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Metal blanco-gris duro. Densidad: 1,87 g/cm³. Descubierto por el francés Nicholas Vauquelin en 1798. Nombrado según el mineral berilo. Este mineral se usaba en la antigüedad y en la Edad Media para hacer lentes ópticos. Durante la formación del universo, la fusión de berilio con helio produjo carbón, sin el cual no es imaginable la vida como la conocemos.

El bronce con berilio tiene gran dureza y resistencia a la corrosión y tracción; se utiliza para fabricar instrumentos de precisión, como giroscopios y resortes, por ejemplo en relojes.¹² Por su baja densidad, sus aleaciones son aptas para misiles, naves espaciales y satélites. En estado puro se utilizó en la punta de la nave Saturno V.

El berilio forma parte de varias piedras preciosas y semi-preciosas,¹³ como las fenacitas. Algunas de sus sales tienen sabor dulce, por lo que originalmente se sugirió el nombre “glucinio” para este elemento.

Incorporación de berilio al organismo produce la “beriliosis”,¹⁴ afección crónica que puede llevar a la muerte o a invalidez; la razón es que su pequeño tamaño le permite penetrar en las células, donde su carga alta atrae electrones del ADN y de proteínas, destruyéndolas. Además puede asumir el rol del magnesio en el cuerpo y perturbar el sistema inmunológico a tal punto, que se producen granos de glóbulos blancos, tan grandes que obstruyen los pulmones.

4. BERILIO

Atleta duro.

Elástico, hermoso.

Serpiente verdemar,

fenacita rojo-fuego,

incolora en luz de sol.

Ojos en la roca.

Sales dulces,

esmeraldas.

Surtidor del carbono,

de todo lo que es vida.

Atleta

de belleza azucarada.

Y veneno despiadado.