, pues el rendimiento medio por año es de 56 l/s–Km2, es decir, más de cinco veces el rendimiento promedio mundial, es preciso considerar que existe escasez y estrés hídricos agravados por los fenómenos de cambio climático y variabilidad climática, y por la presión que se ejerce sobre las fuentes de agua (MADS, 2018: 20).

El CONPES 3934 resalta que, aunque Colombia es el decimoquinto país a escala mundial en disponibilidad de agua, los recursos hídricos no se aprovechan de manera eficiente ni se conservan (DNP, 2018c). Adicionalmente, la disponibilidad de agua por persona disminuyó en un 31% entre 1992 y 2014, al tiempo que para 2030 se espera que el consumo aumente en al menos un 64,5%, evidenciándose la urgencia de integrar e implementar estrategias efectivas para garantizar el uso eficiente y la conservación del recurso a largo plazo (MADS, 2018: 24).

La distribución porcentual muestra que la mayor parte del recurso se destina a labores agrícolas (47%), seguida de la producción de energía (21%) y el uso doméstico (8%). Por tener una demanda mayor, los sectores agrícola y energía son prioritarios a la hora de plantear e implementar medidas para el uso eficiente del agua. En cualquier caso, las previsiones indican que el aumento de la población supone incrementos considerables en la demanda en el sector domiciliario, por lo que no en dicho sector se debe descuidar el fomento del consumo responsable (MADS, 2018).

Por otra parte, de acuerdo con los datos suministrados por la SSPD, entre 2014 y 2017 el consumo fue proporcional en los diferentes estratos, con mayor consumo en los estratos 4, 5 y 6, que superaron los 16 m3 mensuales por suscriptor, con un incremento aproximado de un metro3 en 2017. Este comportamiento se explica principalmente por las condiciones de disponibilidad del servicio, teniendo en cuenta que durante 2014 y 2015 hubo una fuerte sequía con significativas implicaciones en la oferta, lo que obligó a adoptar medidas de desincentivación económica que originaron modificaciones en los hábitos de consumo (DNP y SSPD, 2018a: 47-48). En particular, el análisis por estratos muestra cómo la mayor capacidad económica favorece un mayor consumo, por lo que convendría evaluar la conveniencia de implantar incentivos al consumo responsable con particular atención en estos estratos altos.

Servicios públicos y medio ambiente Tomo IV

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