Читать книгу Geopolítica, soberanía y "orden internacional" en la "nueva normalidad" - Miguel Ángel Barrios - Страница 4

Prólogo

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Mónica Bruckmann

Socióloga y cientista política, profesora de la Universidad Federal de Río de Janeiro (Brasil) y coordinadora del Grupo de Trabajo de Clacso sobre Geopolítica, Integración Regional y Sistema Mundial

Pocas veces en la historia reciente de la humanidad el mundo enfrentó una crisis tan profunda y multidimensional como la que vivimos desde fines de 2019, cuando el SARS-CoV-2 surge en Wuhan y en pocos meses se arrastra por todo el planeta, amenazando la salud pública, paralizando las ciudades, las economías y el comercio mundial. Se trata de la primera pandemia del siglo XXI, que está poniendo a prueba las formas de organizar la sociedad, las formas de producir, las visiones de mundo y la propia civilización humana. Ciertamente, los proyectos políticos y geopolíticos en disputa, que ya marcaban una nueva dinámica del sistema mundial desde inicios de este siglo, encuentran en la crisis del 2020 un nuevo espacio de profundización y de tensiones a niveles regionales y global.

Todos los análisis prospectivos parecen indicar que esta será la crisis económica más grave desde la Segunda Guerra Mundial y la tercera crisis más profunda en los últimos 150 años, desde 1870, solo superada por la crisis de 1929-1931 y 1945-1946. Sin embargo, una característica interesante es el impacto diferenciado que tendrá en los países desarrollados y en los emergentes, o entre los países occidentales y los asiáticos.

Las proyecciones del Banco Mundial1 o del FMI muestran que la caída del PBI mundial será superior a 5%, afectando más fuertemente las economías avanzadas cuya retracción del PBI será de alrededor del 7% (la zona europea -9,1%, Estados Unidos -6,1% y Japón -6,1%), mientras que las economías emergentes de Asia proyectan una caída de apenas 0,5% (China crece 1%, Indonesia 0%, Tailandia -5%). Es decir, mientras que las economías desarrolladas de Occidente tendrán que enfrentar una retracción económica sin precedentes en las últimas décadas, la economía china proyecta un crecimiento de 1% en 2020 y de 6,9% en 2021. El motor de la recuperación de la economía mundial será Asia y particularmente China e India, que se aproximarán a los niveles históricos de crecimiento, superiores al 7%.

Ciertamente, esta dinámica no surge con la crisis de la Covid-19, pero se profundiza y se acelera a partir de ella. Ya desde 2014 China pasa a ser la mayor economía del mundo, según el ranking de las mayores economías medidas por el PBI en dólar ajustado al poder de compra local, desplazando a Estados Unidos a un segundo lugar. De las diez mayores economías a partir del mismo año, cinco son países de los BRICS e Indonesia. Se trata de un proceso de desplazamiento del dinamismo económico desde Occidente hacia Oriente y desde las economías avanzadas del norte hacia las emergentes del sur. Evidentemente estos cambios no son apenas económicos sino que van acompañados de un conjunto de otras dimensiones que fortalecen el lugar de Asia, y particularmente China, en el sistema mundial. Cambios que se expresan también en la creación de capacidades locales para la producción científica y tecnológica, en la creciente participación en el valor agregado a nivel mundial, en la disputa por la gran ciencia y las tecnologías de punta y en la reelaboración simbólica e ideológica que reivindica una nueva centralidad de oriente e imprime una nueva dinámica a las relaciones sur-sur. El espíritu de colaboración y soberanía que emerge en la reunión de Bandung de 1955 y que consagró los diez principios de coexistencia pacífica que dieron origen al movimiento de países no alineados, reemerge en el siglo XXI con un potencial inédito de impactar el orden mundial desde la perspectiva de los países del sur y de las economías emergentes. Este potencial podrá consolidar un sistema multipolar que redefina las relaciones sur-sur y norte-sur, o reeditar viejas formas de dominación con nuevos centros hegemónicos.

¿Qué significa este protagonismo de China en la recuperación de la economía mundial pos Covid-19? ¿Cómo esto afecta la dinámica del sistema mundial y la configuración de nuevos bloques geopolíticos? ¿Cómo se redefinirá el amplio espectro de intereses entre China, Estados Unidos y las potencias intermediarias? ¿Qué desafíos tiene América Latina en este contexto? Estas son preguntas claves que el libro que el lector tiene en sus manos provoca. Más que un análisis acabado, esta obra plantea un conjunto de preocupaciones y desafíos teóricos, metodológicos, así como la necesidad de construir un enfoque para comprender de manera más apropiada la complejidad del mundo contemporáneo, el papel del Estado en la formulación, gestión y conducción de las estrategias, de los proyectos políticos que las determinan y de las tácticas concretas que marcan las disputas pero también los alineamientos geopolíticos y el orden internacional que de estos emerge.

La geopolítica, más que una disciplina, representa un campo de problematización cada vez más marcado por la interdisciplinariedad y por las ciencias de la complejidad que fueron capaces de superar la visión lineal y simplificada del positivismo metodológico. Al mismo tiempo, podemos observar un proceso hacia la apropiación ciudadana de un campo de conocimiento que surge principalmente en el ámbito militar, que pensaba las cuestiones estratégicas desde la tríada clásico Estado-nación-territorio, y que hoy en día encuentra en la academia un espacio de desarrollo de gran densidad teórica y analítica. América Latina, particularmente, contribuyó de manera muy importante a la construcción de lo que algunos estudiosos han llamado la geopolítica crítica, a partir de aportes desde la geografía, la economía política y los enfoques teóricos que buscaron comprender la inserción de la región en el sistema mundial, la dependencia como fenómeno endógeno/exógeno y el subdesarrollo.

Una obra adquiere relevancia particular porque profundiza un tema específico o porque consigue un análisis amplio asistemático de una problemática. El segundo aspecto es el caso de este libro que analiza de forma cuidadosa la coyuntura mundial impactada por la crisis sanitaria de la Covid-19 y los cambios que se vienen desarrollando en el contexto de lo que podríamos llamar una transición hegemónica del sistema mundial. Se trata de un estudio que abraza dos objetivos centrales: comprender la crisis actual y el orden mundial desde una perspectiva histórica y, al mismo tiempo, desarrollar una visión prospectiva de los escenarios futuros posibles y probables, y nos interpela sobre los desafíos para América Latina, para la Argentina (no por casualidad) y para la integración regional soberana, “activa y altiva”.2

Finalmente, y no menos importante, el lector podrá encontrar en este libro una proficua revisión bibliográfica de las diferentes corrientes del pensamiento geopolítico, así como una revisión conceptual y una sistematización teórica de los enfoques estratégicos, por lo que se constituye en un valioso instrumento de estudio e investigación. ¡En hora buena!

Río de Janeiro, 4 de agosto de 2020

1. Hemos utilizado las proyecciones del Banco Mundial: Global Economic Prospect, junio de 2020.

2. Expresión que acuñó el excanciller de Brasil Celos Amorim para referirse a la política externa brasileña durante los gobiernos del Partido dos Trabalhadores (PT).

Geopolítica, soberanía y

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