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La caída de Lucifer del cielo

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Comenzando en el versículo 16 y continuando a través del versículo 19, Ezequiel describe la caída del rey de Tiro, la cual entendemos que es la caída de Lucifer.

“A causa de la multitud de tus contrataciones [negocios] fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector” (vers. 16).

La primera declaración en esta cita sugiere que Lucifer se dedicó a alguna forma de trabajo comercial mientras estaba en el cielo; su “multitud de [...] contrataciones”. No tenemos otra información inspirada que sugiera lo que eso podría significar. Podría aplicarse más al rey de Tiro que a Lucifer antes del tiempo en que fue echado del cielo. Sin embargo, la siguiente declaración se aplica claramente a Lucifer. Ezequiel dijo que Dios expulsó al “querubín protector” del “monte de Dios” y de “entre las piedras de fuego”. Las palabras “Yo te eché del monte de Dios y te expulsé” son importantes porque armonizan muy bien con Apocalipsis 12:7 al 9, que dice que, como resultado de la guerra entre Miguel y Satanás, Satanás y sus ángeles fueron echados del cielo y arrojados a la tierra. Esta armonía entre la declaración en Apocalipsis y la de Ezequiel es otro motivo por el cual es razonable entender que Ezequiel describe a Lucifer antes y después de su caída y no solo al rey de Tiro.

El versículo 17 es la declaración final de Ezequiel 28 que consideraré aquí. Dice: “Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor”.

Leímos algunos versículos atrás que Lucifer estaba cubierto con piedras preciosas engastadas en oro. Debió de haber sido un ser hermoso, y eso es porque Dios ama la belleza. Piensa en toda la belleza que vemos en nuestro mundo, incluso en su condición deteriorada: flores, montañas cubiertas de nieve, puestas de sol, peces tropicales, hombres guapos y mujeres hermosas, por nombrar algunas cosas. Muchos de nosotros codiciamos la buena apariencia y estamos celosos de las personas que creemos que son más atrayentes que nosotros mismos. La belleza personal es algo peligroso. Fácilmente puede llevarnos a volvernos engreídos y orgullosos. Y, según Ezequiel, eso es exactamente lo que le sucedió a Lucifer. Su corazón se enorgulleció a causa de su belleza, y corrompió su sabiduría a causa de su esplendor.

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