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El amor

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Ahora imagina 150 trillones de personas en el planeta Tierra. ¡Prácticamente no habría lugar para estar de pie! Pero supongamos que nuestro mundo fuera tan grande como el sol y pudiera acoger cómodamente a 150 trillones de personas. ¿Cómo sería esa sociedad? Con 7.500 millones de personas en el mundo de hoy, tenemos suficientes dificultades para llevarnos bien. ¡La idea de que 150 trillones de nosotros estemos amontonados en un planeta es más que aterradora! ¿Cómo se las arreglaron todos esos ángeles para llevarse bien, en paz y armonía?

La respuesta es la Ley del amor de Dios. Jesús dijo que el Mandamiento más grande es “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, y que el segundo mandamiento más grande es “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mat. 22:37, 39). Estas leyes se aplican tanto en el cielo como aquí, en la Tierra, porque “Dios es amor” (1 Juan 4:8), y él ama a todo ser inteligente que creó.

Desgraciadamente, en nuestro planeta, todos estamos infectados con el egoísmo, y la mayoría de la gente actúa bajo ese principio la mayor parte del tiempo. Es francamente difícil imaginar una sociedad entera que actúe bajo la ley del amor todo el tiempo sin excepciones. Algunos de nosotros tratamos de actuar de acuerdo con esa ley, pero tenemos problemas para hacerlo. Hay muchos tipos de celos, odios y problemas de ira. ¡Incluso la iglesia está infectada con estos defectos!

Consideremos por un momento esa ley del amor. ¿Significa que los ángeles siempre están de acuerdo en todo? ¡Absolutamente, no! Aunque ninguno de nosotros ha estado antes en el cielo, el simple hecho de que la gente más amorosa de este planeta a menudo tenga fuertes desacuerdos me dice que ocurre lo mismo con los ángeles en el cielo. El amor no significa que todo el mundo tiene que estar de acuerdo. De hecho, ¡qué sociedad tan aburrida sería! Amor significa que estamos en desacuerdo respetuosamente. El apóstol Pablo tenía esto en mente cuando escribió a los cristianos en Éfeso: “Yo pues [...] os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efe. 4:1-3).

Nota, sin embargo, que Pablo tuvo que exhortar a estos creyentes a ser humildes, gentiles, pacientes, y a soportarse unos a otros en amor. Y tuvo que hacerlo porque no estaba sucediendo eso en la iglesia de aquel momento en la medida en que debería de haber sucedido, ni está sucediendo hoy. Vivimos en un mundo dominado por el reino de las tinieblas, donde el egoísmo todavía se apodera de todos, incluso de los que están en la iglesia. Pero lo que Pablo tuvo que exhortar a los cristianos en Éfeso también podría aplicarse a los ángeles en el Reino de la Luz antes de la rebelión de Lucifer. De hecho, así como nos resulta difícil imaginar un cielo donde la humildad, la gentileza, la paciencia y la tolerancia sean una parte tan natural de la cultura como el agua que fluye colina abajo, los ángeles habrían encontrado imposible imaginar una cultura donde estas cualidades no existieran. Lo que para nosotros es un consejo inspirado, porque lo necesitamos tanto en nuestra sociedad pecaminosa, a ellos les hubiera parecido absurdo. ¿Instar a las personas a ser humildes, gentiles pacientes y tolerantes? ¿Por qué alguien tendría que decir eso?

El amor era la característica dominante en el Reino de la Luz que la Trinidad creó. Sin embargo, otras tres características también fueron muy importantes. A continuación, examinaremos la Ley.

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