Читать книгу Un rayito de luz para cada día - Ninayette Galleguillos Triviño - Страница 63
Оглавление25 de febrero
¡Inmóvil!
“Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo” (Gálatas 6:2, NVI).
Me encantaba jugar al “inmóvil”. Era una niña ágil y podía correr para evitar que me atraparan. Con límites de espacio claros, para que el juego no terminara en la casa del vecino, el encargado de perseguir tocaba la espalda de los que corrían a su alrededor y gritaba: “¡Inmóvil!” El que recibía el toque quedaba inmovilizado, con la esperanza de que uno de sus amigos llegara para tocarlo y así poder salir corriendo libre otra vez.
Este juego me recuerda a los amigos de un hombre que también quedó paralizado, pero no por un juego. Su enfermedad era el resultado de las malas decisiones que tomó en la vida. No podía pararse ni caminar. Estaba realmente “inmóvil”. Los médicos lo diagnosticaron paralítico incurable. Había perdido toda esperanza, y eso lo estaba llevando a la muerte.
Qué escena tan triste, ¿verdad? A este pobre hombre todo parecía haberle salido mal en la vida. En medio de su desesperación, un día escuchó de alguien que podía sanarlo. Eso le dio una pizca de esperanza, pero ¿cómo iría si estaba inmóvil sin poder mover ni un dedo del pie?
No todo estaba perdido. Este hombre tenía una de las bendiciones más grandes que una persona puede tener en la vida: amigos, que aparecieron en el momento justo. ¡No había tiempo que perder! Los cuatro amigos cargaron la camilla y salieron en busca de la única persona que podía sanar a su amigo enfermo. Al llegar encontraron tanta gente que no quedaba ni un solo espacio por donde pasar. Una y otra vez intentaron abrirse camino entre la gente, pero fue en vano. El enfermo miraba con angustia, mas el esfuerzo que hacían sus amigos lo llenaba de esperanza.
No se dieron por vencidos. Subieron al techo y, haciendo un hueco, lo bajaron lentamente hasta los pies de Jesús, quien le dijo: “Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa” (Mat. 9:6). Inmediatamente, “él se levantó, tomó su camilla y salió caminando a la vista de todos” (Mar. 2:12). ¡Sí! El paralítico inmóvil salió caminando. ¿Quién hizo la diferencia?
Nuestro versículo de hoy dice: “Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo” (Gál. 6:2). No dejes pasar ninguna oportunidad de ayudar a llevar las cargas de alguien que necesite de tu compasión y bondad. Magaly