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Presentación
ОглавлениеMARÍA EUGENIA COVARRUBIAS HERNÁNDEZ
El feminicidio en México ha alcanzado una magnitud alarmante, desde que empezó a ser evidenciado con la desaparición y asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, en la década de los noventas, no sólo por el elevado número de mujeres desaparecidas, torturadas y asesinadas en esa entidad, sino sobre todo por la inauguración de modalidades de saña y crueldad dirigidas hacia los cuerpos de las mujeres, así como por la acción omisa del Estado y su incapacidad para garantizar condiciones de vida y seguridad a éstas. A partir de ello, los familiares de las víctimas, las investigadoras feministas y la sociedad civil en su conjunto, se han dado a la tarea de documentar, denunciar, analizar y exigir justicia. Sin embargo, lejos de erradicarse, el problema se ha extendido a prácticamente todo el territorio mexicano, y en los últimos años, el Estado de México es la entidad en que se ha registrado un creciente número de casos.
Con este escenario de fondo, en noviembre de 2016 se llevó a cabo el encuentro académico: Una mirada actual al feminicidio en México: Perspectivas, acciones y desafíos, que se realizó en la Sede Cultural Casa Talavera, de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, con el objetivo de propiciar un espacio de diálogo y discusión sobre diferentes factores que confluyen en el fenómeno del feminicidio en México, así como destacar la importancia de algunas de las acciones ejecutadas y por implantarse para contrarrestar su incidencia.
Gracias a la participación de destacados especialistas en el estudio, investigación, activismo y producción artística alrededor del feminicidio, el encuentro logró ampliar las perspectivas que se tenían del fenómeno, incorporando nuevas reflexiones y apuntalando acciones que se perfilan como los siguientes retos. La riqueza de las ideas ahí presentadas, sumada a las discusiones que se generaron, tuvieron como consecuencia la publicación de este libro, que contiene las versiones ampliadas de algunas de las ponencias.
Plantear un encuentro y un libro sobre feminicidio en México no constituye una tarea vana; más bien, ante la inminencia de la gravedad del fenómeno, reportado por diversas instancias internacionales, nacionales y de la sociedad civil, se torna urgente la labor de estudiarlo e investigarlo para proponer mecanismos de freno que impacten a toda la estructura social en que se produce, así como sensibilizar, denunciar y sumar voces a las exigencias de justicia.
Basta revisar algunas de las cifras que se presentan anualmente alrededor del 25 de noviembre, a propósito del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, para corroborar la necesidad de abrir nuevos espacios en los que se presenten y difundan por todos los medios posibles las acciones llevadas a cabo a fin de contribuir a la erradicación de todas las formas de violencia hacia las mujeres, en particular del feminicidio.
Como ejemplo de lo anterior, los diversos estudios cuantitativos realizados arrojan datos respecto a las cifras de mujeres víctimas de feminicidio, las modalidades de violencia y asesinato, las entidades federativas donde se llevan a cabo, los aspectos geopolíticos y las características de las víctimas (edad, estado civil, ocupación, etcétera). Los más importantes y completos son Feminicidio en México. Aproximaciones, tendencias y cambios, 1985-2009, y Violencia feminicida en México. Características, tendencias y nuevas expresiones en las entidades federativas 1985-2010.1 Éstos dan cuenta de manera detallada de la ocurrencia de feminicidios en México, desde 1985 y hasta 2010. Contemplan los aspectos legales, la geopolítica de la violencia feminicida en México, el feminicidio infantil, los contextos donde se produce y las cifras puntuales de los homicidios de mujeres. Se señala que en el país se dispone de diferentes fuentes oficiales donde es posible obtener esta información, sin embargo, se argumenta la dificultad para conocer con precisión estos datos.2
En 2016 se presentó una actualización de la información en el estudio La violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2014.3 Los datos corresponden al registro de defunciones femeninas con presunción de homicidio (DFPH) a lo largo de 30 años (entre 1985 y 2014), contabilizando un total de 47 178 casos en todo el país. La publicación hace una distinción entre los periodos con incrementos y reducción de muertes, los ocurridos en la vía pública y en la vivienda, además de las causas de muerte como ahorcamiento, estrangulamiento y sofocación, disparo de armas de fuego, contacto traumático con objeto cortante y con objeto romo o sin filo.
