Читать книгу Un rayito de luz para cada día - Ninayette Galleguillos Triviño - Страница 31
Оглавление24 de enero
Antes que clamen
“Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído” (Isaías 65:24).
Ayer salimos con mis hijitas y los miembros de nuestra iglesia en el Perú a repartir el libro misionero del año. Saldríamos en autobuses, y no habría que caminar mucho, así que les dije:
–No voy a llevar agua, tomen bastante ahora.
Si bien ellas obedecieron y tomaron agua, el autobús estaba bien caluroso y, cuando llegamos al lugar polvoriento, sentimos mucha sed. Varios hermanos de iglesia habían llevado agua, y pensamos en pedirles, pero nos dio vergüenza. Después de todo, había sido nuestra decisión no cargar el peso del agua, y teníamos que atenernos a las consecuencias de nuestras elecciones.
Fuimos repartiendo los libros, invitando a las personas a leerlos y a ver cómo Dios puede actuar en sus vidas. En un momento entramos a un negocio de comestibles. Emily y Melissa le explicaron a la dueña de qué trataba el libro, y ella quedó encantada con el trabajo misionero. Entonces, tomó algo de los estantes y les regaló a las misioneritas. ¿Qué crees que era? No eran ni caramelos, ni bombones, que suelen ser cosas pequeñas que la gente regala a los niños. ¡Eran dos botellas de agua! Una para cada una.
Nos llenó de emoción ver el tierno amor de Dios para con nosotras. Ni siquiera habíamos orado pidiendo agua. Pero el Señor ya sabía que dos de sus pequeñas hijas tenían sed y suplió su necesidad.
Nuestro versículo de hoy habla exactamente de eso: de cómo Dios sabe qué necesitamos antes aún de que lo pidamos en oración. Antes de que le cuentes tus problemas, tu Amigo ya está pensando en cómo ayudarte.
Entonces, ¿para qué pedir, si Dios ya conoce todo? Recuerda lo que escribe la hermana Elena de White en su libro El camino a Cristo, página 79: “La oración no baja a Dios hasta nosotros, sino que nos eleva hasta él”. No es que el Señor necesita que hagamos nuestra “lista de compras”, como esas que hace mamá o papá antes de ir al supermercado o la feria. Dios ya lo sabe.
Pero algunas veces, cuando ni se te ocurre pedirle algo, como nos pasó a nosotras que ni pensamos en pedir agua, Dios te sorprenderá con tiernos regalos que demuestran su amor por ti. Y demuestran, también, que él te cuida y que, antes siquiera que tú hayas pensado en clamar por algo, él ya lo sabe. ¡Confía en él! Cinthya