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GUERRA Y CIRCULACIÓN

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A partir de finales de los años setenta, los movimientos posteriores al 68 dejaron de cuestionar y problematizar la guerra, la guerra civil y la revolución. Los conceptos de guerra y revolución fueron abandonados por los “vencidos”, como si la guerra se hubiera pacificado y hubiera quedado integrada e incorporada, sin resto, a la producción, la democracia y el consumo, y la revolución pudiera solo ser conjugada con la tecnología (automotriz, informática, robótica, etc.). La paz se confundió con la victoria histórica del capitalismo y el “fin” de las guerras con la derrota de la revolución. Pero es imposible entender los cambios en el funcionamiento del capitalismo, su versión neoliberal, el surgimiento de nuevas formas de fascismo, sin tematizar las victorias y derrotas del siglo XX, ya que son los “triunfos” en la guerra de clases los que abrieron la posibilidad de estas transformaciones.

Si, como creo, la derrota política de fines de la década de 1960 y comienzos de 1970 implica igualmente una derrota teórica, la primera víctima fue el marxismo, que había aportado lo esencial de sus instrumentos políticos y teóricos al siglo de las revoluciones. La emergencia de sujetos políticos difícilmente identificables con la clase obrera (el movimiento de descolonización y el movimiento feminista, entre otros) sacudió el concepto de sujeto revolucionario inherente al marxismo europeo, pero las razones de su rápido colapso en los años setenta deben buscarse antes que nada en las guerras totales. La Gran Guerra fue la ocasión de la toma de poder por parte de los bolcheviques, pero también el origen de un cambio radical en el funcionamiento del capitalismo que se prolongó durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, transformación que el marxismo, a diferencia de los capitalistas, fue incapaz de captar.

Las dos guerras totales afectan profundamente la categoría marxiana de “producción”, fundamento de la ruptura revolucionaria desde el momento que engendra al sujeto capaz de realizarla. La producción que se deriva de las guerras totales se diferencia radicalmente del modo en que Marx la había definido y, junto con ella, los sujetos “revolucionarios”. La producción se vuelve una parte de la circulación

El capital odia a todo el mundo

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