A su vez, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (2011)4 se ha encargado de documentar las cifras del fenómeno y en el año 2011 documentaron 1 235 casos ocurridos en el periodo de enero de 2010 a junio de 2011 en ocho estados de la república (Estado de México, Sinaloa, Tamaulipas, Jalisco, Nuevo León, Distrito Federal, Oaxaca y Sonora).
En su último informe, el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (2013)5 abarca el periodo de 2012-2013 y reporta el asesinato de 3 892 mujeres en los 31 estados del país y en el entonces Distrito Federal.
De igual manera, ONU Mujeres6 dio a conocer que en México ocurrieron 2 502 defunciones femeninas con presunción de homicidio en 2013, es decir, siete asesinatos al día, además de que 63 por ciento de las mujeres del país han padecido algún tipo de violencia, teniendo como focos rojos el Estado de México, Guerrero, Jalisco y la Ciudad de México.
Por su parte, el INEGI reportó que en 2015 en promedio siete mujeres fueron asesinadas diariamente en México durante 2013 y 2014,7 mientras que entre 2013 y 2015 el número de mujeres asesinadas 6 488;8 tan sólo en el Estado de México, entre el primero de enero y el 18 de noviembre de 2016, fueron asesinadas 299 mujeres.9
El informe más reciente que se tiene es el realizado por el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), en el que se señala que «de 2014 a 2017 fueron asesinadas un total de 6 296 mujeres en 25 estados del país, de los cuales 1 886 casos fueron investigados como feminicidio, es decir, sólo 30%».10
Por otro lado, se debe reconocer que se han tenido algunos avances en materia legislativa, pues actualmente se tiene conocimiento, entre otros datos, del estado actual del tipo penal de feminicidio en México, del análisis de la obligatoriedad de emisión y aplicación de protocolos de investigación del delito en las entidades de la República Mexicana, de las sanciones, de las acciones promovidas para declarar la alerta de género en varios estados, así como la declaración de ésta para algunos municipios de los estados de México y Morelos en 2015; Michoacán, Chiapas, Nuevo León y Veracruz en 2016; Sinaloa, Colima, San Luis Potosí, Guerrero, Quintana Roo, Nayarit y Veracruz en 2017;11 Jalisco, Oaxaca, Durango, Campeche y Zacatecas en 2018; y Puebla en 2019.12
Sin embargo, el camino por recorrer aún es largo, y en ese trayecto, el libro Perspectivas actuales del feminicidio en México concentra trabajos con diversas perspectivas del feminicidio que, en conjunto, abonan en el tejido de hilos que se entrecruzan para dar forma a este complejo fenómeno. El énfasis está puesto en los elementos que promueven y mantienen los feminicidios, las formas en que se cometen, el papel de los medios de comunicación y la actuación de las instancias de procuración de justicia, así como en delinear algunas de las acciones necesarias dirigidas a su erradicación, al tiempo que se bosquejan nuevas propuestas de intervención en diferentes ámbitos.
Es importante advertir que, al reunir los trabajos de diferentes autores, el lector encontrará información que se repite, como definiciones y otros datos necesarios para contextualizar y delimitar el problema del feminicidio, pero éstos adquieren sentido en la lectura de cada apartado específico.
Un criterio ético en el que no se encontrará uniformidad es en nombrar a las víctimas: cada autor y autora argumenta el criterio utilizado, el cual se puede apreciar en el cuerpo de los textos, por lo que se respetó su decisión.
