Читать книгу Camino al Armagedón - Marvin Moore - Страница 29
La rebelión de Lucifer
ОглавлениеEs importante entender que Lucifer se rebeló contra algo más que un código moral escrito. La Ley de Dios se basa en el amor; un principio que involucra todos los aspectos del ser: mental, físico, emocional y espiritual. Es lo que una persona es, no solo el modo en que se comporta. A eso se refería Jesús cuando dijo que el primer mandamiento es “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas [...] [y] a tu prójimo como a ti mismo” (Mar. 12:30, 31).
El amor tiene que ver con nuestras actitudes. Es una forma de pensar y sentir. Es una mentalidad. En el sistema de la Ley de Dios, las acciones amorosas surgen de una mentalidad amorosa. Hablando a través de Jeremías, Dios dijo que escribiría sus leyes en las mentes y los corazones de su pueblo (Jer. 31:33). Cualquiera que haya cursado el segundo o tercer grado de escuela puede leer los Diez Mandamientos, pero eso no significa que los apreciará y querrá obedecerlos. Es razonable suponer que Dios creó a Lucifer con la Ley del amor escrita en su mente y corazón. Así que, cuando Lucifer se puso celoso de Cristo, violó su propia mente, su propio corazón y sus propias emociones; al hacerlo, violó el principio más fundamental de las leyes de Dios.
Uno de los argumentos que Lucifer hizo en su esfuerzo por ganar a los ángeles a su lado fue que “aunque las leyes pudieran ser necesarias para los habitantes de los mundos, los ángeles, siendo más elevados, no necesitaban semejantes restricciones, porque su propia sabiduría bastaba para guiarlos. Ellos no eran seres que pudieran acarrear deshonra a Dios. Todos sus pensamientos eran santos; y errar era tan imposible para ellos como para Dios mismo”.53
Es un argumento muy interesante. Es el mismo que sugerimos cuando preguntamos por qué Dios no hizo seres inteligentes de tal manera que no pudieran pecar. Podríamos desear que él hubiera hecho a los ángeles y a nosotros de esa manera. Pero Lucifer dijo que Dios hizo a los ángeles de esa manera. Esa es una mentira muy sutil y, a la vez, muy peligrosa, porque inculca en las mentes de los seres inteligentes la idea de que no tienen que proteger sus mentes y emociones. Pueden hacer lo que quieran, porque cualquier cosa que quieran hacer está bien. Lucifer trató a las leyes de Dios como si fueran un mero código moral externo. No se dio cuenta de que sus celos por Cristo eran en sí mismos una violación del principio de amor que yace en el fundamento de la Ley de Dios. No hay tal cosa como la obediencia a una ley divina si la mente y el corazón no está en ella.
La autoridad en el Reino de la Luz está fundada sobre el amor. Los ciudadanos del Reino tienen que apreciar sus relaciones de autoridad y someterse a ellas con gusto. Y su aprecio tiene que ser dado libremente. Dios puede, y a veces ocurre, hacer cumplir sus leyes como un código moral externo que controla el comportamiento (como el diluvio, Sodoma y Gomorra, y los ejércitos de Egipto en el Mar Rojo), pero se niega absolutamente a forzar a sus criaturas inteligentes a amar sus leyes y su autoridad. Las criaturas tienen que elegir; no obstante, él les da la libertad de no elegir amar sus leyes y su autoridad. Lucifer tomó esa decisión y, en todo nuestro mundo, los seres humanos todavía la están tomando.
Afortunadamente, Dios ha hecho posible que los seres humanos pecadores volvieran a amar sus leyes y su autoridad. Sin embargo, no podemos simplemente chasquear los dedos un día y decir: “¿Sabes? Creo que me encantarán las leyes de Dios. Creo que le daré la bienvenida a su autoridad”. En nuestro estado natural, los seres humanos encontramos que las leyes de Dios son muy desagradables. Se necesita un acto sobrenatural de parte de Dios para ayudarnos a amar sus leyes. A este acto sobrenatural lo llamamos “conversión”. Tendré mucho más que decir sobre esto en capítulos futuros.