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No-metal blando, amarillo-limón. Densidad: 1,96 g/cm³. Conocido desde la antigüedad (el nombre proviene del latín sulphur). Fue identificado como elemento químico por Lavoisier en 1770. El satélite Io (de Júpiter) presenta una hermosísima superficie de diferentes colores, correspondiendo al azufre en diferentes estados (gas, líquido o sólido).52 La Biblia menciona el azufre quince veces como mefítico, por ejemplo en relación a Sodoma y Gomorra. Parte del smog actual es dióxido de azufre.
Al inicio de la vida en la tierra, dominaba el H2S (sulfuro de hidrógeno) en vez del H2O. Bacterias arcaicas utilizaban el H2S y aún lo utilizan en solfataras, volcanes submarinos y en nuestros intestinos.53
El causante de lágrimas por la cebolla y el mal hedor de productos de la digestión, por ejemplo del ajo,54 como también el olor del zorrillo y de muchos pantanos, se deben a compuestos de azufre.55 Tales compuestos se agregan como “salvavidas” al gas doméstico para darnos cuenta de fugas.
El azufre es esencial para la vida, formando parte de vitaminas y aminoácidos, como la cisteína y la metionina (El mal hedor bucal puede provenir de la descomposición de estos aminoácidos). La falta de azufre causa enfermedades, como el Beri-Beri. La estructura de cabellos, uñas y plumas está determinada por proteínas unidas por puentes de azufre (-S-S-); los peinados “permanentes” se realizan rompiendo (por calentamiento) estos puentes y desplazándolos.56 Tales puentes (entre cadenas de carbono) hacen que el caucho (“vulcanizado” con azufre) sea menos quebradizo a bajas temperaturas y más flexible.57 El sulfuro de carbono se usa contra la caspa.
16. AZUFRE
Al principio estaba la palabra
y era hedionda.
La del zorrillo, del ajo en gula,
de cebollas masticando ojos,
del más atufado pedo,
del pantano,
del astro Io, mefítico y bello,
de uñas que crecen en los muertos.
La palabra del azufre,
elemento dieciséis,
resuena en los volcanes, solfataras,
rizos de hembras vanidosas,
armas químicas
y champú contra la caspa.
Lo hemos conocido,
tosiendo en el smog,
creyendo en Sodoma,
corriendo con llantas
vulcanizadas con azufre.
Lo hemos apreciado
en plumas de pájaros
y en aquello que las mueve.
Al principio y hoy
está. Y es esencial.