Читать книгу Un rayito de luz para cada día - Ninayette Galleguillos Triviño - Страница 24
Оглавление17 de enero
¡Comunicados!
“E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás” (Salmo 50:15).
¿Sabías que fue en realidad un italiano llamado Antonio Meucci, y no Alexander Graham Bell, quien inventó el teléfono? El primero nunca pudo patentarlo. Entonces, el escocés lo patentó en 1876. Sin embargo, al poco tiempo los derechos de autoría fueron anulados por fraude.
¡Qué útiles son los teléfonos! No hace tanto, te hablo de hace solo cincuenta años, eran muy pocas las familias que tenían uno. Hoy, casi cada miembro de la familia posee el suyo.
¡Qué maravilloso poder hablar con alguien que está al otro lado del mundo! Hasta el año pasado mis nietas estaban al otro lado del mundo. Había once horas de diferencia. Ellas terminaban el día cuando yo lo comenzaba. Pero cuando hablábamos, ¡las sentía tan cerca! Me contaban sus aventuras, de su tortuga Manuelita, de sus campamentos y clases. ¡Tan dulces sonaban sus voces en mis oídos!
Ahora con un teléfono hasta se puede ver al interlocutor. Esta es una aplicación que no tiene el teléfono divino, jamás podremos tenerla, pues Dios le dijo a Moisés: “No me verá ojo y vivirá” (Éxo. 33:20).
Sin embargo, el teléfono divino tiene otras aplicaciones que no tenemos ni en los teléfonos más sofisticados. Algunas son:
Nunca se pierde la señal. Puedes estar en el lugar más apartado, pero Dios te escuchará si oras.
No te quedas nunca sin batería, pues por el Espíritu Santo siempre podemos acudir al Padre en el nombre de Jesús, y nuestro Padre nos oye.
Nadie puede robarte este teléfono ni de la mochila ni del bolsillo.
No hay peligro de que los intrusos entren a tu línea, pues es privada. Hay cosas que solo puedes y quieres contarle a tu Padre tierno, Dios. Cosas que te asustan, avergüenzan y quieres que él perdone.
Ni siquiera necesitas marcar número o seleccionar nombre, solo debes invocarlo. Salmo 50:15 dice: “E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás”.
Y recuerda, dijo el apóstol Pablo que podemos acercarnos al trono de la gracia para obtener el oportuno socorro. Cualquiera sea la ayuda que necesites, Dios está a la distancia de una oración. Úsala. Mirta