Читать книгу Un rayito de luz para cada día - Ninayette Galleguillos Triviño - Страница 53
Оглавление15 de febrero
Androcles y el león
“Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7).
¿Qué recibes cuando das bondad? Más bondad. Es una ley. Los bondadosos reciben como respuesta más bondad.
Un antiguo historiador llamado Apiano describió en su libro Maravillas de Egipto un incidente que él mismo presenció en la ciudad de Roma, en los días de Julio César. Ocurrió en el inmenso Coliseo romano, donde las multitudes se divertían con crueles batallas entre fieras y humanos. Un día fue traído desde el norte de África un esclavo condenado a muerte. El show consistiría en ver la lucha entre el esclavo y un hambriento león.
El esclavo esperaba temblando su fatal desenlace. Finalmente, se liberó al león para así iniciar el espectáculo. Grande fue la sorpresa de todos cuando el león, lejos de atacar al pobre esclavo, se detuvo, como observándolo, y luego mansamente se acercó y comenzó a lamerle las manos y los pies.
Julio César, maravillado por la escena, mandó a llamar al esclavo. Se le preguntó su nombre y la razón del comportamiento del león. Él contestó que se llamaba Androcles y contó que luego de haber huido de su cruel amo, se escondió en una cueva del desierto. Cierto día, entró allí cojeando un león. Por sus gemidos y la sangre que le corría por la pata, se notaba que le dolía mucho. El león extendió su pata, y Androcles pudo ver que tenía clavada una enorme espina. Con cautela, le sacó la espina y, luego de eso, el león durmió tranquilamente. Androcles vagó por el desierto hasta que su amo lo recapturó y lo llevó a Roma para ser devorado por leones. Y ahora, varios meses más tarde, se había producido este sorprendente e inesperado reencuentro con el león.
¡Qué maravilloso! El león sencillamente trató a Androcles con la misma bondad con que él lo había tratado meses atrás. Sin saberlo, Androcles experimentó las palabras del versículo de hoy.
Recuerda siempre ser bondadoso con tus padres, tus hermanos, tus amigos y hasta con tus mascotas. Y más todavía: trata con bondad a los que te tratan mal, y observa su respuesta. Aunque tarden en reaccionar, finalmente caerán rendidos ante la bondad. Te aseguro que, como le ocurrió a Androcles, ¡ser bondadoso te traerá gratas sorpresas! Gabriela