Читать книгу Entre barricadas - Máximo Hernán Mena - Страница 17

2. Relato que construye un efecto de realidad

Оглавление

En sintonía con muchas conceptualizaciones posteriores, Roland Barthes (1967, 1970, 1987, 1991) señaló que la novela y la historia establecieron vínculos muy fuertes a lo largo del siglo XIX, el más importante en el desarrollo de ambas. Pero, al igual que la historia, y de acuerdo con lo expuesto por Michel de Certeau, la novela también establece una relación estrecha con la muerte: “La literatura es como el fósforo: brilla más en el instante en que intenta morir” (Barthes, 1967: 30). Si “la novela es una muerte”, también se convierte en un espacio para reformular las temporalidades, reconstruir y reapropiarse de las duraciones. En su artículo “El discurso de la historia”, Barthes propone un interrogante decisivo al preguntarse si existe algo que permita diferenciar la narración de los acontecimientos de la narración imaginaria. Para reflexionar sobre esta cuestión propone los conceptos de shifters o embragues de escucha y los de organización, presentes en la enunciación, y que permiten analizar funcionamientos y desplazamientos en la narración. Señala que estos “embragues” pueden identificarse en las novelas, lo cual los hace pertinentes para esta investigación. El “embrague” de escucha se hace presente a partir de la mención de fuentes, testimonios u otras textualidades que se manifiestan como una voz ajena oída por el historiador, reconocida como tal y reconstruida en la escritura. Por su lado, el “embrague” de organización remite a los “signos declarados” por los que el historiador organiza el discurso, lo retoma y lo reformula (Barthes, 1987: 164-165). Con respecto a los tiempos del relato, los “embragues” de organización tienen una función fundamental ya que expresan el “roce de dos tiempos”, del tiempo de la enunciación y de lo que se cuenta. A partir de este “roce”, se producen, según Barthes, tres fenómenos que pueden ser descriptos como aceleración o ralentización de la historia, profundización del tiempo histórico a través de la construcción “lineal” del discurso y destrucción del “tiempo crónico de la historia”. De este modo, los “embragues” organizadores intervienen como marcas de la enunciación en el enunciado histórico y consiguen “«complicar» el tiempo crónico de la historia enfrentándolo con otro tiempo que es del propio discurso […] la presencia en la narración histórica, de signos explícitos de enunciación tendría como objeto la «descronologización» del «hilo» histórico y la restitución, aunque no fuera más que a título de reminiscencia o de nostalgia, de un tiempo complejo, paramétrico, nada lineal, cuyo espacio profundo recordaría el tiempo mítico de las antiguas cosmogonías […] los shifters de organización, en efecto, atestiguan […] la función predictiva del historiador: en la medida en que él sabe lo que no se ha contado todavía, el historiador […] tiene la necesidad de acompañar el desgranarse crónico de los acontecimientos con referencias al tiempo propio de su palabra” (Barthes, 1987: 166-167).

Al respecto, Barthes destaca que en el discurso histórico los hechos solo tienen existencia lingüística, y lo que importa en definitiva es generar un “efecto de realidad”, objetivo presente también en otro tipo de géneros como la novela realista y la literatura documental. Por lo tanto, el discurso histórico no asume la realidad como significado y extrae su “verdad” del cuidado en la narración y sus expansiones. Barthes (1970: 95) señala que en el marco de los análisis estructurales del relato se reconocía la existencia de detalles “superfluos” o “rellenos” que no cumplían una función estructural pero sí indirecta, al permitir la reconstrucción de un carácter o atmósfera en el relato. Estos “detalles inútiles” no parecen importantes para la institución de un primer sentido de la lectura; sin embargo, terminan siendo fundamentales para constituir el flujo de lo verosímil en un relato y (a través de lo que Barthes identifica como una “función estética”) suspender el “vértigo de la notación” o de una significación esperada: “¿cuál es en definitiva –si se nos permite la expresión– la significación de esta insignificancia?” (95-97). Estas notaciones, estos detalles inútiles, recubren los intersticios del relato y con ello terminan por construir un relato completamente diferente.

Entre barricadas

Подняться наверх