También es necesario señalar que el alcance del contenido del libro es informativo y de sensibilización para cualquier público lector, pues tal como se afirma en algunos de los trabajos, es importante emprender diversas acciones encaminadas a conocer y sensibilizar respecto a la incidencia del feminicidio en México, pues sumadas a otras acciones se podrá abonar a generar condiciones de vida alejadas de la violencia y a la exigencia de seguridad y justicia.
El libro está estructurado en tres apartados. El primero, «Feminicidio: perspectivas, acciones y desafíos», reúne los trabajos de tres investigadoras. Sus perspectivas son diversas, no sólo por el ámbito de formación y acción de cada una, sino también porque centran su estudio en puntos clave, aunque distintos, presentes en el feminicidio: los factores que se encuentran en la construcción de masculinidades violentas; la implantación del protocolo ante el feminicidio y el papel de los servidores públicos para su adecuada aplicación; y la apuesta en las acciones educativas.
En «Breve esbozo del feminicidio en México y la construcción sociocultural de la masculinidad», Náyade Soledad Monter Arizmendi recurre a las miradas y voces de quienes se han pronunciado alrededor del feminicidio para contextualizarlo en el marco de la violencia contra las mujeres vivida en México, generada y reproducida a partir de las relaciones de género inequitativas entre hombres y mujeres. El énfasis está puesto en los componentes de la socialización diferenciada de género que derivan en la construcción de masculinidades violentas, desde los ámbitos familiar, escolar y los grupos de pares.
En «La importancia de la sensibilización y la perspectiva de género en la aplicación operativa del protocolo para feminicidio en la Ciudad de México», Claudia Irma Portilla Campos explica el proceso mediante el cual se ha construido el concepto del delito de feminicidio, su incorporación al ámbito jurídico y la creación del Protocolo de Investigación Ministerial, Policial y Pericial. Posteriormente, ejemplifica cinco casos de feminicidio en los que se aprecia la actuación institucional en la implantación del protocolo, reconociendo el apego adecuado a éste; sin embargo, esto no es suficiente, pues también señala y cuestiona las dificultades, fallas y ausencias en su manejo, lo que se traduce en la falta de justicia para las víctimas y sus familiares, apuntando al reto que las instituciones de procuración de justicia en particular y la sociedad en general debemos asumir para prevenir, atender y erradicar el problema.
El texto «Feminicidio y experiencias de intervención educativa», de Patricia Ravelo Blancas, describe diversas acciones educativas implantadas para contrarrestar los efectos de la violencia vivida en Ciudad Juárez, Chihuahua, particularmente el feminicidio. Desde una perspectiva de intervención dialógica, se colabora en la construcción del proceso de reapropiación y transformación de la conciencia social comunitaria, mostrando cómo la apuesta desde la educación puede transformar comportamientos violentos y encauzarlos hacía una cultura de respeto en las relaciones sociales y de género.
El segundo apartado, «Perspectivas críticas de la cobertura de feminicidios en medios de comunicación», tiene como hilo conductor la presentación de información y análisis de casos de feminicidios que hacen diversos medios informativos, de manera específica prensa escrita y medios electrónicos; sin embargo, cada autora centra su atención en una modalidad particular de abordaje, por lo que en conjunto se puede apreciar que la forma en que los feminicidios son presentados por los medios contribuye a la falta de reconocimiento de los factores que propician y mantienen esta problemática, al tiempo en que se les interpela para que contribuyan a cambiar la percepción social mostrando de manera diferente los casos.
En «Feminicidios en México: Un panorama general a partir de publicaciones en medios digitales de comunicación», Luz María Ledesma Reyes hace una revisión de diversas notas periodísticas que aluden a mujeres asesinadas y describe cuantitativamente el fenómeno tomando como principal categoría de análisis el tipo de feminicidio, cruzando con las subcategorías de edad, modo de asesinato, relación de la víctima con el feminicida y entidad en que ocurrieron. La pertinencia de este trabajo gira en torno al desconocimiento que se tiene de cifras oficiales, actuales y confiables acerca del feminicidio en México, lo que lleva a considerar las publicaciones de los medios como una fuente primaria de información; sin embargo, también se hace una crítica a la forma en que son presentadas las notas y la desvaloración que hacen del problema.
