Читать книгу La construcción del Yo corporal - Miguel Sassano - Страница 17

Con el cuerpo a cuestas

Оглавление

La historia del cuerpo es un rompecabezas todavía en construcción. Un puzzle cuyas piezas principales pertenecen a ámbitos tan dispares como las bellas artes, la moda, la medicina, la antropología, etc. Un puzzle básicamente realizado con figuras y formas de mujeres, a pesar de que las mujeres han tenido escasa presencia en la historia hasta época reciente (Santos Puerta, 2002).

Nos gusta utilizar para esta temática los textos de B. Vázquez (1989) que siempre nos han sido muy útiles para explicar esta parte de la concepción de cuerpo en la historia.

La sociedad griega arcaica ponía el fin de la educación en la “areté”, que era la síntesis del valor físico y la disciplina militar. Los valores físicos resultaban indi­sociables de los morales y los individuales de los sociales. Corresponde este proceder a una cultura en la que no se plantea la separación entre cuerpo y alma y sus relacio­nes, como ocurrirá después.

En Esparta, una sociedad amenazada y orientada a la guerra, se acentuará el carácter militar de los ejercicios físicos. Desde muy temprano se inculcará a los ciudadanos la necesidad de fortalecerse y prepararse físicamente, incluso con prácticas violentas y has­ta sangrientas, como la flagelación de los niños ante el altar de Artemisa. El cuerpo humano recibía su valoración principal por cuanto era capaz de luchar y defender la patria.

Aparece entonces en Esparta la gimnasia militar, como conjunto de ejercicios sistemáticos destinados a capacitar para la guerra. Naturalmente, a estos ejercicios militares se les rodeaba de valores morales, como la resistencia personal, la disciplina, el amor a la pa­tria, etc.

Bien diferentes a estos ejercicio y a su concepción y valoración, serían aquellos que se practicarían en los Juegos Olímpicos, iniciados hacia el año 776; consistentes al comienzo en una simple carrera, pronto se les añadirían otros ejercicios, como el pentatlón, la lucha, el boxeo, etc., y sobre todo reflejarían un significado nuevo, como era el gusto por el juego y la competencia, la satisfacción personal por el triunfo próximas a las que podemos encontrar en el deporte actual.

Pero aún puede señalarse en este tiempo un tercer tipo de trabajo corporal, procedente éste de las doctrinas hipocráticas: la gimnasia médica utilizada por Hipócrates como medicina preventiva, a la que acompaña de un régimen alimenticio. No es difícil ver aquí prácticas predecesoras de las que utilizan hoy los naturistas.

En el contexto cultural de Atenas es donde se inicia una nueva valoración del cuer­po como elemento y valor estético. Los ejercicios serán un medio de alcanzar el equi­librio y la armonía en el desarrollo del hombre y no ya la fortaleza con fines militares.

“Con el advenimiento de la democracia y las virtudes cívicas que le eran propias, el per­feccionamiento personal se convierte en el fin supremo de los atenienses; la ‘escuela’ se extiende y tres tipos de maestros se ocupan de la educación de los niños: el gramá­tico, el citarista y el profesor de gimnasia.

Las prácticas físicas buscaban el ideal supremo de los atenienses, la ‘kalokagatía’, síntesis de lo bello (kalos) y lo bueno (agatos). Existía un verdadero culto a la belleza física unida a las virtudes intelectuales y morales; el modelo formativo dominante su­ponía que la elegancia del cuerpo garantizaba la armonía interior y viceversa, de ahí que en la primera época el ideal educativo lo constituía el buen gimnasta, el buen atleta, y buena parte de la educación se realizaba a través del deporte. ‘No cesar de esculpir tu propia estatua’, como decía Platón” (Vázquez, 1989).

La construcción del Yo corporal

Подняться наверх