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6. Apreciar6

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Quizá te sorprenda el énfasis al utilizar la palabra «apreciativo». Vamos a ver qué valor aporta el aprecio. Empecemos por tu propia experiencia.

Recuerda un momento en que te apreciaron; un momento que sentiste que los demás te valoraban. Quizá te reconocían por lo que hacías, por lo que eras o por lo que compartías. Lo puedes recordar ahora y, cuando emerja ese recuerdo, reflexiona sobre:

¿Cómo te sentiste?

¿Qué ocurrió?

¿Qué efecto tuvo en ti?

Deja por un rato de leer estas páginas y recuerda ese momento. Si te vienen varios a la mente, recuerda uno en particular. Escríbelo.

Recuerda qué sentiste cuando te apreciaron. ¿En qué te ayudó?

Buscamos ser vistos y ser reconocidos. Somos a través de la mirada del otro. Nos influye la opinión y el cómo nos ven. Cuando apreciamos al otro, lo vemos, lo reconocemos y lo valoramos.

Apreciar es:

 Valorar.

 El acto de reconocer lo mejor en las personas y en el mundo que nos rodea.

 Afirmar las fortalezas del pasado y el presente, los éxitos y el potencial.

 Percibir las cosas que dan vida salud, vitalidad y excelencia a los sistemas vivos.

 Incrementar el valor de algo.

 Dar la bienvenida y acoger, estimar, preciar, honrar, respetar, reconocer, incrementar el valor, agradecer, afirmar.

Cuando apreciamos, avanzamos: nuestra mente se abre a recibir, a reconocer nuevos datos y aprender. Apreciando sentimos asombro y curiosidad. Cuando apreciamos, descubrimos lo mejor de «lo que es» y nos abrimos a ver «lo que podría ser». Apreciar con esfuerzo apasionado y absorbente, en el cual invertimos energía emocional y cognitiva, nos ayuda a generar una imagen positiva del futuro que deseamos. Apreciando emergen nuevos valores.

La capacidad de apreciar surge de un estado mental y de una actitud que se manifiestan a través de la habilidad de percibir lo valioso y significativo de uno mismo, del otro y del mundo. Una actitud apreciativa incrementa la capacidad generativa y de influir en las personas, y con ello se multiplica su habilidad para generar cambios liberadores. Desarrollar habilidades apreciativas nos ayuda a crear e incrementar nuestra felicidad y bienestar. «La felicidad es un estado mental, una manera de percibirnos y de concebirnos a nosotros mismos y al mundo que nos rodea», afirma Sonja Lyubomirsky.7

Cuando nos apreciamos a nosotros mismos, fortalecemos nuestra autoestima. Al descubrir y valorar lo mejor de lo que tenemos nos proveemos de recursos para afrontar la vida. Cuando este descubrimiento es sincero, sentimos una conexión emocional con nuestras fortalezas y capacidades. Se despiertan en nosotros emociones positivas, como el respeto por uno mismo, la alegría, la esperanza y la inspiración, entre otras. Con estas emociones positivas nos abrimos al aprendizaje. Las emociones positivas nos abren, las negativas nos cierran. Gracias a la autoconfianza nos atrevemos a asumir riesgos. Cuando apreciamos que lo que hacemos es importante y puede crear una diferencia en nuestras vidas y en el mundo, nos sentimos fortalecidos y lo hacemos mejor.

Cuando apreciar al otro se convierte en un hábito y en una actitud vital, incrementamos la calidad de nuestras relaciones y contribuimos a que se manifieste lo mejor de las personas. Algunas disciplinas basan sus resultados en apreciar a los otros y en generar expectativas para el logro de resultados sorprendentes. Por ejemplo, algunas metodologías han elaborado teorías apoyadas en lo que se conoce como efecto Pigmalión para denominar las acciones que emprendemos a partir de las expectativas que otros tienen de nosotros. Somos sensibles a lo que nuestros seres más significativos esperan de nosotros. Las expectativas de los demás pueden cambiar nuestros niveles de desempeño, e influir en el concepto profundo que tenemos de nosotros mismos.

Practicar la mirada apreciativa con otros es centrarnos en los talentos, fortalezas y valores de la persona, y ver lo mejor que hay en ella. No es colocarle al otro lo que nos gustaría que tuviese, es practicar la inteligencia apreciativa. Es ver el roble en la bellota, como expliqué en la introducción.

Aumentar nuestras capacidades apreciativas nos permite crear imágenes positivas de futuro. Las emociones que nos despierta nuestra interpretación personal de las imágenes nos llevan a crear un futuro optimista o pesimista en nuestra mente. «Las emociones positivas surgen del modo en que interpretamos los acontecimientos y las ideas a medida que se desarrollan, depende de si nos concedemos un momento para encontrar lo bueno y, una vez encontrado, lo dejamos fluir», afirma Bárbara Fredrickson (2011). Si nos tomamos el tiempo necesario y tenemos el propósito de mantener una actitud de apreciar, las emociones positivas florecerán y nos abrirán camino para vivir nuestro pleno potencial.

Florecer juntos

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