Читать книгу Detrás de escena - Naomi Striemer - Страница 7
El deseo de mi corazón
ОглавлениеLuego de estrechar la mano de Dave, mi madre y yo salimos del edificio en Madison Avenue, y di mis primeros pasos en una nueva vida que se estaba desplegando ante mí. Era una tarde fresca de febrero; el sol ya se había puesto, pero yo no sentía frío bajo la emoción y el abrigo de piel beige, que mi mamá y yo habíamos comprado en una tienda de segunda mano la semana anterior.
–Si quieres ser una estrella –me había dicho–, tienes que vestirte como tal.
Y así fue que mi mamá y mi papá sacrificaron sus deseos para nutrir mis sueños de todas las maneras posibles. Mi mamá se había convertido en mi estilista, peluquera y asistente; y con mi papá compartían la posición de consejeros espirituales, mentores y mejores amigos.
Mis padres habían decidido hacía mucho tiempo que podían sentarse en su casa, una granja en el medio de la nada, y envejecer; o podían invertir su tiempo y dinero en mi futuro. Y así fue que se dieron a sí mismos vez tras vez, nutriéndome física, mental y espiritualmente de la mejor manera que podían.
Sé que les debo mucho a las raíces espirituales firmemente arraigadas de mi padre, y a la mente creativa, gozosa e inquisitiva de mi madre. Las ideas y las preguntas que me presentaban cada día me posibilitaron un equilibrio entre ambos. Yo era hija de padres misioneros que habían decidido que ella buscaría una carrera y un estilo de vida en la música pop; una elección de carrera contra la cual la mayoría de los padres cristianos advierten a sus hijos; un lugar lleno de “pecado, drogas y rock&roll”.
Si bien quería cantar música comercial, también sentía el fuerte deseo de servir a Dios y compartir su Palabra. Yo era así, y ese era mi plan. En lo profundo de mi corazón, creía que Dios y mis padres apreciarían mi plan, aunque había explicado, más que preguntado o escuchado, sus detalles.
¿Por qué música comercial? Esta era una pregunta que me habían planteado, y que parecía que había estado respondiendo por años.
Lo primero que venía a mi mente era Céline Dion. Su voz, esa voz magnífica, controlada y poderosa, fue lo que me atrajo, como hipnotizada, a la industria. Pero, eso era solo la punta de un iceberg gigante que respondía la pregunta. Pensé que tenía mi futuro planificado y que, por el momento, Dios estaba dejando que me dirigiera en la dirección que yo quería.