Читать книгу Congreso Internacional Comunicación, ciudad y espacio público - Ángeles Margarita Maqueira Yamasaki - Страница 18
1.1.1 Su organización en damero
Оглавлениеse trata de una exacta figura regular con un perímetro cuadrado. Es decir, que cuadrícula supone solo el sistema modular en base a cuadrados y admite el perímetro rectangular como de hecho sucedió en las trazas de muchas fundaciones, de las cuales la más ilustre es, sin duda, la de Lima.
Nicolini, 2005, p. 29
Su ordenación representaba en su centralidad la estructura social de la época, disponiendo desde el centro a la periferia la jerarquización de los solares, manifestando de forma física los mismos valores socioculturales, en mayor o menor medida, como una estructura rígida, independientemente de los cambios topográficos a lo largo de Latinoamérica, convirtiendo a la ciudad en un sistema repetible y homogéneo de valoración social aplicado al territorio, estructura que hoy podemos reconocer en cualquier ciudad establecida durante la conquista. Este sistema de organización social sobre el territorio promovió —entre otras cosas— la centralidad, de la que muchas ciudades latinoamericanas han pretendido salir en las últimas décadas, incluso en el auge suburbano de los años noventa, en donde todas las infraestructuras desarrolladas confluyen —en mayor o menor medida— a estos centros urbanos. Jorge E. Hardoy (1975) define los elementos de la ciudad fundacional latinoamericana, cuya estructura se componía de “a) un trazado en damero, cuadrada o rectangular y que, con el tiempo, adquiere una forma trapezoidal; b) la plaza, generalmente en el centro, estaba formada por una manzana sin edificar; c) alrededor de la plaza se designaba el cabildo, la iglesia y la gobernación, y distintos puntos, terrenos para las órdenes religiosasˮ (p. 41).
Figura 2. Esquema manuscrito de la ciudad de Caracas que define la estructura de la ciudad organizada a partir del damero
Fuente: De Pimentel (1578). Plano de Caracas
Este conjunto de ciudades (en los virreinatos del Río de la Plata, del Alto Perú y de Nueva Granada) se convierte en un medio3 para representar, en simultáneo, un mandato sociocultural y una distribución urbana sobre el territorio:
ya que sobre ambos se aplican los principios cristianos de orden y virtud. Por lo mismo, en primer lugar, aun cuando los indios tuviesen sus “ciudadesˮ y sus formas de organización, era necesario “urbanizarlosˮ, de manera que las jerarquías sociales fuesen, desde un primer momento, aprehendidas; en segundo lugar, era necesario insertarlos en una red vertical de ciudades, pues se presume que entre ciudades deberán existir diferencias y jerarquías, al modo como entre los hombres se dan justas diferencias de virtud y riqueza. (Landaeta Mardones y Espinoza Lolas, 2015, p. 2)
La ciudad en Latinoamérica se construye como una herramienta de dominación de la emulando lo que lo fue la ciudad romana, renovando la concepción clásica que veía en la ciudad el elemento donde debían confluir un adecuado orden social con su respectiva realización territorial: “La medida del éxito de la colonización española fueron sus ciudadesˮ (Lucena Giraldo, 2008, p. 20).
Con este sistema de institución local y administrativa de la Corona de España, implantado en el tiempo, estas ciudades conformaron una verdadera red política, establecida sobre el territorio, y así comenzaron a funcionar como un sistema de ciudades4, en el cual empieza a ser fundamental la vinculación interna, debido a que no solo por mar, sino por caminos de tierra, el sistema de dominación se extendía al territorio, extrayendo recursos para enviarlos a la madre patria5. Estas rutas comenzaron a conectar, tanto a estos centros urbanos, vinculando así los distintos virreinatos (el del Río de la Plata con el del Alto Perú, por ejemplo), como a las áreas estratégicas dentro de cada uno. Este proceso subrayaba la centralización, vigente hasta hoy día, de las ciudades cabecera del virreinato, instaurando una matriz económica al territorio de absoluto carácter colonialista. “No existen planos de las ciudades y fortalezas construidas antes de la década de 1520, pero el análisis de las instrucciones, capitulaciones, reales cédulas y otras formas empleadas por la Corona para comunicar directivas no parece ofrecer dudas sobre el gradual proceso de perfeccionamiento en el trazado de las ciudades coloniales hasta alcanzar el modelo clásico”ˮ (Hardoy, 1975, p. 43).
Figura 3. Estructura urbana de las ciudades de Quito, Lima, Santiago, São Paulo, Montevideo y Buenos Aires
Fuente: Borthagaray y Massin, 2010
A medida que avanzan los diversos procesos sociopolíticos en el continente, se van montando esta red de ciudades. En tal sentido es fundamental destacar uno de los sucesos más relevantes ocurrido en el período de revoluciones independentistas y que abre, sin lugar a duda, una nueva lógica del territorio.
El cruce de los Andes comenzó a principios de 1817 y en pocos años, logró la liberación de Chile y preparó el ascenso hacia el Perú, a pesar de la oposición del Directorio porteño. En julio de 1821, San Martín ocupó Lima y declaró la independencia del Perú, formando un protectorado a cuyo frente fue elegido. Abolió la esclavitud y los servicios personales, entre otras medidas. Para poner fin a la resistencia realista, intentó sumar esfuerzos con Simón Bolívar, con quien tuvo la famosa entrevista de Guayaquil, en julio de 1822. Pero las diferencias políticas y militares hicieron que se retirara y dejara todo en manos del líder venezolano. Pronto renunció al protectorado del Perú y se retiró de la política. (Pigna, 2014, p. 274)
Más allá de la gesta histórica, el cruce de los Andes pone de manifiesto una situación que resulta fundante para esta investigación, y es la valoración del soporte topográfico para gestar una estrategia militar, ya que el soporte topográfico no servía de salvaguarda de los asentamientos urbanos y tampoco existían caminos alternos que conectaban ciudades, se reabre la noción de territorio.