En «La violencia contra mujeres y niñas: Exploración del discurso de la prensa digital, 2012», Adriana Peimbert Reyes recurre al análisis de contenido de veintidós notas informativas, mediante las cuales explora el discurso periodístico gráfico y textual para dar cuenta de la violencia ejercida contra mujeres y niñas, incluyendo el feminicidio. Entre los hallazgos destaca que, en los contenidos informativos de la prensa digital mexicana en el año 2012, predominó el tono sensacionalista en los datos, narrativas y descripciones, siendo parte de la agenda mediática de éstos. Además, la forma en que se presentan los hechos violentos no permite ver que se trata de delitos producidos por condiciones de desigualdad, exclusión, discriminación y subordinación en que viven las mujeres.
El texto de «Feminicidio en relaciones de noviazgo. Una aproximación al fenómeno a partir de notas periodísticas en la Ciudad de México y el Estado de México», de María Eugenia Covarrubias Hernández, presenta una revisión de noticias publicadas en diversos medios, en las que se reporta el asesinato de mujeres jóvenes, señalando como responsable al novio o ex novio. A partir de 34 casos se delinean los factores que confluyen en estos feminicidios, tales como celos, antecedentes de violencia en la relación, los métodos de asesinato o el embarazo de algunas mujeres, pero, sobre todo, se enfatiza en los elementos de misoginia, impunidad y omisión presentes en cada una de las muertes. Si bien el texto no analiza la forma en que son presentadas estas notas, sí señala la contribución que podrían hacer los medios para incidir en la erradicación del problema, nombrando estas muertes como feminicidios y describiendo los elementos que los propician.
El tercer apartado, Feminicidios en el Estado de México: entre la indolencia y la acción, reúne dos trabajos que dan testimonio de la cruenta realidad de la violencia feminicida que se vive en la entidad mexiquense. Se interponen la denuncia, la revisión crítica de la implantación de la alerta de violencia de género, así como las acciones llevadas a cabo desde el activismo social y el efecto de éstas en ciertos sectores de la población.
En «Los rostros desdibujados, cuerpos desde el silencio: Los feminicidios del Estado de México entre la precarización de la vida, la indolencia y la impunidad», Manuel Amador Velázquez pone su voz para denunciar lo que pese a su evidente existencia se invisibiliza: las reiteradas manifestaciones de violencia y desprecio hacia las mujeres víctimas de feminicidio. Ante la anulación de todos los derechos humanos, el autor pone rostros a quienes les ha sido arrebatado impunemente. También nos presenta el rostro de los feminicidas, éstos sí reconocidos públicamente, lo que poco importa en un sistema político sumido en la corrupción y la ilegalidad. A pesar de lo anterior, el texto concluye con una mirada esperanzadora, mediante la implantación de acciones políticas que buscan visibilizar el problema e incidir en él.
En «Alerta de Violencia de Género en el Estado de México y el discurso político/mediático que minimiza la violencia feminicida», Paco Dorado, a cuatro años de la entrada en vigor de la declaración de Alerta de Violencia de Género en once municipios mexiquenses, hace un alto en el camino para recordar qué representa este mecanismo y por qué se decreta. Asimismo, hace un balance de los resultados a partir de las acciones promovidas por las instancias encargadas de la ejecución de la alerta y los contrasta con la exposición de algunos casos de mujeres asesinadas, los cuales nos permiten ver la distancia que hay entre la realidad cotidiana en que viven –y mueren– muchas mujeres en el estado y la efectividad del mecanismo para erradicar la violencia feminicida.
En suma, los ocho textos que integran Perspectivas actuales del feminicidio en México ofrecen diversas visiones para conocer y entender algunos de los elementos que en la actualidad se aprecian alrededor del feminicidio en nuestro país, contribuyendo a visibilizarlo y brindando algunas claves para la atención, la prevención y el acceso a la justicia.