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Metal duro, blanco-azulado con tinte gris. Densidad: 8,9 g/cm³. Descubierto por el sueco Georg Brandt en 1739. El nombre proviene de Kobold, que significa duende en alemán. Se creía en Sajonia que por maldad del Kobold se producían humos tóxicos (más tarde se supo que se trataba del arseniuro de cobalto) al procesar minerales de plata.
En Nippur (centro religioso sumerio) y en la tumba de Tutankamón se encontraron objetos intensamente azules, coloreados con cobalto. Hasta hoy se usa en vidrios azules venecianos o en paletas de artistas (“azul de cobalto”). El cloruro con glicerina forma la “tinta invisible”, que se usó para espionaje en el siglo XVIII, y que (evaporándose la glicerina) se torna azul al calentarlo a 90°C. El cloruro puro a la intemperie es violeta o azul en tiempo seco y rosado en tiempo húmedo lluvioso.86
Es esencial para nuestro organismo por formar parte de la vitamina B12, que se encuentra en carnes, leche, pescado y huevos.87 Su falta produce anemia, por lo que aquellos vegetarianos que rechazan leche y huevos deben compensar comiendo algas.
Los nazis anclaron acero-cobalto (altamente magnético) bajo el mar para detectar barcos y gatillar explosivos. Los ingleses respondieron con bobinas eléctricas bajo sus barcos para detectar el acero-cobalto.
La bomba más destructora que se puede imaginar consiste en una bomba H rodeada de Co-59, que durante la explosión se transforma en Co-60 88 con una radioactividad 320 veces superior a la del radio. El Co-60 se esparciría por el planeta en el ciclo nubes-lluvia-evaporación, pudiendo destruir todo ser vivo (suicidio global).89
27. COBALTO
El gnomo de templos sumerios
se hospedó en las tumbas
con faraones.
Luego surgió en Sajonia.
Allí los mineros rezaban para que el kobalto –así se llamaba el gnomo–
no les diera veneno
y a cambio les diera plata.
Después pactó con espías, hizo tintas invisibles, sirvió a los nazis.
Las flores que roció
se volvieron locas,
color rosa en las lluvias, azules al sol.
Al gnomo de aquellos templos ya no le rezan mineros.
Creció, creció mucho entretanto.
Encontró un capricho furioso, mostrando un camino a la historia:
se ofrece para esparcirse –un gramo por kilómetro cuadrado–
y acabar con todo conflicto,
con todo
lo que riñe
y respira.